Escribano ago 00

ComercioExterior, vol. 49, núm. 8, México, agosto de 2000


Integracióny relaciones exteriores: la experiencia española

GonzaloEscribano Francés

Profesordel Departamento de Economía Aplicada e Historia Económica de la UniversidadNacional de Educación a Distancia (UNED) de Madrid <gescribano@cee.uned.es>.


 

En 1986España se adhirió a la Comunidad Económica Europea (CEE), hoyUnión Europea (UE). Con su ingresoen la Comunidad el país ibérico culminó un proceso de modernizacióneconómica y política, uno de cuyos objetivos era precisamente la integraciónen Europa. La modernización económica se inició con la adopcióndel Plan de Estabilización de 1959, en virtud del cual las políticaseconómicas intervencionistas y autárquicas seguidas hasta entoncesse abandonaron por una liberalización gradual, interna y externa, de la economíaespañola. La modernización política hubo de esperar a la muertede Francisco Franco, en 1975, tras la cual España transitó hacia lademocracia y reconfiguró su política exterior. En este artículose examinan las transformaciones en las relaciones económicas exteriores deEspaña tras su integración en Europa. No se abordan los cambios económicosinternos que dicho proceso acarreó ni las opciones de política económicapara afrontarlos; se da por supuesto que los efectos internos de la integraciónhan sido, en términos generales, positivos para España. El objeto delas páginas que siguen es tratar de extraer algunas ideas que puedan ser útilespara las relaciones exteriores de los países que, como España, deseenintegrarse en alguna iniciativa regional.

El regionalismo es un fenómenocomplejo. En él se confunden objetivos políticos, económicose, incluso, de seguridad y defensa. Son también relevantes las afinidadeso diferencias culturales, la historia y la geografía. En consecuencia, losinstrumentos de análisis empleados deben ser de carácter multidisciplinario.Desde una perspectiva económica, la teoría del comercio internacionalsuele considerar al regionalismo como un subóptimo frente al multilateralismo.Sin embargo, la literatura económica reciente sobre el tema destaca que sise consideran las variables políticas y de seguridad la integraciónregional puede convertirse en un óptimo social. Para definir un marco de análisisque permita abordar las múltiples dimensiones del regionalismo, el primerapartado se dedica a identificar algunas relaciones entre la política y laeconomía en el ámbito internacional y regional. En segundo término,se analizan las transformaciones en las relaciones exteriores españolas. Afin de presentar una visión amplia, las variables económicas que sesometen a examen incluyen la distribución geográfica del comercio exterior,de las inversiones extranjeras directas, de la ayuda oficial al desarrollo y de lainmigración. También se aportan datos acerca de la opinión públicaespañola en materia de relaciones exteriores. Finalmente, se recogen algunasde las enseñanzas en materia de relaciones exteriores derivadas de la experienciaespañola con la integración regional.

 

La integraciónregional: entre la economía y la política

En los dos últimos decenios,los procesos de globalización y regionalización se han consolidadoen gran parte del mundo. En la actualidad, el debate entre proteccionismo y librecambiose ha transformado, hasta cierto punto, en una discusión sobre la mejor manerade integrarse a la economía mundial, la cual puede concretarse en un marcomultilateral o mediante iniciativas regionales.1 En la medidaen que los retos del regionalismo se subordinan a los de la globalización,muchos países han elegido la vía regional para integrarse en la economíamundial.2 Para la Unión Europea, en palabras de HelmutKohl, "la respuesta a la globalización es la europeanización".Este elemento de respuesta ha estado también muy presente en el caso españoly comprende motivaciones tanto económicas como políticas.

Tres disciplinas se han ocupadodel estudio de la integración regional: la economía internacional,la ciencia política y la economía política internacional. Elanálisis económico se ha concentrado en la dimensión, esencialmenteestática, de la economía del bienestar y en algunos aspectos dinámicos,como el comportamiento de la inversión o las economías de escala; losfactores políticos que a menudo subyacen en los procesos de integracióneconómica no se han incorporado en el análisis económico hastafechas recientes. Desde la ciencia política, la literatura sobre relacionesinternacionales ha obviado con frecuencia las condiciones económicas necesariaspara el éxito de las iniciativas regionales.3 Incluso la creciente literatura de la economíapolítica internacional sobre regionalismo se ha concentrado en los factoreslocales en vez de abordar las conexiones entre política exterior y economíainternacional.4

La idea de que el comercio internacional(y en general cualquier transacción económica) genera externalidadespolíticas positivas se remonta a Kant5 y a la obra de los economistas clásicos ingleses.Smith, Ricardo y J.S. Mill rechazaron las políticas mercantilistas tanto enel ámbito de la economía internacional (proteccionismo) como en elde las relaciones internacionales (políticas de poder, power politics).Dado su desconocimiento del proceso económico, los mercantilistas asociaronlos con-ceptos de "balanza comercial" y "balanza de poder", considerandolas relaciones exteriores un juego de suma cero.6 Estas políticas mercantilistas se han reveladomuy resistentes a los desarrollos teóricos posteriores, incorporándosede alguna manera en casi todos los argumentos proteccionistas modernos. En cualquiercaso, parece que hay cierto consenso, dictado sobre todo por la experiencia, acercade que las transacciones internacionales generan externalidades políticaspositivas. La renuncia a las políticas de poder y al proteccionismo son, portanto, una precondición indispensable para llevar a cabo un proceso de integraciónregional.

En un artículo reciente,Schiff y Winters señalan que al considerar las externalidades en materia deseguridad, los acuer- dos regionales pueden constituir un óptimo de bienestar.7Esos autores distinguen tres motivaciones para la conclusión de acuerdos regionales.En primer término, prevenir revueltas internas o incluso la guerra civil;esta estrategia puede apreciarse en los intentos de algunos países del Magrebpor alcanzar acuerdos de libre comercio con la Unión Europea que actúena modo de vacuna frente al fundamentalismo islámico o en la reciente estrategiaeuropea de integrar gradualmente a los Balcanes para reducir las tensiones en lazona. En el caso español, la prioridad política otorgada a la integraciónen la CEE dejó en segundo plano las tensiones heredadas de la Guerra Civilque podrían haber aflorado tras la muerte del dictador. En segundo término,la integración regional puede suponer una respuesta ante ame-nazas regionales;los ejemplos más evidentes son la creación del Consejo de Cooperacióndel Golfo para responder a la hegemonía militar de Irán e Iraq y losesfuerzos de los países del centro y este de Europa por integrarse en la UniónEuropea y conjurar la amenaza rusa. Para España, esta motivación noha sido muy importante, pero su entrada en la OTAN se asoció en buena medidaa la adhesión a la CEE; más recientemente, el conflicto de los Balcanesha impulsado la creación de una identidad europea de defensa. En tercer término,una experiencia histórica de conflictos bélicos o políticosentre países vecinos puede conducirles a un proceso de integraciónque eleve el costo de oportunidad del conflicto, inhibiendo su aparición;el ejemplo más evidente es la propia creación de la CEE para ponerfin a las guerras entre Francia y Alemania, pero también la formacióndel Mercosur como medio para apaciguar las tensas relaciones entre Argentina y Brasil.Así, las relaciones políticas y económicas entre Españay Portugal se han normalizado desde su ingreso en la CEE, al igual que las franco-españolas,por ejemplo en materia de cooperación contra el terrorismo de ETA (siglasen vascuense de País Vasco y Libertad).

En una línea máseconómica, Fernández y Portes han añadido nuevas ganancias ala lista de beneficios tradicionales de las áreas de libre comercio.8La literatura económica convencional reconocía como sus principalesbeneficios la creación de comercio, los efectos positivos en la relaciónreal de intercambio, el aumento de la competencia, las economías de escalay el crecimiento de la inversión extranjera. Fernández y Portes introducenlas ganancias que se reseñan enseguida, ampliadas para abarcar las externalidadespolíticas, las cuales se ilustran mediante el caso español:

1) La mejora en la conguenciatemporal de las políticas económicas y de las reformas políticas.España, por ejemplo, se ha beneficiado de la credibilidad que supuso parasus reformas políticas el ingreso en un club de democracias y más recientementede la credibilidad otorgada a su política económica por las condicionesde Maastricht.

2) La prevalencia de determinadascondiciones políticas y económicas. Con su ingreso en la CEE Españapuso de relieve su condición de sistema basado en la economía de mercadocon democracia liberal.

3) La de brindar una especiede seguro ante futuras eventualidades. España, por ejemplo, ingresóen condiciones más favorables de las que probablemente se le hubiesen impuestosi su adhesión se hubiera producido con posterioridad a la ampliaciónal Este de la Unión Europea y, en cualquier caso, desde ésta puedenegociar las condiciones de acceso de estos países.

4) La de mejorar la capacidadde negociación frente a terceros países o grupos regionales; en general,este fenómeno se ha plasmado en España en un mayor peso en la arenainternacional y más concretamente en una mayor capacidad de negociación,por ejemplo, en las disputas pesqueras con Marruecos o Canadá o en la defensade su sector agrícola en la pasada Ronda de Uruguay.

5) Desde una perspectivade economía política, la integración regional puede vencer lasresistencias a la liberalización, tanto económica como política,más enconadas cuando se producen de manera unilateral; en el caso español,esto se puede ilustrar por el frecuente recurso a la coartada externa para vencerlas objeciones de los grupos de presión, puesto que es la ComisiónEuropea, y no el propio gobierno, la que asume el costo político de determinadasmedidas impopulares.

En otro sentido, Kindleberger haargumentado que en un entorno global los bienes públicos internacionales nose producirán en cantidad suficiente debido al problema del gorrón:9por ejemplo, sin el liderazgo militar de Estados Unidos, que corrió con lamayor parte de los costos, probablemente no se hubiese producido el ataque militarcontra Serbia para impedir la limpieza étnica de los albano-kosovares (elbien público internacional sería el respeto a los derechos humanos).La solución consistiría en que tales bienes los provea un lídero una potencia hegemónica (caso de un mundo unipolar) o el conjunto de organismosinternacionales (caso de un mundo multipolar).10Descendiendoal nivel regional, los bienes colectivos pueden proporcionarlos las potencias regionaleso las instituciones supranacionales de carácter regional. En este últimocaso surgen los procesos de integración.

En la Unión Europea, lasinstituciones comunitarias se encargan de proveer bienes públicos colectivos,como las normativas comunitarias (en materia de competencia, ambiente, telecomunicacionesy estándares aduaneros o de calidad, entre otras), las redes transeuropeasde transporte y telecomunicaciones o un mercado único, entre muchos otros.Pero, en un sentido más amplio, la integración europea, al inhibirlos conflictos bélicos entre estados miembro, también ha proporcionadoun bien público internacional: la paz en Europa.

Otra cuestión consiste endelimitar el propio concepto de regionalismo. En general, es posible hablar de áreasde libre comercio, uniones aduaneras, mercados comunes, uniones económicasy monetarias e, incluso, uniones políticas, aunque con frecuencia las iniciativasregionales combinan las caracterís-ticas de las figuras mencionadas. Perolo verdaderamente significativo es el contenido real que se esconde tras dichos términos.Así, se puede hablar de "integración profunda", de "regionalismoabierto" o de "regionalismo virtual".11 Los dos primerosno son antitéticos: la Unión Europea es un ejemplo de integraciónprofunda y relativamente abierta (si se obvia la Política AgrícolaComún, PAC). Por otra parte, el regionalismo puede ser tan abierto o tan ambiciosocomo para considerarlo virtual; muchos de los intentos pasados por alcanzar la integraciónregional entre países en desarrollo fueron tan superficiales o tan poco realistasque concluyeron como un baile de siglas sin contenido político ni económico.También conviene advertir acerca del concepto de "regionalismo abierto",cuyo atractivo paralelismo intuitivo con la sociedad abierta de Popper es difícilde concretar. En la práctica se debe someter a las exigencias del artículoXXIV del GATT/OMC, que estipula que los acuerdos preferenciales no deben implicaruna mayor protección a la previamente vigente.

El corolario de todo lo anteriores que el regionalismo tiene implicaciones políticas y económicas cuyoanálisis por separado resulta empobrecedor. En la medida en que economíay política interaccionan, el regionalismo entraña una modificacióndel contexto exterior de los países que lo adoptan. La cuestión estribaen ver si la integración regional y sus beneficios se produ
cen a expensas de terceros países mediante efectos económicos comola desviación de comercio, pero también de la desviación delas inversiones extranjeras, de la ayuda oficial al desarrollo o de la políticade inmigración. Para completar el cuadro con variables políticas, tambiénse debería analizar si el regionalismo supone una alteración de laspolíticas exteriores y de la percepción de los ciudadanos respectoa las relaciones de su país con el extranjero. Este análisis, referidoa España, se efectúa en el siguiente apartado.

 

Las relacionesexteriores de España tras su ingreso a la CEE: ¿hay un antes y un después?

Los cambios en los flujoseconómicos internacionales y en las actitudes y políticas españolasfrente al exterior no son sencillos de evaluar. La mera comparación entrelas grandes cifras del comercio exterior español en 1985 y 1998, por ejemplo,puede no ser concluyente. En este período, la economía españolaregistró un cambio estructural muy importante, en parte gracias a la integraciónen la CEE, que ha afectado a la especialización geográfica y por productosdel comercio exterior español. En forma semejante, el papel de Españacomo inversionista internacional, donante y país de acogida de inmigranteses relativamente reciente. Es muy complicado aislar el efecto inducido por el crecimientoy la modernización política y económica en las relaciones exterioresespañolas del causado por la integración en la CEE. Por ello, el análisisse restringe a la distribución geográfica de los flujos y matiza muchasde las conclusiones sugeridas por los datos.

 

El comercioexterior

Tras la Guerra Civil, Españaentró en un período de aislamiento económico determinado porlas políticas autárquicas del franquismo. Cuando la autarquíase reveló destinada al fracaso, el régimen permitió la reformade las políticas económicas y en particular de las exteriores. La políticacomercial inició una liberalización paulatina a partir del Plan deEstabilización de 1959, pero siguió siendo relativamente proteccionistahasta la década de los ochenta. El segundo elemento clave para entender lasrelaciones económicas exteriores españolas fue el Acuerdo Preferencialcon la CEE de 1970, mediante el cual ésta, en síntesis, procedióa rebajar su arancel medio ponderado 53% para los productos industriales españoles;los agrícolas quedaron excluidos, con la salvedad de los cítricos,que obtuvieron ventajas arancelarias considerables. A cambio, España otorgóa los estados miembro de la CEE una rebaja del arancel medio ponderado de 22% enproductos industriales y concesiones agrícolas limitadas.12Setrató, por tanto, de una liberalización asimétrica bastantebenéfica para los intereses españoles. La perspectiva de exportar artículosmanufacturados a la CEE, junto con el bajo costo de la mano de obra, supusieron factoresmuy atrayentes para los capitales extranjeros y numerosas transnacionales se instalaronen esos años en España. Esta cuestión es importante, pues implicaque parte del proceso de desviación de comercio (el relativo a las exportacionesde manufacturas) y de atracción de inversiones extranjeras se produjo antesde la adhesión de 1986

 

 C U A D R O 1

 

España: distribución geográfica e intensidad comercial
del comercio exterior, 1985 y 1998

 

Exportaciones (%)

 Índice de intensidad exportadora1

Importaciones (%)

 Índice de intensidad importadora2

Francia

                 

 IIE

 III

 

 1985

 1998

 1985

 1998

 1985

 1998

 1985

 1998

1998 

 1998

Unión Europea

 53.94

 70.30

 1.40

 2.01

 39.16

 68.43

 1.08

 2.05

 1.55

 1.87

Japón

 1.30

 0.94

 0.18

 0.12

 3.42

 2.70

 0.36

 0.60

 0.20

 0.74

Estados Unidos 

 10.04

 4.32

 0.50

 0.32

 10.90

 5.25

 0.97

 0.33

 0.55

 0.56

 Canadá

 1.03

 0.48

 0.23

 0.12

 0.42

 0.35

 0.09

 0.10

 &shy;

 &shy;

Australia-Nueva Zelandia

 0.54

 0.44

 0.31

 0.34

 0.60

 0.30

 0.40

 0.23

 0.36

 0.28

América Latina

 4.76

 6.54

 1.18

 1.17

 11.06

 3.88

 2.11

 0.68

 0.46

 0.32

  México

 1.01

 1.03

 1.31

 0.48

 5.76

 0.73

 4.93

 0.39

 0.20

 0.11

  Mercosur

 0.77

 2.47

 0.72

 1.52

 3.24

 1.56

 1.74

 0.92

 0.77

 0.51

Argentina 

 0.42

 1.15

 2.00

 2.32

 0.93

 0.62

 2.10

 1.23

 1.01

 0.31

Brasil

0.26 

 1.18

 0.32

 1.13

 2.09

 0.89

 1.54

 0.86

 0.65

 0.66

Mediterráneo 

 11.70

 5.57

 1.69

 1.42

 17.46

 4.87

 2.46

 1.18

 1.61

 1.07

  Magreb

 2.50

 1.79

 2.75

 3.74

 3.67

 1.61

 4.14

 3.43

 5.09

 4.23

 Argelia

 0.68

 0.58

 1.26

 2.64

 2.81

 1.01

 4.14

 6.39

 3.99

 3.43

 Marruecos

 1.20

 0.87

 5.63

 6.23

 0.60

 0.44

 5.26

 2.76

 5.82

 5.34

 Túnez

 0.62

 0.33

 4.04

 2.87

 0.26

 0.16

 2.81

 1.05

 6.30

 3.88

 Medio Oriente

 8.15

 2.66

 1.52

 0.90

 13.56

 2.85

 2.34

 0.98

 0.99

 0.65

 Turquía

 1.04

 1.12

 1.68

 2.29

 0.23

 0.40

  0.55

 0.52

 1.95

 0.73

Europa del Este 

 3.65

 3.58

 0.53

 0.82

 2.46

 2.12

 0.40

 0.46

 0.89

 0.70

  Grupo de Visegrado3

 0.45

 1.76

 0.26

 1.14

 0.54

 0.87

 0.33

 0.45

 1.20

 0.68

 Resto de Asia

 4.22

 2.59

 0.35

 0.14

 3.21

 7.12

 0.29

 0.47

 0.33

 0.60

 África al Sur del Sáhara

 3.56

 1.43

 1.64

 0.95

 12.34

 2.66

 4.76

 1.94

 3.41

 2.79

 

1. Índicede intensidad exportadora (iie) = (Xij/Xi)/(Mj/W); donde Xij: exportaciones de "i"a "j". Xi: exportaciones totales del país "i". Mj: importacionestotales del país "j". W: comercio internacional total. 2. Índicede intensidad importadora (iii) = (Mij/Mi)/(Xj/W); donde Mij: importaciones del país"i" desde el país "j". Un índice de 1 significaque los flujos de los países de referencia son proporcionales a su peso enel comercio internacional, mientras que un índice mayor (menor) que la unidadrefleja flujos de mayor (menor) importancia de lo que justifica la participacióndel país dado en el comercio internacional. 3. Integrado por Polonia, Hungríay la República Checa. Los datos incluyen a Eslovaquia, por no haber cifrasdiferenciadas para 1985
Fuente: IMF, Direction of Trade Statistics Yearbook, varios años.

A partir de 1986 la políticacomercial española se integra a la comunitaria, con dos efectos: frente ala CEE, la eliminación gradual de la protección a las manufacturasy la agricultura, cuya contrapartida fue la lenta apertura de los mercados agrícolascomunitarios (las manufacturas españolas ya ingresaban con relativa libertaden virtud del Acuerdo Preferencial de 1970); frente al resto del mundo, una liberalizacióncomercial muy importante en materia de productos industriales y la integraciónen la PAC, lo que en cualquier caso supuso una reducción significativa delarancel nominal medio español. Se trata, por tanto, de un caso de regionalismoabierto de conformidad con el artículo XXIV del GATT/OMC.

La primera cuestión quese debe plantear es: ¿de qué manera la adhesión a la CEE haafectado la distribución geográfica del comercio exterior español?En el cuadro 1 se presenta ésta, así como los índices de intensidadexportadora e importadora.13 En 1985 la Unión Europea, entonces CEE, representaba54% de las ventas foráneas y 39% de las compras españolas; en 1998,la relación fue de 70% en ambas transacciones, esto es, un incremento importantedel comercio con esta zona, en particular del lado de las importaciones. Las restantesáreas geográficas y países considerados pierden peso en el comercioespañol, con las siguientes salvedades: a] como destino de las exportacionesespañolas ganan importancia América Latina, especialmente el Mercosur,Turquía y el denominado Grupo de Visegrado,14y b] incrementansu participación como origen de las importaciones españolas Turquía,el Grupo de Visegrado y Asia. Uno de los perjudicados fue Estados Unidos, cuyo comerciocon España se redujo de manera proporcional. La economía estadounidenseobtuvo una compensación con base en el artículo XXIV del GATT/OMC porel desvío de las importaciones españolas de cereales, que desde 1986se importan desde la CEE.

El análisis de los índicesde intensidad exportadora e importadora (IIE e III) resulta más interesante.El cuadro 1 muestra las zonas geográficas y los países con los queEspaña entabla un comercio más intenso (IIE e III superiores a la unidad)de lo que se desprende de su peso en el comercio mundial. Las zonas geográficasy países con flujos comerciales españoles más intensos son lossiguientes: a] la Unión Europea, Argentina y el Magreb, tanto en importacionescomo en exportaciones; b] América Latina, en particular el Mercosur, Turquíay Europa del Este, en especial el Grupo de Visegrado, en lo que respecta a las exportacionesespañolas, y c] las importaciones procedentes de África. El comportamientodel IIE de 1985 a 1998 revela una intensificación de las exportaciones españolashacia la Unión Europea, el Mercosur, el Magreb, Turquía y Europa delEste, sobre todo el grupo de Visegrado, y pierden intensidad las del resto de destinos.El comportamiento del III español es muy diferente: sólo se intensificanlas importaciones procedentes de la Unión Europea y Argelia (entre aquelloscuyo III es mayor que uno) y las de Japón, Europa del Este y Asia.

El mayor peso de Turquíay del Grupo de Visegrado en el comercio español es un fenómeno inducidopor la integración en Europa, pues la ue mantiene con el primero una uniónaduanera y con el segundo un acuerdo de asociación de carácter comercialpreferencial.15 El aumento de la importancia de Asia como proveedorobedece al desarrollo industrial de la región en las últimas décadas,aunque puede ligarse a la apertura comercial que frente a dicha zona supuso que Españaadoptara la política comercial común. Respecto a América Latinay el Magreb, con los que la nación ibérica mantiene relaciones privilegiadaspor cuestiones históricas, culturales o geográficas, los efectos dela integración española en la Unión Europea parecen relevantes.Del lado de las importaciones, América Latina pierde importancia para Españay sólo Argentina, de los países incluidos en el cuadro 1, mantieneun III superior a la unidad. El III para el Mediterráneo en su conjunto tambiénbaja, pero se mantiene muy elevado para el Magreb, aumentando para Argelia debidoa las importaciones de energéticos (lo que depende de los precios de la energía).Respecto a África, el Tratado de Lomé, que estipula un trato preferenciala las excolonias europeas (especialmente a las africanas), ha impedido un descensomás abrupto del III correspondiente. Los datos muestran que las importacionesespañolas han tenido una desviación de comercio desde los proveedorestradicionales hacia la Unión Europea.16

Del lado de las exportaciones,en cambio, el IIE se mantiene para América Latina y aumenta en los casos delMercosur y del Magreb; es decir, la integración en la Unión Europeano ha supuesto una menor intensidad exportadora hacia ambos mercados, sino todo locontrario. Detrás de ese resultado pueden estar los efectos del acuerdo entreel Mercosur y la Unión Europea, así como las exportaciones inducidaspor los flujos de inversión hispana hacia la región. El caso de México,con el cual el comercio español pierde intensidad rápidamente (el IIEse reduce a la tercera parte y el III a la décima parte), se explica por losprocesos paralelos de integración regional de España y ese país.Se espera que el reciente acuerdo entre México y la Unión Europea puedapaliar el deterioro de las relaciones hispano-mexicanas.

Estos resultados deben matizarsepor tendencias globales ajenas a los fenómenos regionales. Así, elaumento del IIE español con América Latina se explica en parte porla mejora global del comportamiento exportador español y por la recuperacióneconómica y la significativa liberalización comercial de AméricaLatina. El hecho de que la intensidad comercial española con el Magreb seatan elevada no es ajeno a los mecanismos preferenciales de que disfruta la regiónen virtud de sus Acuerdos de Asociación con la Unión Europea, en ausenciade los cuales el III sería, sin duda, mucho menor. En general, el cuadro 1ofrece un panorama de desviación de comercio en favor de las importacionesprocedentes de la Unión y de algunas de las regiones que disfrutan de un accesopreferencial a los mercados europeos; en materia de intensidad exportadora, Españaparece haberse especializado, además de la Unión Europea, en AméricaLatina y el
Magreb. Es decir, el comercio español se ha regionalizado siguiendo las pautasde la política comercial convencional comunitaria, pero mantiene cierta intensidadcon América Latina (en lo que respecta a las exportaciones) y con el Magreb.

Un ejercicio interesante es contrastarla pauta geográfica del comercio exterior español con la de otro paíscomunitario. Si se comparan los índices de intensidad comercial españolescon los franceses, se aprecia que ambos, especialmente el IIE, alcanzan valores superiorespara el comercio entre España y América Latina que para el franco-latinoamericano,lo que confirma la especialización de los envíos españoles aAmérica Latina. En cambio, Francia presenta mayores valores del IIE y delIII que España en su comercio con el Magreb y África subsahariana.Estos resultados confirman que dentro del mismo bloque comercial los paísesque lo componen se especializan en las regiones y los países con los que mantienenrelaciones exteriores sólidas. Aun sometidos a una misma política comercialconvencional, los estados miembro mantienen un margen de maniobra para su políticaexterior, que se instrumenta mediante mecanismos no comerciales.

Una última cuestiónes la relativa al comercio intraindustrial. Escribano y Trigo han empleado el índiceGrubel-Lloyd de comercio intraindustrial como indicador de integración económica,aplicándolo al comercio de la Unión Europea y Estados Unidos con AméricaLatina y el Mediterráneo.17 Los resultadosmuestran que el comercio intraindustrial estadounidense con América Latinaes relativamente más elevado que el que mantiene la Unión Europea conel Mediterráneo. Este resultado se puede interpretar como una mayor integraciónde los sistemas productivos americanos que los euro-mediterráneos. En formasemejante, el comercio intraindustrial Estados Unidos-Mediterráneo es máselevado que el entablado entre la Unión Europea y América Latina. Éstees otro de los efectos comerciales de la integración: el desvío delcomercio intraindustrial hacia el interior de los bloques comerciales determinadoen parte por un entramado restrictivo de reglas de origen.

 

Inversionesextranjeras, ayuda al desarrollo y política de inmigración

Limitar el estudio al comportamientodel comercio exterior es omitir flujos importantes para el análisis de lasrelaciones exteriores de un país, especialmente en el marco de un mercadocomún, donde el comercio está sujeto a las políticas comunesen mayor medida que las inversiones, la ayuda o la política de inmigración.En concreto, el actual marco de globalización financiera, mucho másprofundo que el comercial, otorga gran importancia a la inversión extranjera.Antes de la adhesión a la CEE, España apenas invertía en elexterior, tanto por causas culturales (aversión al riesgo y apego al mercadointerno del empresario español) como macroeconómicas (déficitestructural de la balanza de pagos en cuenta corriente, originado por un ahorro internoinsuficiente para financiar la inversión nacional). En años recientes,el saneamiento del déficit corriente español y el impulso de la globalizaciónhan empujado a las empresas españolas a iniciar un proceso de inversiónen el exterior sin precedente.

Como muestra el cuadro 2, la distribucióngeográfica de la inversión extranjera directa (IED) españoladifiere considerablemente de la del comercio exterior. Para la media de los años1997-1998, el destino preferente de la IED española fue, en orden de prelación,América Latina, la Unión Europea, Estados Unidos y el Magreb. En elsubcontinente americano, el grueso de la inversión se destinó al Mercosury, en su seno, a Brasil. Chile se revela como un destino importante de la IED española,mientras que México, en forma semejante a lo observado para los flujos comerciales,ocupa un lugar secundario. Aquí es preciso introducir algunos matices quese consideran relevantes. Primero, el auge de la inversión extranjera españolaen América Latina tiene mucho que ver con los procesos de reforma económicade la región, como la mejora del clima macroeconómico, la desregulacióny, sobre todo, la privatización de empresas públicas; con todo, debequedar clara la preferencia de la IED española por América Latina.Segundo, y en sentido contrario, las inversiones hispanas en el Magreb estánmuy por debajo de su potencial debido a la mala calidad de las políticas económicasde dichos países, las trabas burocráticas que padece el inversionistay la inseguridad jurídica, pero también por cierto componente de choquecultural; en cualquier caso, las inversiones españolas en Marruecos son cuantiosasy podrían aumentar conforme las reformas económicas avancen y progreseel Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea, cuya aplicaciónplena está prevista para 2010.

 

 

 C U A D R O 2

 

España: inversiones extranjeras directas netas, 1997 y 1998
(monto y distribución)

 

 Millones de pesetas

 1997-1998

 

 1998

 1997

 (%)

 Unión Europea

 551 036

 514 337

 39.30

 Estados Unidos

 64 467

 55 349

 4.35

 Japón

 974

 36

 0.02

 Australia

 1 120

 &shy; 251

 0.01

 América Latina

 1 489 350

 310 468

 49.66

 Mercosur

 1 160 573

 195 171

 36.25

 Argentina

 129 378

 121 134

 9.25

 Brasil

 1 025 613

 74 037

  26.87

 México

 37 934

 10 982

 1.43

 Chile

 50 098

 37 801

 3.10

Magreb 

 24 674

 2 977

 0.71

 Argelia

 522

 84

 0.02

 Marruecos

 1 955

 2 850

 0.19

 Túnez

 22 197

 43

 0.50

 Turquía

 1 178

 935

 0.08

 Europa del este

 3 090

 1 089

 0.13

 Resto de Asia

 1 426

 3 076

 0.19

 África al Sur del Sáhara

  3 479

 1 685

 0.17

Total  

 2 230 204

 954 268

 100.00

 

Fuente: CIDOB, AnuarioInternacional 1998, Barcelona, 1999.

 

En materia de ayuda al desarrollo,España empieza a suministrar flujos importantes de ayuda en los añosnoventa. Su distribución geográfica muestra la orientación dela política exterior española hacia los países en desarrollo,puesto que, tal como ocurre con la inversión extranjera, no está vinculadadirectamente con las políticas comunitarias y, a diferencia de aquélla,refleja decisiones políticas en vez de empresariales. El cuadro 3 muestracomo primer receptor de la ayuda española a América Latina, seguidade lejos por África, Asia y el Norte de África y el Medio Oriente.Tras la adhesión a la CEE, en las dos últimas regiones el peso de laayuda aumentó, mientras que se redujo la cuota absorbida por AméricaLatina. Cuando se compara la distribución geográfica de la ayuda españolacon la del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE, se observa quela de España está muy sesgada en favor de América Latina.18Este resultado es especialmente significativo si se considera que esa regióntiene un grado de desarrollo muy superior al del resto, por lo que la ayuda españolatiene aún mayores connotaciones de política exterior. Dentro del capítulode la ayuda hispana al desarrollo es necesario destacar el caso singular de GuineaEcuatorial: como la única excolonia española del África al surdel Sáhara, el flujo de fondos y cooperantes hacia este pequeño paísha sido muy importante.19

 

 

 C U A D R O 3

 

Distribución geográfica de la ayuda de España y del Comité
de Ayuda al Desarrollo, 1987-1988 y 1995-1996 (porcentajes)

 

 1987-1988

 1995-1996

 Regiones

 España

 CAD

 España

 CAD

 América Latina

 62.4

 12.5

 49.4

 13.4

 África al sur del Sáhara

 19.5

 33.7

 20.4

 31.1

 Asia

 11.7

 30.3

 17.5

 29.5

Norte de África y Medio Oriente 

 5.9

 16.8

 10.9

 16.5

 Europa

 0.4

 1.8

 1.7

 3.8

 

Fuente: J.A. Alonso,"Especialización sectorial y geográfica de la ayuda española",Información Comercial Española, núm. 778, mayo-juniode 1999.

En cuanto a los flujos económicos,es interesante presentar los datos del origen geográfico de los inmigrantesy de los extranjeros residentes en España. En fechas recientes, la economíaibérica pasó de emisora a receptora de flujos migratorios. Dada supertenencia al espacio de Schengen, que marca restricciones considerables al númerode inmigrantes no comunitarios que sus estados participantes pueden acoger, Españacarece de autonomía para formular una política de inmigraciónautónoma. No obstante, mantiene el margen de maniobra suficiente para seleccionarlos países de origen de los inmigrantes que recibe, lo que refleja las prioridadesde su política exterior. El cuadro 4 recoge datos referentes al origen geográficode los inmigrantes y de los extranjeros residentes en España.

 

 

 C U A D R O 4

 

España: inmigrantes y extranjeros residentes por origen geográfico,
1989 y 1997

 

 

 Inmigrantes procedentes del extranjero clasificados por país de procedencia

 Extranjeros residentes en España clasificados por país de nacionalidad

 

 Inmigrantes

 Participación (%)

 Extranjeros residentes

 Participación (%)

 

 1989

 1997

 1989

 1997

 1989

 1998

 1989

 1998

 Unión Europea

 4 847

 13 025

 50.23

 36.57

 245 772

 295 259

 61.73

 41.03

América Latina 

 2 251

 8 809

 23.33

 24.73

 63 529

 130 203

 15.96

 18.09

 Argentina

 747

 892

 7.74

 2.50

 16 165

 17 007

 4.06

 2.36

 Brasil

 91

 629

 0.94

 1.77

 1 841

 7 012

 0.46

 0.97

 México

 90

 259

 0.93

 0.73

 3 486

 4 360

 0.88

 0.61

 Argelia

 25

 335

 0.26

 0.94

 675

 7 043

 0.17

 0.98

 Marruecos

 664

 6 899

 6.88

 19.37

 14 471

 140 896

 3.63

 19.58

 Europa del Este

 381

 2 254

 3.95

 6.33

 2 476

 22 560

 0.62

  3.13

 Asia

 630

 1 935

 6.53

 5.43

 28 721

 60 714

 7.21

 8.44

 Estados Unidos

 236

 448

 2.45

 1.26

 18 192

 15 563

 4.57

 2.16

 Africa al sur de Sahára

 312

 1 110

 3.23

 3.12

 8 566

 31 548

 2.15

 4.38

 Total

 9 650

 35 616

 100.00

 100.00

 398 147

 719 647

 100.00

 100.00

 

Fuente: InstitutoNacional de Estadística, Estadística de Variaciones Residenciales.

El mayor número de inmigrantesy de extranjeros residentes en España es originario de la Unión Europeay su acogida no tiene interpretación política, pues dentro de la Uniónrige el principio de libertad de movimientos y fuera de ella la mayor parte de losinmigrantes procede de América Latina y Marruecos, seguidos a mucha distanciapor los de Europa del Este, Asia y África. Destaca el rápido aumentode los inmigrantes marroquíes y en menor medida de los del este de Europa,en claro contraste con el estancamiento de los procedentes de América Latina.En el capítulo de extranjeros residentes, fuera de los comunitarios, el primerpuesto lo ocupa Marruecos, cuyos ciudadanos residentes en España han aumentadocon gran celeridad, seguido de los latinoamericanos y a mucha distancia por los asiáticos,los africanos y los europeos orientales. Es decir, la política españolade inmigración parece discriminar en favor de súbditos marroquíesy en menor medida de ciudadanos latinoamericanos y del este de Europa. De nuevo,queda patente el sesgo a favor de las áreas tradicionales de la políticaexterior española (Magreb y América Latina) y el influjo del entornoeuropeo (Europa del Este y África).

 

La opiniónpública

En materia de relaciones exteriores,la percepción de los ciu-dadanos acerca de los países y las áreasgeográficas de su entorno resulta especialmente relevante. Así, serádifícil para los go-biernos justificar un elevado nivel de ayuda o generososcon-tingentes de inmigración en beneficio de países mal conside-radospor la opinión pública. En forma semejante, las empresas preferiráninvertir y comerciar en regiones para las cuales perciban pocos riesgos políticos,culturales y económicos, pues ello reduce sus costos de transacción.Este aspecto merece destacarse, pues muchas veces se defiende el concepto de "socionatural" basándose en la mera cercanía geográfica. Sinem- bargo, la afinidad cultural puede evocar ese mismo concepto y salvar las distanciasgeográficas, cual es el caso de España con América Latina (odel acuerdo de libre comercio Estados Unidos-Israel).

España tiende a especializarse,desde el punto de vista de sus relaciones exteriores, en la Unión Europea,América Latina y el Magreb, pero ¿cuál es el estado de la opiniónpública española sobre el particular? Los cuadros 5 y 6 ofrecen algunosdatos de interés acerca de este asunto. El primero recoge la valoraciónde la estima que merecen a la población española algunos países,la cual apenas registra alteraciones significativas entre los dos años considerados.Los mejor valorados son los estados miembro de la Unión Europea y las dosgrandes potencias económicas, Estados Unidos y Japón. Les siguen lospaíses lati-noamericanos, con México a la cabeza. Los menos apreciadosde la lista son todos los países árabes. Por otro lado, el grado deinterés de la población española por las noticias de las regionesincluidas en el cuadro 6 sugiere que las preocupaciones de los españoles secentran cada vez más en la Unión Europea, seguida de AméricaLatina y el Magreb. Estos resultados son congruentes con los analizados en los dosapartados precedentes. Por una parte, crece el interés por la Unión,en la medida en que la realidad española está crecientemente interrelacionadacon la comunitaria y la identidad europea se consolida. En segundo lugar, la generosidaden la ayuda al desarrollo y en la política de inmigración obedece auna elevada estima en el caso de América Latina y a la necesidad de conjurarmediante el desarrollo económico lo que se percibe como una amenaza, en cuantoal Magreb; en cualquier caso, las tendencias de la opinión públicaespañola aseguran la continuidad de la política exterior del paísrespecto a ambas regiones, si bien por razones distintas, como se ha comentado.

 

 

 C U A D R O 5

 

Valoración de la estima que merecen a la población española general
los siguientes países, 1991-1997

 

 1991

 1997

 Suecia

 6.06

 5.82

 Italia

 6.12

 5.70

Japón 

 6.15

 5.59

 Estados Unidos

 5.54

 5.48

 Portugal

 5.39

 5.42

 Reino Unido

 5.64

 5.33

 Francia

 5.89

 5.29

 México

 5.30

 5.22

 Argentina

 5.08

 5.17

 Brasil

 5.19

 5.07

 Nicaragua

 5.05

 4.88

 Sudáfrica

 4.44

 4.80

 Cuba

 4.54

 4.72

 Rusia

 5.96

 4.58

 China

 5.09

 4.41

 Egipto

 5.00

 4.39

 Arabia Saudita

 4.43

 4.01

 Israel

 3.82

 3.62

 Marruecos

 3.87

 3.40

 Argelia

 3.98

 2.94

 Libia

 3.27

 2.89

 Iraq

 2.27

 2.58

 

a. Datos de 1992.

Fuente: S. Del Campo,La opinión pública española y la política exterior,Incipe, Madrid, 1991 y 1998.

 

En suma, el panorama ofrecido porel conjunto de los flujos económicos revela una cierta adecuación deEspaña a la pauta comunitaria, especialmente en lo que se refiere al comercioexterior, muy dependiente de la política comercial comunitaria. Los datosy estudios muestran el fenómeno de desviación de comercio para lasimportaciones efectuadas por España desde América Latina. No obstante,los datos reflejan una especialización geográfica del comercio exteriorespañol acorde con su política exterior, como sugiere la intensidaddel comercio con el Magreb y de las exportaciones españolas hacia AméricaLatina. Las estadísticas sobre inversiones extranjeras muestran las ventajascomparativas de España en América Latina (historia y cultura comunes),además de unas relaciones políticas sólidas y una percepciónpositiva por parte de la población española. La ayuda al desarrolloy la política de inmigración españolas, más ligadas ala política exterior, confirman la prioridad otorgada a América Latinay al Magreb. En el caso de la primera, la intensidad de las relaciones se manifiestaprincipalmente en la in-versión extranjera, la ayuda al desarrollo y una buenaimagen pública. Con el Magreb, principalmente para Marruecos, las relacionesson intensas en materia de comercio, ayuda al desarrollo y política de inmigración.20Resulta necesario alertar acerca de la erosión que manifiestan las relacioneseconómicas hispano-mexicanas, especialmente en lo relativo al comercio y lainversión, en gran medida determinada por la adscripción de ambas economíasa sendas iniciativas regionales.

 

 

 C U A D R O 6

 

Evolución del grado de interés de la población general por las noticias/informaciones sobre las siguientes áreas geográficas (muy y bastante interesados), 1991 y 1997

 Regiones

 1991

 1997

 Unión Europea

 44.7

 52.2

 Europa del Este

 36.4

 25.8

 Magreb

 n.d.

 38.0

 Medio Oriente

 n.d.

 26.1

 Países árabes

 37.8

 n.d.

 América Latina

 40.7

 38.3

 Asia

 22.6

 14.2

 Estados Unidos

 40.4

 28.2

 Rusia

 43.5

 23.3

 África

 21.5

 24.3

 

a. Datos de 1992.n.d.: No disponible.

Fuente: S. Del Campo,La opinión pública española y la política exterior,Incipe, Madrid, 1991 y 1998.

 

Integracióny relaciones exteriores: algunas enseñanzas derivadas de la experiencia española

La integración deEspaña en la CEE ha supuesto una modifi-cación sustancial de sus relacionesexteriores. Europa y su entorno geoeconómico y geopolítico concentranahora la mayor parte de los intereses españoles.21 Másaún, regiones tradicionalmente ausentes de la política exterior y delos flujos económicos de España, como el este de Europa, el Áfricaal sur del Sáhara o Asia, se han incorporado a su lista de socios; de hecho,una de las debilidades de las relaciones exteriores españolas destacadas porlos estudiosos es la escasa incidencia de los flujos económicos entabladoscon dichas regiones. El Mediterráneo árabe, en especial el Magreb (sobretodo Marruecos), se ha beneficiado de la convergencia de intereses españolesy comunitarios, constituyendo en la actualidad una de las prioridades de la políticaexterior de España.22

La primera enseñanza derivadade la integración española en la CEE en materia de relaciones exterioreses que el regionalismo puede acarrear costos para los socios tradicionales del paísque decide abrazarlo. En principio, la región más perjudicada por laintegración española sería América Latina, debido a ladesviación de comercio; sin embargo, los países del Mediterráneono comunitario también se vieron perjudicados, pues España comenzóa suministrar a la CEE productos que antes eran exportados por ellos (básicamenteproductos de la agricultura mediterránea). En un intento por mantener susrelaciones exteriores y compensar la desviación de comercio padecida por AméricaLatina y el Magreb, España desplegó nuevos instrumentos, como la ayudaal desarrollo, la política de inmigración y, en otro orden de cosas,el esfuerzo diplomático.23 Este esfuerzo ha dado sus frutos, pues los negativosefectos comerciales han podido compensarse en cierta medida. Por tanto, la segundaenseñanza que puede derivarse de la experiencia española consiste enhaber sabido mantener, si bien con dificultades y recurriendo a nuevos medios paraello, la identidad de su política exterior.

La tarea subsiguiente de Españaconsistía en adaptar sus relaciones exteriores al nuevo entorno. La UniónEuropea mantiene relaciones privilegiadas con el Mediterráneo, el Áfricasubsahariana y, más recientemente, con el este europeo. España ha conseguidoaprovechar las sinergias nacionales y comunitarias, como en el caso del Mediterráneo,pero encuentra más dificultades para incorporarse a las otras zonas prioritariasde la Unión Europea, como el Este de Europa y el África al sur delSáhara. En consecuencia, otra enseñanza de la experiencia españolaconsiste en aprovechar los instrumentos disponibles en el nuevo marco regional parafortalecer su propia política exterior. Sin embargo, esto no es suficiente.Sin descuidar sus ventajas comparativas en América Latina y el Mediterráneo,España debería apostar en mayor medida por el este de Europa, objetode la próxima ampliación de la Unión Europea. Cuarta enseñanza:rentabilizar la condición de socio de una iniciativa regional para introducirseen aquellos mercados con los que dicha iniciativa mantiene relaciones preferenciales.

Los puntos anteriores describenel proceso de adaptación de las relaciones exteriores españolas a unnuevo entorno. No obstante, España ha perseguido de manera paralela integrarsus prioridades exteriores en las de la Unión Europea. En lo que respectaa América Latina, es evidente que esta zona disfruta de un peso específicopropio en el concierto internacional de naciones y que, en contra de un arraigadomito español (España como puente entre ambas regiones), no necesitadel país ibérico como interlocutor para negociar con la UniónEuropea. Sin embargo, también es cierto que los sucesivos gobiernos españoleshan tratado, con mayor o menor éxito, de impulsar las relaciones entre AméricaLatina y la Unión. Es sintomático que el Acuerdo Marco entre la CEEy el Mercosur se firmase en Madrid o que los principales mentores en el seno de lasinstituciones comunitarias de dicho acuerdo, así como del recientemente alcanzadoentre la Unión Europea y México, hayan sido los miembros españolesde la Comisión Europea.

Lo mismo puede decirse del Mediterráneo.La diplomacia española, con Javier Solana y Miguel Ángel Moratinos(hoy responsable de la Política Exterior y de Seguridad Común, PESC,y Alto Representante de la Unión Europea en el proceso de paz árabe-israelí,respectivamente) a su cabeza, actuó como catalizador de la Conferencia deBarcelona. En ella se concibió el nuevo modelo de relaciones entre la UniónEuropea y el Mediterráneo, basado en el libre comercio y en el diálogocultural, político y de seguridad. La enseñanza correspondiente estribaen desarrollar las capacidades necesarias para influir en las relaciones exterioresdel bloque comercial, intentando desplazar su centro de gravedad hacia las zonasde interés nacional. Este aspecto precisa de cierta capacidad de negociacióny de una cultura del compromiso que, en el caso español, debieron crearseprácticamente de la nada.

Una cuestión diferente esla incidencia de los procesos de integración en el puesto desempeñadopor sus estados miembros en la arena internacional. Durante el siglo XIX y gran partedel actual, España permaneció replegada en sí misma, políticay económicamente, inhibiendo cualquier esfuerzo de la sociedad por participaren las cuestiones internacionales. El resultado fue su desaparición de lapolítica mundial. Con la entrada en la CEE, España empieza a desplegaruna acción exterior más acorde con su situación políticay económica. Es de justicia reconocer que este fenómeno se debió,en parte, a la dedicación y la habilidad del presidente Felipe Gonzálezen materia de relaciones internacionales, pero no hubiese podido llevarse a cabodesde fuera de la CEE.

En vísperas de la adhesiónde España a la CEE, se entabló un debate acerca de si los interesesde España se defenderían mejor desde dentro o desde fuera de la misma.En esos años, cuando se acuñó el término de "euroesclerosis",la CEE se mostraba paralizada por la crisis económica y la ausencia de unobjetivo claro ulterior a la consecución del mercado común. La realidades que España, tras su incorporación al proyecto comunitario, lo impulsócon decisión y gran entusiasmo, contribuyendo a revitalizarlo.24Eleuropeísmo de España reforzó su papel dentro de la CEE y, porextensión, en el escenario internacional. Una primera enseñanza derivadade estos acontecimientos radica en la importancia de sumarse a los esfuerzos integradoresdel bloque en que se ingresa, con el objeto de ganar crédito y capacidad denegociación en su seno. La segunda consiste en cómo, desde la CEE,España proyectó una acción exterior más visible y eficaz.Es posible preguntarse hoy cuál hubiese sido el resultado final del contenciosocon Estados Unidos sobre las inversiones españolas en Cuba o de los conflictospesqueros con Marruecos y Canadá, por poner algunos ejemplos, si Españano hubiese sido un Estado miembro de la Unión Europea.

Sin embargo, también haylecciones emanadas de la teoría de la integración y del comercio internacionalque la Unión Europea y España han aplicado parcialmente. Quizála más conocida de ellas sea el apoyo de la teoría al regionalismoabierto que es en realidad una exigencia del artículo XXIV del GATT/OMC. Ahorabien, ¿cuán abierto debe ser el regionalismo abierto? En el caso español,está claro que su adhesión a la CEE supuso un importante descenso dela protección global frente a terceros países, en virtud de la adopcióndel acervo comunitario en materia de política comercial. Pero tambiénes cierto que su incorporación a la PAC supuso serios problemas para las regionesprioritarias de la política exterior española. Para ilustrar la incidenciade esa política, cabe recordar que en 1997 las exportaciones de alimentos,respecto a las totales, representaban 49% en Argentina, 31% en Brasil, 32% en Colombiay 31% en Marruecos; países como México (6%) o Túnez (11%), menosdependientes de las exportaciones de alimentos, se han visto menos afectados porla PAC. No obstante, como ha podido comprobarse recientemente en Seattle, la PACes uno de los elementos de fricción comercial entre la Unión Europeay el resto del mundo. La actitud del Ministerio de Agricultura español, basadaen la firme defensa de esa política, ha entrado en abierta contradiccióncon los intereses de la política exterior española. La implicaciónde política económica consiste en preservar el espíritu delartículo XXIV del GATT/OMC, pero también las recomendaciones emanadasde la teoría del comercio, lo que no ha ocurrido con la PAC.

 

Reflexionesfinales

La enseñanza centralde la experiencia española sobre las implicaciones del regionalismo para lasrelaciones exteriores estriba en la necesidad de compensar a los socios tradicionalespor los perjuicios que aquél les pueda ocasionar. Tales compensaciones nodeben necesariamente producirse en el terreno comercial, aunque sería convenienteaplicar también aquí lo estipulado por el GATT/OMC, sino que pueden(y deben) darse en otros campos de las relaciones económicas. La movilizaciónpor parte de España de recursos diplomáticos, empresariales, de ayudaal desarrollo y de contingentes de inmigración, ha impedido una mayor erosiónde sus relaciones con América Latina y el Magreb. Tal vez la cuestiónmás relevante sea entender el regionalismo como un medio para integrarse conmayor eficacia en el sistema mundial, en vez de concebirlo como un fin en símismo. En ese caso, la integración en el sistema mundial no puede hacersecontra los propios intereses exteriores, sino contando con ellos. Lejos de dejarsellevar por el derrotismo, la experiencia española demuestra que es posibleevitar el deterioro de las relaciones exteriores con que amenaza el regionalismo.No debe olvidarse que la integración regional es un proyecto político.Como tal, afecta a la política exterior de los países que lo persiguen,pero no la anula. Para evitarlo, la acción exterior debe contar con la voluntadpolítica y los recursos económicos necesarios y ser entendida de formaglobal.

Algunos acontecimientos recientesrequieren de una reflexión acerca de las pautas por las que discurriránlas relaciones exteriores del próximo siglo. En primer lugar, el fortalecimientode la PESC puede suponer un nuevo desafío a las políticas exterioresde los estados miembros de la Unión Europea. España debe alcanzar uncompromiso que garantice la preservación de sus relaciones con AméricaLatina y el Mediterráneo en el seno de la PESC, pero debe también dedicarlos recursos necesarios para mantener una actividad más intensa en el centroy este de Europa, objeto de la futura ampliación, así como en los Balcanes,zona de gran inestabilidad e importancia geoestratégica. Una segunda reflexiónse refiere al papel del regionalismo en el próximo siglo. Tras el fracasode la reunión de Seattle, y sin perjuicio de que la OMC consiga finalmentela apertura de una nueva ronda de negociaciones multilaterales, la opciónregional parece verse fortalecida. Numerosas iniciativas esperan su concrecióndefinitiva y es importante no defraudar las expectativas generadas. Durante el 2000,la Unión Europea, presidida por Portugal en el primer semestre, deberíaresolver el capítulo agrícola de la Asociación Euromediterránea,concretar en el área comercial los acuerdos con el Mercosur y consolidar losrecientes acuerdos alcanzados con México. Al mismo tiempo, la UniónEuropea debe afrontar el reto de la ampliación al este, con las reformas institucionalesque ello entraña. España debe dedicar los recursos necesarios parael seguimiento simultáneo de todos estos asuntos, mantener el esfuerzo dela última década por preservar sus intereses de política exterioren América Latina y el Mediterráneo y proporcionar un impulso a susrelaciones con la frontera este de la Unión Europea. En cualquier caso, parececlaro que España ha aprendido que, en la Unión, regionalismo es elnombre del juego.

 

Notas al pie

1. J. Bhagwati,D. Greenaway y A. Panagariya, "Trading Preferentially: Theory and Policy",y W. Ethier, "The New Regionalism", ambos en Economic Journal, juliode 1998, y A.O. Krueger, "Are Preferential Trading Arrangements Trade-Liberalizingor Protectionist?", Journal of Economic Perspectives, vol. 13, núm.4, otoño de 1999.Regresoa nota 1

2. B. Fischer,"Globalisation and the Competitiveness of Regional Blocs", Intereconomics,julio-agosto de 1998.Regresoa nota 2

3. Para una integraciónde ambos elementos, puede consultarse W. Mattli, The Logic of Regional Integration,Cambridge University Press, 1999.Regreso a nota 3

4. Para una revisiónreciente y exhaustiva de dicha literatura véase E.D. Mansfield y H.V. Milner,"The New Wave of Regionalism", International Organization, vol.53, núm. 3, verano de 1999. Un análisis desde la perspectiva de economíapolítica de las diferentes iniciativas regionales se efectúa en unnúmero especial de Third World Quarterly (vol. 20, núm. 5, 1999),coordinado por M.H. Marchand, M. Boas y T.M. Shaw.Regreso a nota 4

5. I. Kant, Sobrela paz perpetua, 1795, Tecnos, Madrid, 1994. Para una discusión sobreel tema, véase M.W. Doyle, "Liberalism and World Politics", AmericanPolitical Science Review, vol. 80, núm. 4, diciembre de 1986.Regreso anota 5

6. J. Viner, "Powerversus Plenty as Objectives of Foreign Policy in the 17th and 18th centuries",1946, en R.A. Baldwin (ed.), Key Concepts in International Political Economy,vol. II, Edward Elgar, Aldershot, 1993.Regreso a nota 6

7. M. Schiff yL. A. Winters, "Regional Integration as Diplomacy", World Bank EconomicReview, vol. 12, núm. 2, mayo de 1998.Regreso a nota 7

8. R. Fernándezy J. Portes, "Returns to Regionalism: An Analysis of Nontraditional Gains fromRegional Trade Agreements", World Bank Economic Review, vol. 12, núm.2, mayo de 1998.Regresoa nota 8

9. Ch.P. Kindleberger,"International Public Goods without International Government", AmericanEconomic Review , vol. 76, núm. 1, 1986.Regreso a nota 9

10. Sobre la problemáticade los bienes públicos globales, véase I. Kaul, I. Grunberg y M.A.Stern (eds.), Global Public Goods, Oxford University Press, 1999.Regresoa nota 10

11. A. Vasconcelos,"Régionalisme et partenariat Euro-Méditerranéen",en G. Escribano (ed.), Economía y política del área de librecomercio euro-mediterránea, Centro Español de Relaciones Internacionales,Madrid, 1999.Regresoa nota 11

12. Ministeriode Comercio, Subdirección General de Política Comercial con la CEE,"Visión retrospectiva del Acuerdo de 1970: problemas de la adhesión",Información Comercial Española, junio-julio de 1979.Regresoa nota 12

13. Índicede intensidad exportadora (IIE) = (Xij/Xi)/(Mj/W); donde Xij: exportaciones de "i"a "j". Xi: exportaciones totales del país "i". Mj: importacionestotales del país "j". W: comercio internacional total. Índicede intensidad importadora (III) = (Mij/Mi)/(Xj/W); donde Mij: importaciones del país"i" desde el país "j". Un índice de 1 significaque los flujos de los países de referencia son proporcionales a su peso enel comercio internacional, mientras que un índice mayor (menor) que la unidadrefleja flujos de mayor (menor) importancia de lo que justifica la participacióndel país dado en el comercio internacional.Regreso a nota 13

14. El grupo deVisegrado, integrado por Polonia, Hungría y la República Checa, escandidato preferente a la ampliación y goza de un régimen comercialmuy beneficioso por parte de la Unión Europea; no obstante, los datos incluyenEslovaquia, por no haber cifras diferenciadas para 1985.Regreso a nota 14

15. Véasesobre este último aspecto L. López Moreno, "La ampliaciónde la UE. Consideraciones para la política comercial común y de España",Información Comercial Española, núm. 776, febrero de1999.Regresoa nota 15

16. La desviaciónde comercio en las importaciones españolas procedentes de América Latinaha sido verificada por estudios ex ante (J.A. Alonso y V. Donoso, Efectosde la adhesión de España a la CEE sobre las exportaciones de Iberoamérica,Cultura Hispánica, Madrid, 1983) y ex post (A. Trigo, "Creaciónversus desviación de comercio: un modelo de demanda de importacionesentre España y América Latina", Revista de EconomíaAplicada e Historia Económica, núm. 7, 1998).Regreso a nota 16

17. G. Escribanoy A. Trigo, "El comercio intra-industrial Norte-Sur. Las experiencias europeay americana", Boletín de Información Comercial Española,núm. 2611, 1999.Regresoa nota 17

18. Para un análisisreciente de la ayuda española, véase J.A. Alonso, "Especializaciónsectorial y geográfica de la ayuda española", InformaciónComercial Española, núm. 778, mayo-junio de 1999.Regreso a nota 18

19. Sobre la ayudaespañola a Guinea Ecuatorial y su componente de política exterior sepuede consultar G. Escribano, "Guinea Ecuatorial: de la ayuda al petróleo",Meridiano CERI, núm. 24, abril de 1999.Regreso a nota 19

20. Para un análisisdel contexto exterior del Magreb en relación con España, véaseA. Lorca y G. Escribano, Las economías del Magreb. Opciones para el sigloXXI, Pirámide, Madrid, 1998. Regreso a nota 20
21. J.M. Marín, "Una nota sobre el conflicto: conflictospara Europa desde áreas de menor renta", Revista de EconomíaAplicada e Historia Económica, núm. 7, 1998.
Regreso a nota 21

22. Acerca dela importancia del Mediterráneo para España, se puede consultar A.Lorca y G. Escribano, "Geoeconomía y geopolítica mediterráneas",Información Comercial Española, núm. 759, enero de 1997.Regresoa nota 22

23. Ya se ha vistocómo Estados Unidos hubo de ser igualmente compensado, pero lo fue fruto deuna reclamación ante el GATT.Regreso a nota 23

24. Para una visiónfavorable a la adhesión de España a la CEE basándose en consideracionespolíticas y económicas, que el tiempo ha revelado acertada, véaseJ. Requeijo, "Estación de llegada, estación de partida",Papeles de Economía Española, núm. 25, 1985.Regresoa nota 24


 


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