Sin título2

ComercioExterior, vol. 52, núm. 1, México, enero de 2002


Nacionalismoentre vecinos:
Canadá en la comunidad norteamericana

John D. Wirth

Directordel North American Institute, Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos <jdwirth@stanford.edu>. Traduccióndel inglés de Sebastián Escalante Bañuelos.


El nacionalismo canadiense, económicoo cultural, ha sido rebasado por los efectos de la integración continental.El hecho de que casi 90% de las exportaciones de Canadá se dirija al mercadoestadounidense ha provocado la desaparición de los mecanismos tradicionalesde control. El tema de la dolarización continúa en el aire, lo cuales una señal de que puede haber una integración más profunda.México ha seguido la misma dinámica por medio de su políticaexportadora que ha dejado atrás su perfil proteccionista. Los estadounidensescontinúan sin darse cuenta de que ser norteamericano no es lo mismoque ser estadounidense.1 De cualquier forma,la relación entre países vecinos está cambiando rápidamente.¿Cómo pueden éstos manejar mejor su compleja relacióninterdependiente al tiempo que preservan su patriotismo y promueven lo másimportante y querido? Aunque parezca sorprendente por su débil nacionalismo,Canadá está abriendo brecha al mostrar cómo puede responderseesta cuestión.

La tesis de este ensayo es quetanto Canadá como Chile, ambos profundamente dependientes de las exportaciones(más de 40% de sus respectivos PIB), han instrumentado un mecanismo para encararlas barreras comerciales y aprovechar las oportunidades de exportación, altiempo que subsanan sus puntos vulnerables (la diaria lucha de Canadá contrael separatismo quebequense y la amarga herencia chilena de su guerra civil ideológica)y que afirman su identidad nacional. Ahora, con un discurso nacionalista ya desgastadotanto los canadienses como los chilenos se han inclinado más hacia un cosmopolitismopatriótico como una forma más apropiada de enfrentarse a las nuevasrealidades.2

El Acuerdo de Libre Comercio entreCanadá y Chile se estructuró con base en el TLCAN y es una buena opciónpara dos naciones que comparten básicamente el mismo ethos (conjuntode ideas y creencias de un grupo social). La esencia del cosmopolitismo patrióticoconsiste en acoger la globalización, pero apegándose a ciertos usosy costumbres que apoyen las creencias y la voluntad de los ciudadanos. Las señalesdel mercado son necesarias pero no suficientes. Esto significa, tanto para Chilecomo para Canadá, que el efecto de la globalización está dehecho mediado por el papel del gobierno, que en Canadá básicamentees en escala subfederal. Se debe explorar la aplicación del concepto cosmopolitismopatriótico en la emergente comunidad norteamericana, con Canadá comoel referente fundamental.

El viejo estilo del nacionalismoeconómico, a pesar de su inoperancia actual, aún tiene claras manifestacionesen Canadá. Peter Newman escribió en la revista canadiense Maclean's:"En la cúspide del milenio, nos encontramos a punto de convertirnos enuna colonia económica de los estadounidenses, aún autogobernables,pero ligados de cualquier manera al dólar yanqui". En resumen, expresa:"nos hemos convertido en ilegales en nuestra propia tierra".3 Newman, periodista e historiador reconocido, editor anteriormentedel The Toronto Star y que publica desde hace tiempo en Maclean's,fue una voz sobresaliente en la campaña de movilización nacional encontra del Acuerdo de Libre Comercio (ALC) entre Canadá y Estados Unidos.Sin embargo, aquélla falló y el nacionalismo económico se volvióobsoleto. Conceptos como "el incansable imperio americano" que Newman todavíautiliza abiertamente han quedado superados por las fuerzas en favor de la continentalización,que enlazan vertiginosamente a Canadá, México y Estados Unidos en lamisma unidad económica. A pesar de lo que Newman opina, Norteaméricano sólo representa a Estados Unidos.

La historia actual no ha sido amablecon los nacionalistas. Como lo resume Jeffrey Ayres: "Canadá es particularmentevulnerable a las restricciones que la globalización impuso a la eficacia delgobierno nacional. Ese país está dominado por su relación conEstados Unidos y por sus provincias cada vez más descentralizadas y débiles,las cuales se caracterizan por un alto grado de propiedad extranjera y que de maneracotidiana son bombardeadas por la cultura popular estadounidense. Más aun,el gobierno canadiense se ha visto maniatado por su adhesión tanto al ALCcon Estados Unidos, como al TLCAN. Estos acuerdos continentales han dejado pocasopciones al gobierno canadiense de finales del siglo XX para intervenir en la economíanacional, administrar y distribuir los recursos para el bienestar público".4 En esta cita se advierteescepticismo sobre las oportunidades de Canadá para generar bienestar en elmarco del nuevo modelo de regionalismo norteamericano, así como de la capacidaddel gobierno para regular esa prosperidad.

En su artículo Newman describegráficamente el nuevo regionalismo norteamericano; ahí aparece unafotografía que muestra el nuevo logotipo de las locomotoras y trenes del sistemaferroviario canadiense. Como se ilustra en ese número de Maclean's,el símbolo de Canadian National (CN) que por casi un siglo fue un íconode la unión de fuerzas entre este y oeste entretejiendo la confederacióncanadiense aparece sobrepuesto a la imagen de América del Norte. La CompañíaCN fue privatizada hace 10 años y ahora negocia una alianza de 6 000 millonescon la empresa estadounidense Burlington Northern Santa Fe Corporation, con lo cualse convertiría en North American Railways. Con oficinas matrices en Montrealy la dirección de algunas operaciones desde Fort Worth, North American Railwayspretende colaborar con los grupos privados que están modernizando el decrépitosistema ferroviario de México. Con la construcción de extensas interconexionesen Canadá y Estados Unidos se podría configurar un sistema continental.Si lo aprueban los organismos reguladores canadienses y estadounidenses, estaríaen proceso de construcción una nueva red ferroviaria de norte a sur.5

Ahí yace el meollo del asunto,pues el estado-nación todavía importa. Las fuerzas del mercado hanconducido al establecimiento de un mercado regional, primero con el ALC y en 1994con el TLCAN. El continentalismo en esta escala es un ejemplo sorprendente de laliberación de las fuerzas globalizadoras al final de la guerra fría.Sin embargo, como lo muestra claramente el caso de CN, alias North American Railways,esa alianza implica serios cuestionamientos sobre la competitividad de los mercados.Es el mismo tema de siempre: en atención a las demandas de los consumidores,los organismos reguladores y las legislaciones han limitado el poder monopólicodel sector ferrocarrilero por más de un siglo. La alianza CN-Burlington NorthernSanta Fe Corporation ha alentado esas preocupaciones y si finalmente se aprueba deberáadaptarse al contexto particular de las políticas públicas a fin decumplir con las necesidades de transporte en toda América del Norte, tal comoéstas vayan surgiendo. Por ahora, la respuesta a esa política se basaúnicamente en tres estados-nación, pero el tráfico crecienteentre esos países está propiciando que se considere un sistema de transportecontinental coordinado. En la actualidad 80% de los bienes que se transportan portierra se acarrean por camiones cargueros en las carreteras federales que en EstadosUnidos significan subsidios a la industria del transporte de carga. La competenciade precios, así como la necesidad de cumplir con entregas puntuales, le daventajas al transporte carretero. Sin embargo, en términos de congestionamiento,problemas ambientales y dependencia de fondos públicos, el transporte carreterono tiene ventajas sobre el ferroviario.

América del Norte tieneexcelentes oportunidades para transportar bienes por sus extensas vías férreas.Cuando se considera el transporte aéreo como se hace en los recientes sistemasmultimodales de transporte se vislumbra la existencia de un sistema de transporteintegrado en América del Norte. La respuesta regulatoria a ese proceso nose ha dejado atrás.

Con la excepción de lasexportaciones de agua, el manejo nacionalista de los recursos casi ha desaparecidoen Canadá. Como reflejo de un fuerte sentimiento sobre "el territoriocanadiense", cualquier desvío de agua a Estados Unidos o Méxicose enfrenta a la severa oposición de la opinión pública canadiense.En la actualidad, la única forma en que el agua viaja al sur del países en botellas de Clearly Canadian. Las severas consecuencias ecológicasde la desviación acuífera es otra razón para no hacerla.6 Con la reciente adquisiciónque hizo Weyerhauser de la compañía Macmillan-Blondell de productosforestales, otro ícono corporativo ha quedado bajo control estadounidense.Los métodos de cultivo forestal de esa compañía asentada enColumbia Británica han estado bajo la mira de diversos grupos ambientalistasy se considera que podrían mejorarse esos métodos tras la concreciónde la alianza.

La propiedad de las empresas yano es un asunto primordial, como lo es la necesidad de contar con nuevos tipos degobernabilidad para canalizar las fuerzas de integración con finespúblicos. En Canadá "los fanáticos nacionalistas ven laalianza [ferroviaria] como la pérdida de un apreciado símbolo nacional,así como la última oportunidad de alcanzar un Canadá independientey soberano".7 Aunque asílo sientan, esta opinión nacionalista no refleja la esencia del logotipo deCN. El proceso de regionalización está aquí para quedarse yno hay vuelta atrás. Con todo, como revela el rápido desarrollo dela matriz económico-política y social, el futuro está llenode oportunidades. Si bien los negocios tienen el control, otras fuerzas operan enfavor de asuntos relacionados con la equidad, la planeación del uso del suelo,el control local y la garantía de una competencia abierta. No es necesariooponerse al mercado para aceptar la contundencia de esas preocupaciones. La izquierdacanadiense está inmersa en un proceso de redefinición en respuestaa la globalización. Según Ayres "esto no anuncia el fin de lostradicionales movimientos sociales nacionales en Canadá, pero sí unaera de gran actividad transnacional y de protesta por los movimientos que se inscribenen el marco de una creciente integración continental de América delNorte".8 Las protestas enSeattle en contra de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en noviembrede 1999 muestran la existencia de una rápida formación de coalicionestransnacionales de izquierda. El libro más reciente de Naomi Klein, NoLogo, refleja un sentimiento anticorporativista y contra el mercado fundamentalmentenorteamericano.9 Sin embargo, la izquierdano tiene el monopolio de las preocupaciones en torno a la globalización. Lanecesidad de estructurar todos estos efectos que surgen de una comunidad emergenteen América del Norte con nuevas formas de gobernabilidad constituye una nuevaagenda.

De manera similar, el nacionalismocultural que surgió en las décadas de los sesenta y los setenta hasido superado por internet y por las preferencias actuales de los canadienses, comolo revelan numerosas encuestas. El nacionalismo cultural, encabezado por los intelectualesde Toronto, fue promovido de modo notable por los escritos de Margaret Atwood, enespecial en su original ensayo Survival.10 Sin embargo, esas perspectivas nunca tuvieron repercusionesserias en el cuerpo político. La proximidad geográfica, asícomo la similitud de preferencias culturales respecto a los estadounidenses, no fueronpropicias para el punto de vista nacionalista. Últimamente, el flujo de informaciónpor la red ha consumido aún más ese sentimiento. La única baseimportante de nacionalismo cultural se encuentra en el Quebec de habla francesa,la cual se ha minado por los cambios demográficos, dada la baja tasa de natalidaden la población francófona y la elevada inmigración.

Cuando se habla de la relacióncon Estados Unidos, existe, comprensiblemente, una profunda ansiedad de los canadiensespor ser dominados por los estadounidenses. Ésta es quizá una simplepercepción más que un reflejo de la realidad; sin embargo la sensaciónpersiste.11 Hace una generaciónJohn Holmes en su ingenioso y perceptivo escrito Life with Uncle sugeríaa los canadienses ser cautelosos en la formación de vínculos institucionalescon los estadounidenses. La probabilidad de que se dieran asociaciones tendenciosasera demasiado alta según su percepción.12 Con la puesta en marcha del ALC y el TLCAN esos vínculosson una realidad y se están fortaleciendo. La reciente experiencia de algunasrelaciones transfronterizas revela que es posible lograr una alianza fructífera.Por ejemplo, en el marco de las discusiones sobre la administración del nuevocorredor comercial de la Cascadia, situado entre Vancouver y Seattle, los estadounidensessupusieron que podrían controlar las reuniones y sus mecanismos. Pronto comprendieronlo contrario y se logró un proceso de planeación en condiciones deigualdad.13 La cooperacióntransfronteriza funciona con base en la igualdad, y los canadienses, con base ensu perspectiva internacionalista, se han apegado a ese precepto. De cualquier manera,las buenas políticas públicas resuelven problemas de disparidad enla arena del poder.

Las preocupaciones de los estadounidensescentradas sólo en sí mismos generan otras en los canadienses, dadosu compromiso con el internacionalismo. Para Washington, donde la mayor parte dela vida política, incluso las relaciones exteriores, se sustenta en interesesparticulares y en asuntos nacionales, Canadá es sólo uno de los muchospaíses con acceso a los funcionarios de alto nivel. Así, los canadiensesrecorren los pasillos del poder estadounidense para lograr sus propósitos.De hecho, buena parte de la relación bilateral se administra por medio decontactos prácticos en todos los niveles de gobierno, fenómeno quecomenzó en la segunda guerra mundial.14

En niveles mucho más profundosse encuentra la división ideológica entre una nación que surgióa partir de un proyecto gradual dentro de la modernización conservadora, yotra que se forjó a partir de una revolución republicana.

La ideología importa. Enel futuro inmediato, señala Pachter, "Estados Unidos seguirá preocupadopor resolver internamente su propia lógica democrática. En el largoplazo, su creciente asociación con México y Canadá requeriráde tolerancia y diversidad en su estilo político y en su cultura nacional,cuyo funcionamiento se dará fuera de la dinámica moral y de los propósitosde su propia vida nacional. Al final descubrirá que ser norteamericano noes lo mismo que ser estadounidense".15 Dicho abiertamente,Canadá tiene menos poder pero está mejor preparado para afrontar unacomunidad norteamericana emergente.

Por ello, cuando todo estádicho y hecho hay un punto de vista canadiense, o mejor dicho un modo de pensar quees más internacionalista y básicamente más orientado al exterioren comparación con la perspectiva estadounidense, más preocupada porsus asuntos internos. Ese cosmopolitismo es atractivo, en particular porque se basaen un sentimiento profundo y documentado de patriotismo que es esencialmente canadiense.Escuchar esta voz de Canadá es importante para el futuro de Américadel Norte.

Canadá, al ser una nacióndividida, es particularmente pobre en símbolos nacionales de los másbásicos. Recuerdo a un amigo canadiense que una noche en que visitaba el monumentoa Lincoln en Washington me expresaba: "no tenemos nada parecido a esto".Breve y muy superficialmente, la lista de elementos importantes y queridos para loscanadienses incluye:

· La tradición urbanaque introdujo el ethos cosmopolita muy dentro de las ciudades más importantes.Cada una de estas ciudades principales tiene un estilo y un carácter distintivos.Los canadienses cuidan de sus ciudades, que son seguras, están bien administradasy gozan de diversidad. Jane Jacobs, urbanista estadounidense, decidió radicaren Toronto en medio de sus múltiples vecindarios y culturas vibrantes.

· Los paisajes telúricos,capturados tan bien por el grupo de los siete pintores que destacaron el sentidocanadiense de lo septentrional y del espacio.

· El compromiso con losservicios sociales y en particular con el sistema único de salud que a pesarde sus problemas otorga servicios básicos para todos los ciudadanos.

· La manera en que Canadáse ha convertido en una nación de inmigrantes sin copiar el modelo estadounidense,optando por la diversidad de culturas. Aprovechar la energía y el talentode los recién llegados favorece el cambio y la renovación en nuestromundo globalizado. Siguiendo ese criterio, Canadá va por buen camino.

· La forma en que Canadáenfrenta su propia herencia del "encuentro", el contacto históricoentre indígenas y europeos que forma parte fundamental de la experiencia delnuevo mundo.

Esta lista, a pesar de su brevedady superficialidad, deja poco espacio para los nacionalismos tradicionales. RobinWinks, historiador de la Universidad de Yale que escribe con frecuencia sobre Canadá,al realizar una encuesta sobre guías históricas a lo largo de la fronteraencontró que más de 70% de ellas tenía un carácter antiestadounidense;esas guías muestran a los canadienses lo que no deberían ser. En laactualidad cada año millones de personas cruzan esa frontera. Recientemente,el Congreso estadounidense insinuó la posibilidad de legislar en torno alcontrol de esas "porosas fronteras" para restringir los cruces de terroristasdesde el norte, lo cual era exagerado.16 Canadá atajóesa amenaza en el contexto bilateral, pero se dejó entrever el poder del pensamientoobsoleto. La existencia de controles restrictivos en la frontera México-EstadosUnidos es una preocupación recurrente ya que podrían desplazarse haciala frontera entre Estados Unidos y Canadá.

En conclusión, la comunidadnorteamericana que emerge de la integración económica y social requierede nuevas instituciones. El viejo nacionalismo ya no basta para responder a las nuevasrealidades. La cooperación entre vecinos con un poder político y económicodesigual funciona, como revela el escenario actual de la relación bilateral.Si la tendencia actual persiste, los esfuerzos de cooperación podríanencabezar y regular una integración mucho más profunda entre las tresnaciones de América del Norte. Canadá, con su ethos particularbasado en un cosmopolitismo patriótico, tiene mucho que dar en estesentido.


Notas al pie

1. Marc Pachter,"American Identity: A Political Compact", en Robert L. Earle y John D.Wirth, Identities in North America, The Search for Community, Stanford UniversityPress, Stanford, California, 1995, p. 39. Regresar a nota 1

2. El término"cosmopolitismo patriótico" fue acuñado por Jorge I. Domínguezen Technopolis, Freeing Politics and Markets in Latin America in the 1990s,University Park, Penn State Press, Pennsylvania, 1997. Regresar a nota 2

3. Peter C. Newman,"The Year of Living Dangerously", Maclean's, 20 de diciembre de1999, p. 51. Regresara nota 3

4. Jeffrey M. Ayres,Defying Conventional Wisdom; Political Movements and Popular Contention againstNorth American Free Trade, Toronto University Press, Toronto, 1999, p. 137. Regresar a nota 4

5. Charles V. Bagli,"A $6 Billion Merger Would Create a Transcontinental Railroad", TheNew York Times, 21 de diciembre de 1999, p. C1. Conforme a los términosdel acuerdo, Burlington Northern controlaría alrededor de dos terceras partesde la nueva compañía. Anthony de Palma, "All Aboard for a BigRail Deal?", The New York Times, 22 de febrero de 2000, p. C1. Regresar a nota 5

6. Un proyectode desviación acuífera denominado Nawapa fue rechazado en la décadade los sesenta y desde entonces no ha surgido ningún proyecto norte-sur alrespecto. Regresara nota 6

7. Anthony de Palma,op. cit. Regresara nota 7

8. Jeffrey M. Ayres,op. cit. Regresara nota 8

9. Naomi Klein,No Logo: Taking Aim at the Brand Bullies, Knopf of Canada, Toronto, 2000.Regresara nota 9

10. Margaret Atwood,Survival: A Thematic Guide to Canadian Literature, Anasi, Concord, Ontario,1972. Regresara nota 10

11. Véaseen particular el estudio de caso sobre el Trail Smelter en John D. Wirth,Smelter Smoke in North America, The Politics of Transborder Pollution, TheUniversity Press of Kansas, 2000. Regresara nota 11

12. John W. Holmes,Life with Uncle: The Canadian-American Relationship, The University of TorontoPress, 1982. Regresara nota 12

13. Entrevistacon Charles Kelly, director del Cascadia Institute en Vancouver. Regresar a nota 13

14. Véanselas memorias sobre el servicio exterior en Washington de Allan Gotlieb, "I'llbe with You in a Minute, Mr. Ambassador". The Education of a Canadian Diplomatin Washington, University of Toronto Press, Toronto, 1991. Sobre los contactosinformales transfronterizos realizados durante muchos años, Gotlieb escribe:"La realidad es que en cualquier momento se dan miles de puntos de contactopráctico en todos los niveles de operación federal gubernamental. Hayun fenómeno similar que se da de distintas maneras en escala provincial entrelos funcionarios de estados vecinos" (p. 120). Al inicio de la décadade los ochenta este patrón se repitió en el marco de las relacionesentre México y Estados Unidos. Regresara nota 14

15. Marc Pachter,op. cit. Regresara nota 15

16. "OurPorous Borders", Providence Journal, reimpreso en el Santa Fe NewMexican, 31 de diciembre de 1999, p. A 9. "La frontera estadounidense-canadiensees un nicho para el contrabando, con población y drogas a lo largo de la conexiónde carga sureña más cercana, mientras que el licor y los cigarrillosson la carga de mayor contrabando hacia el norte. Y ahora han surgido preocupacionesen torno a los terroristas que también se dirigen hacia acá."Regresara nota 16



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