Guillén Jul 00

ComercioExterior, vol. 50, núm. 7, México, julio de 2000



Efectosde la crisis asiática en América Latina

Arturo GuillénR.

Profesor-investigadordel Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana,plantel Iztapalapa <grja@xanum. uam.mx>.


En este artículose analizan los efectos de la crisis asiática en las economías latinoamericanas.Por su importancia relativa se resaltan los casos de Brasil y Argentina, paísesseveramente afectados por la crisis. Al final se señalan algunas perspectivasde ésta, así como las posibilidades de una recuperación vigorosay durable de la economía mundial.

La crisis asiática que irrumpióen Tailandia a mediados de 1997 fue la segunda con efectos sistémicos delmodelo de globalización financiera impulsado desde los años ochenta,cuando en la mayoría de los países, tanto del centro como de la periferia,se pusieron en práctica procesos de liberalización y desregulacióneconómica y financiera.

Como en el caso de la primera crisisdel modelo (la de México en 1994 y 1995),1 la asiática respondió a los efectosdesestabilizadores de los flujos privados internacionales de capital. Se tratóde una crisis de deuda-deflación,2 que puso fin al largo ciclo de expansión enla zona que prolongó hasta la década de los noventa. Como antes enMéxico, y al igual que en Rusia y Brasil, la crisis asiática fue impulsada,agudizada y amplificada por un sistema monetario y financiero internacional pragmático,sin reglas claras y explícitas, con base en el financiamiento de los desequilibriosexternos por medio de flujos foráneos de capital mayoritariamente especulativo.Esta crisis no fue, como postulan los organismos internacionales, el "costodel aprendizaje de la globalización", sino que representó un nuevocuestionamiento del modelo globalizador neoliberal y su patrón de financiamiento.

Las crisis asiática, rusay brasileña demostraron que cuando los operadores financieros globalizadosconsideran que los desequilibrios provocados en gran medida por la propia operaciónde sus capitales (déficit en las cuentas corrientes, sobrevaluaciónde las monedas, endeudamiento externo de corto plazo) ya no son sostenibles, inicianlos ataques especulativos contra las monedas y causan la estampida de capitales,con un efecto de dominó en los mercados de otros países en condicionessemejantes. 3

El efecto desequilibrador de losflujos externos en las variables económicas clave se presenta desde antesde la crisis financiera. En el período anterior a la debacle, el intenso ingresode capital especulativo generó, entre otros fenómenos, sobrevaluaciónde la moneda, aumento del déficit externo, y sobreendeudamiento. En otraspalabras, el ingreso de capital afectó los "fundamentales" de laeconomía, pero en un sentido negativo. Una vez que irrumpe la crisis, empero,se producen los efectos contrarios. La estampida de capitales hacia otros mercadosprecipita la devaluación de la moneda, el derrumbe de los precios de los activosfinancieros e inmobiliarios, la contracción del crédito y los efectosdeflacionarios que han acompañado a todas las crisis financieras importantesdesde los años ochenta.

Las "ganancias extraordinarias"son un factor fundamental en la lógica del capital financiero globalizado.La búsqueda de rendimientos más altos en los países emergentesexplica su extrema volatilidad, pues cuando los operadores en un país adviertenque las condiciones están cambiando y juzgan que la situación es insostenible,deciden salir en forma precipitada y se llevan las ganancias acumuladas durante elauge, lo que precipita la crisis financiera.

El carácter desestabilizadorde los flujos privados externos es un hecho reconocido hasta por los organismos multilaterales,4 aunque hacen poco para corregirlos. Inclusoel autor más identificado con el Consenso de Washington, John Williamson,luego de ser cuestionado sobre si hoy mantendría sus recomendaciones de 1989sobre política económica, admitió que "sería ahoraun poco menos entusiasta sobre la liberalización financiera. Vimos situacionesde crisis, en especial las liberalizaciones muy prematuras. La de la cuenta de capitalpuede ser benéfica, pero también muy peligrosa". 5

La devaluación repentinade las monedas y el desplome de los mercados bursátiles del PacíficoAsiático sacaron a la superficie una situación de sobreendeudamientoexterno e interno gestada y expandida durante el largo período de crecimientodinámico de esas economías. Cuando éstas se desaceleraron yabrieron sus cuentas de capitales recurrieron en forma excesiva al endeudamientoexterno, sobre todo privado y de corto plazo. En consecuencia, en la mayoríade esos países se desencadenaron crisis de deuda-deflación que transmitierontendencias recesivas en sus propias economías y en las del resto del mundo.

La crisis asiática interrumpióen forma brusca los procesos de crecimiento económico e inversión delos países de la zona y de otras del mundo, lo que dio lugar a círculosviciosos de caída del empleo y los salarios reales, así como de losniveles de demanda efectiva, y causó la bancarrota y la restructuraciónfinanciera de corporaciones y bancos. Por la relación entre flujos externosde capital y sistemas financieros internos, los derrumbes financieros provocaronagudas crisis bancarias. Los programas de ajuste impuestos por el FMI agravaron lastendencias a la deflación. El círculo vicioso sobreendeudamiento-deflación-recesiónfue reforzado por las políticas exigidas por el fmi para concretar los programasde salvamento financiero.

Después de Asia, la crisisglobal pasó por dos nuevos episodios de crisis financiera con riesgos sistémicos:la crisis rusa de agosto de 1998 y la brasileña de enero de 1999. Si bienambas se pueden atribuir a los efectos negativos de la crisis asiáti- ca,se encuentra de nuevo como causa de fondo de las crisis el efecto desestabilizadorde los flujos privados externos en las economías de estos países.

 

Desarrollo dela crisis en América Latina

Las crisis asiática y rusaafectaron a América Latina desde mediados de 1998. Los efectos se extendierona toda la región, aunque de manera diferenciada. América Latina registróese año una tasa de crecimiento de 2.1%, frente a 5.4% en 1997. En 1999 lacaída fue aún mayor, pues el PIB se estancó, lo que provocóuna disminución del producto por habitante; ocho países de la regiónregistraron recesión: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Honduras, Uruguay,Venezuela y Jamaica (véase el cuadro 1). "En 1999, la crisis financierainternacional siguió siendo el factor dominante de las tendencias económicasde la región de América Latina y el Caribe por segundo año consecutivo.El brusco descenso de las entradas de capital, unido al alto volumen de pagos alexterior por concepto de intereses y dividendos, se tradujo en una transferencianegativa de recursos a la región por primera vez desde 1990. A la vez, elbajo precio de los productos básicos (con la excepción del petróleo),junto con la caída del comercio intrarregional de América del Sur,provocaron una disminución de los ingresos provenientes de las exportacionesen muchos países". 6

 

 

 C U A D R O 1

 

América Latina y el Caribe: crecimiento del PIB, 1997-1999
(variaciones porcentuales)

 

 1997

 1998

 1999

 Brasil

 3.8

 0.0

  0.5

 Chile

 7.0

 3.1

 � 1.5

 Argentina

 8.0

 3.9

 � 3.5

 Venezuela

 6.6

 � 0.2

 � 7.0

 México

 6.8

 4.9

 3.5

 Colombia

 2.7

 0.7

  � 5.0

 Ecuador

 3.9

 1.0

 � 7.0

 Bolivia

 4.1

 4.6

 1.0

Cuba

  2.5

 1.5

 6.0

 El Salvador

 4.2

 3.2

 2.5

 Guatemala

 4.3

 5.0

 3.5

Perú

 8.6

 0.1

 3.0

 Honduras

 5.0

 3.9

 � 2.0

 República Dominicana

 7.1

 6.0

 7.0

 Jamaica

 � 2.0

 � 0.7

 � 1.0

 Uruguay

  5.0

 4.6

 � 2.5

 América Latina y el Caribe

 5.4

 2.1

 0.0

a. Datos preliminares.

Fuente: CEPAL.

 

En general, los países consistemas productivos más integrados a Estados Unidos, como México y,en menor medida, los países de Centroamérica y el Caribe, pudieronevitar la recesión debido al dinamismo de la economía estadounidense.En cambio, en el resto de las naciones de la región el efecto fue severo.En donde eran propicias las condiciones para una crisis financiera cambiaria, comoBrasil y Ecuador, ésta se presentó con toda puntualidad.

Los efectos de la crisis no hansido sólo económicos, sino también políticos. En Venezuela,por ejemplo, la crisis aceleró el desgaste de los partidos políticostradicionales y coadyuvó al ascenso al poder de Hugo Chávez; en Ecuador,la crisis y las políticas ortodoxas adoptadas para enfrentarla provocaronun enorme desgaste político que concluyó con el derrocamiento del presidenteJamil Mahuad.

Los principales efectos económicosde la crisis asiática en América Latina fueron el desplome de los mercadosbursátiles; el alza brusca de las tasas de interés y el debilitamientode las monedas de la región; el deterioro de los términos de intercambiocon el exterior y la contracción del comercio internacional, y la interrupciónde los flujos privados de capital.

La caída de los mercadosbursátiles se explica por la desconfianza generalizada en los mercados emergentesluego de la crisis rusa. Para estabilizar aquéllos y detener la fuga de capitales,los gobiernos regionales elevaron las tasas de interés, lo que contrajo elcrédito y la actividad económica, debilitó las monedas y golpeólos sistemas bancarios.

La profundidad de la recesiónen Asia en 1998 afectó de manera significativa el comportamiento del comerciomundial, el cual se contrajo después de varios años de rápidocrecimiento: el ritmo de expansión de ese intercambio pasó de 9.9%en 1997 a 3.6% en 1998.

Los precios de los productos básicosy las manufacturas que exportan las economías emergentes se desplomaron merced,entre otras causas, a la sobreproducción y la creciente competencia entrelos países de la periferia para ingresar al mercado mundial. Las ventas latinoamericanasdisminuyeron 1.7% en 1998; al año siguiente se incrementaron 5%, aunque latasa se torna negativa en 3% si se excluye a México del total. Las importaciones,por su parte, se contrajeron 4% en 1999 (15% si se resta a México), lo querepresentó la primera caída en los últimos 15 años. Elcomercio intrarregional, incluido el Mercosur, también se vio afectado. Larelación de precios del intercambio en América Latina se redujo deun índice de 104.1 en 1997 a 98.7 en 1998. "La causa principal de dichabaja fue la persistente abundancia de la oferta, que siguió deprimiendo, sobretodo, a los precios agrícolas. Así, se estima que el café perdióen 1999 una cuarta parte de su valor medio del año pasado; el azúcar,una tercera parte; el harina de pescado 40%, la soya 20%, el algodón y eltrigo 15%, el banano 12%, el mineral de hierro 8% y los camarones 7%. Tambiénbajaron los precios de las materias primas (commodities) industriales queexporta la región (por ejemplo, los fertilizantes y el acero 10%)." 7

Ante la incertidumbre sobre elfuturo de los mercados emergentes, los flujos privados de capital, sobre todo decartera, abandonaron éstos y se refugiaron en los mercados de los paísesdesarrollados. De hecho, aquéllos disminuyeron de 262 000 millones en 1997a 143 000 millones en 1998. Los bancos comerciales, por su parte, no sólose ausentaron de las economías emergentes, sino que incluso sustrajeron recursosnetos de las mismas (véase el cuadro 2 ).

 

 

 C U A D R O 2

 

Flujos privados de capital a las economías emergentes, 1996-1999
(miles de millones de dólares)

 

 

 1996

 1997

 1998

 1999

 Flujos privados netos

 327.7

 262.8

 143.3

 141.0

 Cartera

 35.7

 25.7

 2.4

 21.5

 Inversión extranjera directa

 93.3

 116.1

 120.4

 103.3

 Bancos comerciales

 119.7

 32.0

 � 29.0

  � 11.8

 Créditos no bancarios

 78.9

 89.0

 49.0

 28.0

a. Cifras estimadas.

Fuente: FMI, Instituto de FinanzasInternacionales


En América Latina, la caída de los flujos privados de capital mermólas reservas internacionales y creó problemas crecientes para refinanciarla deuda externa. Las entradas de capital privado bajaron de 83 000 millones de dólaresen 1997 a 69 000 millones en 1998 y a 43 500 millones en 1999. Las emisiones de bonosque lograron materializarse en los mercados internacionales de capital (por unos40 000 millones de dólares) se colocaron a tasas muy altas (de 5 a 6 puntosporcentuales por encima de la tasa de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 30años). En el segundo semestre de 1999, el gobierno de Ecuador suspendióel pago de los intereses de los Bonos Brady, con lo que se constituyó en elprimer país en tomar esta decisión.

Tradicionalmente los gobiernoslatinoamericanos han responsabilizado de sus descalabros recurrentes a los factoresexternos. En la crisis actual se hace lo mismo y ésta se explica en funcióndel caos asiático. Aunque existe, por supuesto, una relación de temporalidady de causalidad entre las crisis asiática y latinoamericana, lo másimportante es que ambas tienen una base global.

Desde mediados de los ochenta,la mayoría de los países, en mayor o menor grado, han abierto y liberalizadosus economías, lo que les ha permitido insertarse en el "sistema financierointernacional", organizado alrededor del libre flujo de capitales privados.Las reglas financieras han fragilizado las economías y determinado las crisisen aquellos países, debido a la operación de los capitales externosy las contradicciones internas de los nuevos patrones de acumulación orientadoshacia el mercado mundial, tornando insostenibles los desequilibrios. Ello sucedióen México en 1994 y 1995, en el Pacífico Asiático en 1997 y1998 y después en Rusia y en Brasil.

El deterioro de los términosdel intercambio y la contracción de los flujos de capital, ambos con clarosefectos deflacionarios en la economía mundial, no se pueden entender sin lasreglas impuestas por la globalización financiera neoliberal. El detrimentodel intercambio, por supuesto, es un viejo problema de las economías de AméricaLatina y de la periferia en general que se agudiza en los períodos de crisis.8En la actualidad, sin embargo, el problema adquiere nuevos perfiles, por el carácteruniversal de los modelos de desarrollo basados en las exportaciones. Los problemasde sobreproducción de productos básicos, incluso de manufacturas, seagudizan por la creciente competencia en el mercado mundial de las economíasde la periferia.9 En el mundo actual todos quieren vender, pero el problemaes encontrar compradores solventes.

El desarrollo de la crisis latinoamericanase entiende mejor si se analizan en detalle los casos de Brasil y Argentina, dosde las economías más grandes de la región. Primero se abordala economía carioca cuya crisis precipitó los acontecimientos y profundizólos efectos de la crisis financiera mundial en la región.

 

Brasil: crónicade una crisis largamente anunciada

La crisis brasileña alcanzósu clímax en enero de 1999, si bien desde varios meses antes era unsecreto a voces que la economía carioca, como sucedió en Méxicoen 1994, estaba "prendida con alfileres".

Al inicio de su gobierno en enerode 1995, el presidente Fernando Henrique Cardoso emprendió un programa deestabilización: el Plan Real, el cual logró, como en su momento los"pactos" mexicanos, la contención del proceso inflacionario. Elelemento central del programa era la indización de la nueva unidad monetariael realcon el dólar. El anclaje de la moneda permitió abatir la inflación,al prácticamente congelar el tipo de cambio y, por esa vía, el preciode los insumos importados. Sin embargo, el anclaje sobrevaluó la moneda enforma persistente, lo que agravó el déficit de la balanza en cuentacorriente y estimuló el endeudamiento externo.

Como resultado de la sobrevaluacióny la creciente apertura al exterior, la balanza comercial pasó de un superávitde 10 861 millones de dólares en 1994 a un déficit de 4 200 millonesen 1997. Por su parte, el déficit en cuenta corriente aumentó en elmismo período de 1 153 millones a 30 493 millones de dólares. Comoproporción del PIB éste pasó de 0.2 a 4.2 por ciento. En 1998,ya en plena crisis asiática, el déficit en cuenta corriente alcanzó33 825 millones de dólares. Al igual que la mayoría de las economíasemergentes que abrieron su cuenta de capitales, el financiamiento del déficitexterno comenzó a depender en forma creciente de la atracción de flujosexternos.

Brasil no tiene una estructurafiscal sólida. El déficit presupuestario en los últimos añosse ha mantenido muy elevado; en 1997 ascendió a 6% del PIB, sobre todo porel peso creciente de la deuda pública externa e interna, en el marco del PlanReal.

La deuda interna crecióde 100 000 millones de reales en 1994 a 400 000 millones en 1998, debido principalmenteal "costo de la restructuración bancaria, la necesidad de esterilizarmoneda que origina el aumento de las reservas internacionales, el hecho de que elbalance fiscal primario dejó de ser una fuente de financiamiento [] el reconocimientode deudas anteriores [] y la persistencia de elevadas tasas de interés".10Así, los intereses de la deuda interna como proporción del pib crecieronde 3.2% en 1994 a 7.3% en 1998. Por su parte, la deuda externa bruta se elevóde 150 000 millones de dólares en 1994 a 220 000 millones en 1998.

La crisis asiática golpeóa Brasil, al igual que al resto de las economías emergentes y los mercadosfinancieros del mundo. La bolsa de valores brasileña resintió con fuerzael oleaje asiático. Por ejemplo, de julio a noviembre de 1997, el índiceBovespa decreció 27%. Sin embargo, el efecto más importante fue lacontracción de los flujos externos de capital: según la CEPAL, disminuyerona menos de 1 000 millones de dólares en el cuarto trimestre de 1997, frenteal promedio de 8 300 millones en los trimestres anteriores.

La caída de los flujos externosno sólo puso al descubierto la fragilidad de la política económicagubernamental; también cuestionó la sostenibilidad de la políticacambiaria y evidenció el sobreendeudamiento del país. Ante esa situación,a fines de 1997 se adoptaron severas medidas de ajuste en el marco de la ortodoxianeoliberal. En consecuencia, se restringió la política monetaria, loque se tradujo en tasas de interés superiores a 40%, y se endurecióla política fiscal, lo que provocó un efecto recesivo automático.Del último trimestre de 1997 al primero de 1998, la producción manufacturerase contrajo 5.5 por ciento.

La crisis rusa de agosto de 1998provocó que el vaso se derramara. El "efecto vodka" se sintiócon fuerza y de manera inmediata. Las condiciones para una crisis con efectos sistémicosen Brasil estaban dadas. La estampida de capitales fue colosal. De agosto a octubrede 1998, las reservas internacionales cariocas se redujeron 27 800 millones de dólares.Las tasas de interés se dispararon a las nubes. En unas cuantas semanas, elprecio del C-Bond, principal papel brasileño, se desplomó 20%. Tansólo en agosto, el índice Bovespa se derrumbó 41% por ciento.

Para impedir la fuga de capitales,las autoridades abrieron más el sector financiero: se eliminaron todas lasrestricciones administrativas al capital extranjero; se redujo a cero el impuestosobre la renta a las operaciones de no residentes en el mercado de dinero, y se incrementóla emisión de títulos de deuda pública indizados al dólar.No obstante, y a pesar de un nuevo endurecimiento de la política monetaria,la restricción en los flujos externos no pudo ser aliviada. En septiembreel país sólo captó 1 300 millones de dólares contra unpromedio mensual hasta agosto de 4 700 millones.

Ante la perspectiva de perder laselecciones presidenciales, el gobierno de Cardoso se abstuvo de devaluar la moneda,lo que prolongó la crisis e incentivó la fuga de capitales. Una vezconseguida la reelección, el presidente negoció con el FMI un programade ayuda financiera por 41 000 millones de dólares.

El apoyo del FMI, sin embargo,no frenó las presiones sobre el real. En enero de 1999, en medio de una imparablefuga de capitales y la introducción de ajustes a la banda de flotación,el gobernador de Minas Gerais decretó una moratoria temporal en el pago desu deuda con el gobierno federal, lo que detonó la devaluación de lamoneda brasileña, tras abandonar el gobierno federal el anclaje al dólary establecer un régimen de libre flotación. De diciembre de 1998 afebrero de 1999 el real se devaluó 57 por ciento.

La crisis brasileña evidencióuna vez más la imposibilidad de estabilizar en forma duradera las economíassubdesarrolladas mediante la sobrevaluación de la moneda, por mucho que éstasea el tributo a pagar para atraer flujos volátiles de capital extranjero."Los acontecimientos que se han producido en esta década (asícomo en las décadas precedentes) aconsejan gran precaución en el usode una moneda sobrevaluada como medio para controlar la inflación [...] Comolo han demostrado los hechos, la aplicación prolongada de esta políticacasi siempre conduce a un aumento del déficit en cuenta corriente. Una monedasobrevaluada desalienta las exportaciones, especialmente de productos no tradicionales,perpetuando así la dependencia de los productos tradicionales, que son muyvulnerables a las fluctuaciones de precios. Al mismo tiempo, estimula las importacionesen el contexto de economías más abiertas y, consecuentemente, amplíael déficit comercial. En el ámbito financiero, se traduce en una preferenciapor préstamos en moneda fuerte que impone limitaciones a las futuras políticas.Además, una sobrevaluación genera en algún momento expectativasde devaluación, propiciando la especulación contra la moneda."11

La crisis asiática cuestionólos regímenes cambiarios basados en consejos monetarios o anclados al dólar.En Asia, sólo resistieron la especulación las economías conaltas reservas monetarias, como las de Hong Kong y Taiwan.

La crisis financiera brasileñagolpeó al resto de las economías latinoamericanas y las precipitóa la recesión o, en el mejor de los casos, provocó una baja sensiblede sus ritmos de crecimiento. Al volverse más competitivos los productos brasileños,las tensiones en el Mercosur se agudizaron, lo que lo llevó a aplicar medidasproteccionistas.

Si bien la devaluación delreal no resultó ser la catástrofe que algunos pronosticaron, la situaciónen Brasil se tornó difícil. Desde entonces se han presentado signosde estabilización en los mercados financieros y de cambios, así comocierto control inflacionario, lo que no ha impedido el estancamiento de la economía.En 1999 el crecimiento del PIB fue de sólo 0.5%, aunque la industria manufacturerase contrajo 2%. Las exportaciones y las importaciones disminuyeron 11 y 15 por ciento,respectivamente. El déficit en cuenta corriente de la balanza pagos se mantuvomuy alto, a pesar de haber disminuido 25 300 millones de dólares. El elevadosobreendeudamiento de las empresas y el gobierno limita una recuperación vigorosay duradera de la economía.

 

Argentina

El país austral ha sidouno de los más afectados en América Latina por la caída de la"ficha" brasileña, debido, entre otras cosas, a la existencia deun régimen cambiario muy inflexible.

Argentina adoptó en 1991un régimen de consejo monetario con el fin de controlar la hiperinflación,la cual alcanzó índices de 3 084% en 1989 y 2 315% en 1990. Con baseen la Ley de Conversión, la emisión monetaria quedó en funcióndel nivel de las reservas internacionales y el peso se fijó al dólaren una relación de uno por uno.

Además del cambio en elrégimen cambiario, el presidente Carlos Menem impulsó una profundareforma de corte neoliberal basada en la venta masiva de activos estatales, la aperturacomercial y financiera (el arancel promedio se redujo de 35 a menos de 20 por ciento),así como la eliminación de toda clase de restricciones a la operaciónde las compañías extranjeras.

El programa logró eliminarla inercia inflacionaria. A partir de 1993 las tasas anualizadas de inflaciónfueron inferiores a un dígito y a partir de 1996 se situaron en niveles similaresa los de los países desarrollados. En contra de lo esperado, la economíase reactivó. En un marco de estabilidad financiera internacional y de atracciónde capitales por parte de los países emergentes, de 1991 a 1994 el pib alcanzótasas de crecimiento anuales de 5.8 a 10 por ciento.

La crisis mexicana de finales de1994 puso a prueba a la economía argentina. La Bolsa de Valores de BuenosAires se desplomó y el capital especulativo abandonó el país.En sólo tres meses salieron alrededor de 20% de los depósitos bancarios.El acceso a los mercados internacionales de capital se dificultó. El "efectotequila" fue el primer aviso de que, en condiciones de inestabilidad financiera,los regímenes cambiarios inflexibles no eliminan la incertidumbre cambiariani son inmunes a los ataques especulativos.

En un régimen cambiariode ese tipo, los ajustes, como en los tiempos del patrón oro, tienen un caráctermarcadamente deflacionario y deben realizarse por la vía de las variablesreales de la economía. Con la merma de las reservas internacionales, la contraccióndel crédito bancario y el gasto público son procesos automáticos.En 1995, el PIB argentino se contrajo 3.1% y la tasa de desempleo abierto llegóa 17.5%, frente a 11.5% en 1994.

Una vez superados los efectos dela crisis mexicana, la economía argentina se reactivó en el marco dela consolidación del Mercosur. En 1996 y 1997 el PIB creció 4.4 y 8por ciento, respectivamente.

En el primer semestre de 1998 losefectos de la crisis asiática llegaron a Argentina, mediante el deteriorode los precios de las exportaciones. La crisis rusa a mediados de ese añoy su efecto devastador en los mercados emergentes interrumpieron el flujo de capitalesprivados, vital en la expansión de la economía. Los activos financierosargentinos se derrumbaron. La bolsa de valores cayó al nivel de 1995. A pesardel consejo monetario y de la baja inflación, las tasas de interésse incrementaron y los bancos restringieron los créditos. Con todo, el pibaún creció 4.9% en 1998, aunque en los dos últimos trimestresde ese año se registró una caída anualizada de 3.5 por ciento.

La crisis brasileña agravólos problemas y profundizó la recesión. Se estima que en 1999 el PIBargentino se contrajo 3.5%. El desempleo urbano alcanzó 14.5% de la fuerzade trabajo. La inflación no sólo se mantuvo bajo control, sino quese presentó un insólito proceso de deflación (en 1999 el índicede precios al consumidor presentó un decrecimiento del 1%), hecho sin precedenteen la región.

El comercio exterior del paísse redujo en forma significativa, tanto las exportaciones como las importaciones,afectadas estas últimas por la recesión interna. Las primeras decrecieron13%, arrastradas por la caída de 25% de las exportaciones manufactureras.La baja en los ingresos por exportación obedeció al derrumbe de losprecios más que a una disminución de los volúmenes. Del tercertrimestre de 1997 al primero de 1999, el índice de los precios promedio delas exportaciones decreció de 111.3 a 91.3.

La devaluación del realbrasileño afectó en forma directa el comercio bilateral entre Argentinay Brasil, el cual cayó 25% en 1999, lo que representó la primera disminucióndel intercambio entre estos dos países desde la formación del Mercosur.Las exportaciones argentinas al mercado brasileño, al que destina un terciodel total, se redujeron 30%, mientras que las ventas cariocas a Argentina cayeron20%. Las tensiones en el seno del Mercosur se agudizaron, principalmente en actividadessensibles como automotores, siderurgia, lácteos, azúcar, calzado ytextiles.

Debido, entre otros factores, aldeterioro de los términos de intercambio y la creciente sobrevaluaciónde la moneda, el déficit en cuenta corriente casi se triplicó en sólodos años, al pasar de 3 787 millones en 1996 a 12 200 millones de dólaresen 1998. Como porcentaje del PIB, el déficit externo se incrementóa 4.5% en 1998.

A pesar de la contracciónde los mercados mundiales de capital, el déficit externo se financiócon un superávit en la cuenta de capitales estimado en 15 200 millones dedólares, produc- to de los recursos extraordinarios conseguidos con la privatizaciónde Yacimientos Petrolíferos Fiscales y el préstamo de contingenciapor 2 800 millones de dólares otorgado por el FMI en mayo de 1999. Cabe destacarque el financiamiento voluntario contratado en los mercados privados internacionalesse pactó a tasas significativamente más altas.

Uno de los problemas másserios a que se enfrenta la economía argentina en la actualidad es el abultadoy creciente déficit presupuestario. Ello a pesar de las afirmaciones de lospromotores de los consejos monetarios en torno a que un régimen cambiariofacilita la consecución del equilibrio presupuestario. De hecho, el déficitargentino se incrementa en forma consistente desde el inicio de la crisis asiática.Según el nuevo gobierno que encabeza Fernando de la Rúa, el déficitfiscal heredado es mucho más alto que lo reconocido por el régimenanterior. Este saldo se estima actualmente en alrededor de 7 000 millones de dólares,2.4% del PIB.

La caída de los ingresosfiscales es el resultado de la contracción de la actividad económicainterna, los menores ingresos por gravámenes arancelarios y el efecto depresivode la deflación en el ingreso nacional. A pesar del mantenimiento de una políticafiscal ortodoxa, el gasto público se ha incrementado, tanto por la crecienteresistencia social ante los interminables apretones de cinturón, como, sobretodo, por el peso asfixiante de la deuda y la política monetaria restrictivaen el presupuesto público. Durante los últimos tres años, laproporción de los intereses en el gasto público se incrementóde 8 a 15 por ciento.

El nuevo gobierno de centro-izquierdase enfrenta a una situación difícil. Aunque el respaldo políticocon el que arribó al poder es relativamente alto, encara una crisis económicasevera. Además, su margen de maniobra para introducir reformas es limitado,ya que la coalición que representa no tiene mayoría en el Congreso,pues si bien controla la Cámara Baja, en el Senado la mayoría correspondeal Partido Justicialista.

De la Rúa se comprometióa mantener el régimen de consejo monetario, lo cual no sorprende dado el granconsenso social con que dicho mecanismo cuenta, pues fue el único que permitióa Argentina controlar la inflación, aunque también actúa comouna camisa de fuerza de la economía. Su permanencia impide la recuperaciónvigorosa de la economía, sobre todo si persis-te la inestabilidad financieramundial. Asimismo, el consejo monetario provoca también grandes dificultadespara continuar con la integración en el marco del Mercosur. Despuésde la devaluación del real, los productos argentinos perdieron competitividad,situación que no se corregirá en el corto plazo, mucho menos si lasobrevaluación del peso argentino tiende a acentuarse. La pérdida decompetitividad ha provocado la emigración de capitales hacia Brasil, lo queagrava la recesión y el desempleo argentinos. Hasta principios de 2000 unas20 corporaciones transnacionales habían suspendido sus proyectos de inversiónen Argentina para instalarse en la nación carioca. 12

El presidente De la Rúaaplicó desde un principio una política económica ortodoxa enfiladaa reducir el déficit fiscal a 4 500 millones de dólares (1.5% del PIB)para evitar reacciones adversas de los inversionistas. Entre otras medidas se aplicaronuna serie de ajustes impositivos a los cigarrillos, los combustibles, el transportey otros rubros, los cuales tienen un claro efecto social.

Aunque las autoridades sostienenque la recesión ya concluyó, lo cierto es que el propio presidenteargentino considera aún la situación económica "muy seria".Las tensiones provocadas por la inflexibilidad cambiaria seguirán gravitandodurante algún tiempo. Es indudable que la crisis ha permitido al capital financierointernacional presionar para profundizar la reforma neoliberal comenzada por el gobiernode Menem. Aparte de la presión para instaurar la dolarización plena,se insiste en que es indispensable continuar el programa de privatizaciones y reformarel marco laboral para instaurar un mercado más flexible.

 

Perspectivas

Durante 1999 las economíasdel Pacífico Asiático y Europa iniciaron un proceso de reactivación.Los temores de una depresión mundial se redujeron en forma sensible no obstanteque, como se ha señalado en este trabajo, América Latina experimentósu peor desempeño económico desde la década de los ochenta."La economía global y las condiciones financieras han mejorado en formanotable, después de las turbulencias en los mercados emergentes en 1997 y1998 que dieron lugar a temores de una contracción extendida del créditoy una recesión global [...] La confianza en los mercados financieros ha retornadoen la mayoría de las economías emergentes afectadas por la crisis,permitiendo las condiciones monetarias para facilitar y establecer el escenario parala recuperación económica. Para las economías asiáticasen crisis, las proyecciones de crecimiento para 1999 se ajustaron hacia arriba demanera significativa, mientras que las caídas económicas en Brasily Rusia fueron menos profundas de lo esperado. Los precios del petróleo serecuperaron en forma paulatina, al igual que los de muchos otros productos básicos,lo que ha ayudado a los países productores de bienes primarios [...] Tambiénhay una recuperación económica en Japón, después de lafuerte contracción de 1997 y 1998. Asimismo, Europa se siguió fortaleciendoal tiempo que la impresionante expansión de Estados Unidos se sostuvo, conpocos signos de presiones de precios o salarios."13

En efecto, a finales de 1998 seobservó una estabilización relativa de los mercados bursátilesy financieros mundiales, no obstante que la crisis de Rusia primero y la de Brasildespués provocaron alteraciones severas. La decisión de la ReservaFederal de Estados Unidos de reducir las tasas de interés a comienzos de 1999alivió la tensión sobre los mercados financieros emergentes, pero alentóla apreciación bursátil de los países desarrollados. De hecho,desde la crisis asiática los índices de las bolsas de valores de EstadosUnidos y Europa se "inflaron" de manera persistente. La estabilizaciónfinanciera abarcó a América Latina, pese a la situación recesivade sus economías. De septiembre de 1998 a noviembre de 1999, los índicesde la mayoría de las bolsas del mundo registraron comportamientos positivos(véase el cuadro 3).

 

 

 C U A D R O 3

 

Variaciones porcentuales de los índices de las principales bolsas
de valores del mundo

 
 

 Junio de 1997 a septiembre de 1998

  Septiembre de 1998 a mayo de 1999

  Septiembre de 1998 a noviembre de 1999

 Asia      
 Australia

 � 5.10

 12.11

 17.67

 Corea del Sur

 � 58.37

 137.18

  221.17

 China

 n.d.

 2.93

 15.45

 Hong Kong

 � 48.12

 54.08

 95.06

 Filipinas

 � 55.16

 92.10

 57.14

 India

 69.76

  � 44.75

 � 27.37

 Indonesia

 � 61.89

 111.93

 111.41

 Japón

 � 34.94

 20.18

 38.43

 Malasia

 � 65.33

 98.93

  96.69

 Singapur

 � 52.73

 102.61

 138.08

 Tailandia

  � 51.86

 82.92

 66.31

 Taiwan

 � 24.32

 7.06

 12.98

 América      
 Argentina

 � 28.30

 26.52

  23.95

 Brasil

 � 47.54

  68.21

 108.99

 Canadá

 � 12.79

 21.87

 34.04

 Chile

 � 42.92

 36.78

 50.23

 Estados Unidos

 2.21

 34.65

 38.70

 México

 � 19.92

 53.44

 71.90

 Venezuela

 � 58.01

 42.14

 32.47

 Europa      
 Alemania

 18.19

 13.30

 31.77

 Francia

 11.87

 36.09

 67.06

 Reino Unido

 9.99

 22.94

 30.27

n.d.: no disponible.

Fuente: Bolsa Mexicana de Valores,Indicadores Bursátiles.

 

En 1999 las tasas de interésde los países del Pacífico Asiático retomaron el nivel previoa la crisis. Los tipos de cambio se reapreciaron, aunque no alcanzaron el nivel anteriora la crisis, con excepción de Rusia, cuya moneda continuó devaluándose.Las cuentas externas mejoraron rápidamente, debido al ajuste y la recesiónque provocaron una fuerte contracción de las importaciones. En menor grado,en América Latina se percibió un mejoramiento en materia de balanzade pagos, tasas de interés y tipos de cambio a partir del segundo semestrede 1999.

La economía estadounidensecontinuó su etapa de expansión, la más larga en el períodode la posguerra, pues no la afectó la crisis asiática. En 1998 el PIBcreció 3.9% y en 1999 se calculó una tasa semejante. Pese al bajo desempleoy los altos niveles de utilización de la planta instalada, no se desataronpresiones inflacionarias. El incremento de los salarios reales no se ha traducidoen mayores precios de las mercancías, porque la productividad del trabajoha estado aumentando a una tasa superior a la de aquéllos.

Estados Unidos se beneficióde un dólar fuerte, que le permitió abaratar sus importaciones, y deldeterioro de los precios de los productos básicos provocado por la crisisasiática. Europa, por su parte, resintió los efectos de la crisis global,pero logró sostener su recuperación, principalmente Alemania, economíalíder del bloque, la cual parece revertir la leve recesión de comienzosde 1999.

No obstante que el cuadro generalde la economía mundial es en la actualidad menos sombrío de lo queera a principios de 1999, persisten aún desequilibrios y problemas no resueltosque en cualquier momento pueden precipitar una nueva crisis con riesgos sistémicos.

Los organismos internacionalesprevén que América Latina retornará en 2000 a la senda del crecimiento,aunque persisten en la mayoría de los países elevados déficitexternos, sistemas financieros frágiles y sobreendeudamiento públicoy privado que podrían encender de nuevo los focos rojos ante cualquier cambionegativo en el entorno mundial. La crisis de 1998 y 1999 se produjo, además,después de más de dos décadas de ajuste, reforma neoliberaly deterioro productivo, en el que se han multiplicado la pobreza y la exclusiónsocial.

Los tres países líderesde la región se enfrentan a una perspectiva de corto plazo poco clara. EnBrasil los déficit en cuenta corriente y presupuestario son aún muyaltos, lo que obligará a este país a recurrir a cuantiosos flujos financieros,los cuales todavía son escasos y caros en los mercados internacionales. EnArgentina al régimen de consejo monetario seguirá sometido a fuertestensiones, sobre todo si el entorno regional o mundial se ensombrece. Sus posibilidadesde crecimiento, en ese modelo cambiario inflexible, son muy restringidas. InclusoMéxico que se ha beneficiado de su vinculación con la economíaestadounidense muestra debilidades estructurales, como una sobrevaluaciónimportante de la moneda, una crisis bancaria aún no resuelta y una alta dependenciade los ingresos petroleros. Resulta evidente, por otro lado, que México seríael país latinoamericano más afectado por una desaceleracióno recesión de la economía de su poderoso vecino del norte.

La probabilidad de una recesiónen Estados Unidos es alta. La expansión de su economía, sustentadaen el desarrollo del sector de alta tecnología y en las rentas financierasglobalizadas, está llegando a sus límites. Las crisis cíclicas,así como las financieras, son inherentes a la acumulación de capitaly no hay algún elemento en la llamada "nueva economía" quesustente la idea de que la expansión continuará en forma indefinida.El deterioro del sector externo estadounidense y sus consecuentes perturbacionesmonetarias son los principales desequilibrios actuales de la economía mundial.El déficit externo de Estados Unidos aumenta cada año por la fortalezade su economía. El problema se agudizó con la crisis asiática,debido a que las exportaciones perdieron fuerza y las importaciones se dispararon.Según cifras preliminares, el déficit en la balanza comercial en 1999alcanzó la cifra sin precedente de 258 000 millones de dólares. Enel último trimestre de ese año, el déficit en cuenta corrienterepresentó 4% del PIB.

Mientras Estados Unidos financieel déficit con recursos del exterior, la situación es sostenible, aunqueal costo de ese financiamiento es creciente. La deuda externa neta estadounidensese aproxima a dos billones de dólares. También hay síntomasde sobreendeudamiento en el sector financiero y en la población en general(créditos al consumo, inmobiliario, etcétera).

La economía estadounidenseen la única que puede financiar sus déficit externos recurriendo ala emisión de su propia moneda, hegemónica en el sistema financieromundial. Así, este país no se enfrenta a la restricción externa,es decir, no necesita acumular divisas para cubrir su desequilibrio externo. Porello, el déficit externo ha sido el principal mecanismo para contrarrestarla deflación.14Por esa vía, la economía estadounidenseha desempeñado el papel de comprador de última instancia de la economíamundial.

El financiamiento del déficitexterno estadounidense se enfrenta a dificultades crecientes. Si bien se requierela depreciación del dólar para atenuar el desequilibrio comercial,tal política dificulta la recuperación de los países afectadospor la crisis asiática, los cuales buscan salir de la misma mediante el estímulode sus exportaciones. Por ejemplo, la recuperación japonesa, aunada a la debilidadde la balanza comercial de Estados Unidos, provocó la apreciación delyen frente al dólar. Ello contribuyó a atenuar el desequilibrio comercialestadounidense, pero tuvo un efecto depresivo en la economía japonesa quepodría frenar su incipiente recuperación, indispensable para el fortalecimientodel Pacífico Asiático.

La caída del dólarprovocaría el resurgimiento de presiones inflacionarias en la economíaestadounidense, lo que orillaría a la Reserva Federal a elevar las tasas deinterés para anticiparse a las presiones y fortalecer la moneda. Esto es loque ha sucedido desde el segundo semestre de 1999. Durante la última reunióndel Grupo de los Siete, celebrada en enero de 2000, se acordó moderar la apreciacióndel yen, proceso que se ha visto favorecido por la orientación restrictivade la política monetaria estadounidense. Hasta el momento, el endurecimientode la política monetaria no ha causado trastornos mayores ni ha modificadoel cuadro general de estabilización relativa de los mercados, pero nadie puedeasegurar que esa situación no pueda alterarse.

El tema de la realineacióncambiaria rebasa el marco de las relaciones Estados Unidos-Japón. Un nuevopersonaje ha entrado en escena desde enero de 1999: el euro. La nueva divisa fuerteopera en el bloque económico europeo que ha alcanzado un alto grado de integración.El euro puede constituirse en el rival más poderoso del dólar, tantoen el campo comercial, cuanto en el financiero.15 Si el desequilibriode Estados Unidos se sale de control, tarde o temprano los inversionistas trasladaríansus capitales a Europa, lo que obligaría a Estados Unidos a realizar un severoajuste en su balanza de pagos con efectos depresivos muy severos en el resto delmundo. Antes de llegar a ese punto, la Reserva Federal buscaría apuntalaral dólar por medio de aumentos sucesivos en las tasas de interés, loque podría desencadenar una nueva crisis financiera internacional con riesgosistémico. Ello podría ser la puntilla de las bolsas de valoresde Estados Unidos y Europa, lo que debido al "efecto riqueza", arrastraríaa una recesión mundial. "El mercado bursátil podría caery el inminente decrecimiento podría incluso volcarse en una recesión.En breve, el resultado podría ser la terminación brusca del milagroeconómico de Estados Unidos." 16

La sobrevaluación de lasbolsas es un hecho real, aunque muchas veces se minimice su importancia. Desde elfamoso discurso de Alan Greespan, presidente de la Reserva Federal, en diciembrede 1996, sobre la "irracionalidad desbordada" de la bolsa neoyorquina,hasta finales de 1999, ésta ha aumentado su valor 70%. La relaciónprecio/ganancia del índice Standard´and Poors de 500 acciones alcanzael nivel de 33 veces, en comparación con un promedio de 14 veces en el siglopasado. Con cualquier índice que se utilice, la Bolsa de Nueva York estámás sobrevaluada que en los cracs de 1929 y 1987.

Los efectos de un derrumbe bursátilsobre la economía real serían ahora más severos que en el pasado.Ello merced a la presencia de millones de estadounidenses en los fondos de inversióny de pensiones. En 1999 la posesión de acciones en manos de los jefes de familiarepresentaba 170% del ingreso disponible, frente a 50% de 1980. Cualquier baja importantey duradera del mercado bursátil se traducirá en una fuerte contraccióndel consumo privado, el cual se apoya principalmente en las rentas financieras yen el crédito.

La crisis asiática demostróla necesidad de reformar el sistema monetario y financiero internacional y regularlos movimientos internacionales de capital de cartera. 17El FMI reconoce los efectos negativos de la globalización financiera, peroconsidera que basta con reconstruir "la arquitectura del sistema financiero"para hacer de la globalización un modelo más equitativo y menos inestable.

Resulta sorprendente, por decirlo menos, que no obstante que los responsables de la economía mundial reconocenlos efectos negativos de los flujos internacionales de capital, afirman, como Camdessus,que existe " un consenso universal de la importancia de un sistema de flujosde capital cada día más abierto y liberal, para que la globalizaciónpueda cumplir con todas sus promesas". 18

En otros medios, por el contrario,crece el número de especialistas que consideran factible e indispensable regularlos flujos internacionales de capital y establecer un nuevo orden monetario y financierointernacional con bases precisas y aceptadas por toda la comunidad internacional.El nuevo orden eliminaría la causa básica de los desequilibrios internacionales:la apertura irrestricta a los movimientos internacionales de capital y el papel hegemónico,monetario y financiero de Estados Unidos.

De no reformarse de manera profundael sistema monetario internacional, sólo cabe esperar la apariciónde una nueva crisis con efectos sistémicos. El problema no es si volveráa ocurrir, sino cuándo, dónde y cuáles serán su magnitudy extensión.

 

Notas al pie

1. Sobre la crisismexicana, véase Arturo Guillén, México hacia el siglo XXI:crisis y modelo económico alternativo, Plaza y Valdés-UAM Iztapalapa,México, en prensa.Regresara nota 1

2. Irving Fisher."The Debt-deflation Theory of Great Depressions", Econometrica, vol.1, 1933.Regresara nota 2

3. Arturo Guillén,"Crisis asiática y restructuración de la economía mundial",Comercio Exterior, vol. 49, núm. 1, México, enero de 1999,pp. 16-23.Regresara nota 3

4. El FMI (WorldEconomic Outlook, Washington, septiembre de 1999, p. 11) indica que los hechosde la década de los noventa "señalan una economía globaly un sistema financiero con gran potencial para asignar los recursos más eficientementeen los países y entre ellos, pero también con posibilidades de desarrollarexcesos en los mercados de activos y en el sector privado y, por tanto, contribuira la inestabilidad macroeconómica recurrente, aun con políticas macroeconómicasrazonablemente bien disciplinadas, como fue el caso de los años noventa".Regresara nota 4

5. La Jornada,México, 4 de octubre de 1999.Regresar a nota 5

6. CEPAL, Balancepreliminar 1999 http:www.eclac.org/español/Publicaciones/bal99/intro.htm.Regresara nota 6

7. Ibid.,p. 3.Regresara nota 7

8. RaúlPrebisch, "El desarrollo económico de América Latina y algunode sus principales problemas", El Trimestre Económico, vol. LXIII,núm. 249, Fondo de Cultura Económica, México, pp.175-246.Regresara nota 8

9. Orlando Caputo,Crisis asiática y economía chilena en la globalización,Santiago, Chile <http://redem.bt3-orlando.htm>. Regresara nota 9

10. Pedro Sáinzy Alfredo Calcagno, La economía brasileña ante el Plan Real y sucrisis, CEPAL, Santiago, Chile, julio de 1999.Regresar a nota 10

11. CEPAL, Estudioeconómico de América Latina y el Caribe 1998-1999. Síntesis,Santiago, Chile, julio de 1999, p. 9.Regresar a nota 11

12. "AdiósArgentina. Companies Are Leaving for Brasil", Business Week, 17de enero de 2000, pp. 36-37.Regresara nota 12

13. Fondo MonetarioInternacional, op. cit., p. 1.Regresar a nota 13

14. Hyman Minsky,Stabilizing an Unstable Economy, Yale University Press, Estados Unidos,1986.Regresara nota 14

15. Fred Bergsten,"America and Europe: Clash of the Titans?", Foreign Affairs, vol.78, núm. 2, marzo-abril de 1999. Regresar a nota 15

16. Ibid.,p. 6.Regresara nota 16

17. Sobre la reformadel sistema monetario y financiero internacional, véase Arturo GuillénRomo. "La mundialización de la economía y la reforma del sistemamonetario y financiero internacional", en Eugenia Correa, Alicia Giróne Ifigenia Martínez (comps.), Globalidad, crisis y reforma monetaria,Miguel Ángel Porrúa-UNAM-UAM Iztapalapa, México, 1999.Regresara nota 17

18. Michel Camdessus,"Toward a New Financial Architecture for a Globalized World",discurso en el Real Instituto de Asuntos Internacionales, Londres, 8 de mayode 1998.Regresara nota 18



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