Sin título2

ComercioExterior, vol. 51, núm. 7, México, julio de 2001


Dinámicadel PIB de las entidades federativas de México, 1980-1999

Francisco Arroyo García

Profesor-investigadoren el Programa de la Maestría de Gobierno y Asuntos Públicos de laFacultad Latinoamericana de Ciencias Sociales <farrog@infosel.com>. Versión revisada del texto presentado en el seminario Empleo,Política Social y Desarrollo, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,sede México. El autor agradece los comentarios de los participantes de esareunión, en particular de Guillermo Farfán, Jonathan Molinet, PatriciaCovarrubias y J. Mario Herrera.



El objetivo de este artículo es examinar los cambios estructurales ocurridosen el panorama regional de México mediante el estudio de las tendencias quese perfilan en las actividades económicas de las entidades federativas. Laevolución del PIB en el período 1980-1999 muestra rasgos importantespara el desarrollo de las regiones del país en el marco de las reformas estructuralesde la economía mexicana y la intensificación de la globalizaciónde múltiples aspectos del desarrollo y el crecimiento económico.
1 Ello ha tenido efectos distintos en las regiones del país,dadas las disparidades de desarrollo prevalecientes entre éstas y su diferenciadodesempeño institucional.

El análisis del período 1980-1999permite comparar el desempeño de la economía de México en relacióncon el de sus regiones en dos etapas claramente diferenciadas. En 1980 uno de losfactores básicos del modelo de desarrollo era la presencia directa del Estadoen la conducción del crecimiento, razón por la cual la políticaeconómica se formuló a partir de la expansión del gasto público.2 En 1999, por contra, pueden constatarse algunos de los resultadosdel cambio del modelo de desarrollo que se emprendió desde 1985, con una políticaeconómica que privilegia la estabilidad macroeconómica a partir definanzas públicas sanas, la privatización de empresas públicas,la apertura comercial, el cambio de los precios relativos clave y de las regulacioneseconómicas, el fortalecimiento del ahorro interno y la reforma del sectorfinanciero, entre otros aspectos esenciales del ajuste estructural y la reforma delEstado.3

En cualquier agrupación que se haga de lasentidades federativas para analizar la evolución de las regiones de México,conviene hacer un balance de los estados ganadores y perdedores a fin de examinarla manera en que aquéllos se integran a la nueva dinámica nacionaly aprovechan sus ventajas de localización, la disponibilidad de recursos naturales,humanos o de infraestructura, el impulso empresarial y el fomento gubernamental,tanto federal como de los estados. Esos aspectos en su conjunto tienen un papel decisivoen la competitividad de los estados para atraer recursos de inversión haciasus jurisdicciones y sustentar su desarrollo.

En este trabajo se acude a tres criterios para examinarlos nuevos perfiles regionales del PIB: a] geográfico; b] de eficiencia, yc] de equidad. Con el primero se examinan las modificaciones de los patrones regionalesde la actividad económica mediante los cambios de la participaciónde las entidades federativas en el PIB nacional. Con el segundo criterio se intentamostrar si el proceso de apertura económica contribuye a reducir las disparidadesregionales o, por el contrario, propicia que éstas se amplíen. Porúltimo, con el tercero se revisa la equidad en la distribución delcrecimiento económico, para lo que se analiza la evolución del PIBper cápita en entidades pobres y desarrolladas.

Dichos criterios están estrechamente relacionadosy sólo se separan para fines analíticos, pues cada uno, desde su perspectiva,muestra que en los períodos de crecimiento o crisis hay regiones ganadorasy perdedoras y que sólo en el balance final es posible constatar los efectosen los patrones geográficos, la eficiencia del crecimiento para disminuirlas disparidades entre las regiones ricas y las pobres, así como la equidaden la distribución de ese crecimiento. En especial para estos dos últimosaspectos, la medición de las distancias del PIB per cápita de la entidadfederativa con el máximo PIB en un año dado y de la que tiene el mínimo,ilustra claramente el saldo del proceso económico de crecimiento y crisisque ha ocurrido en México en el período 1980-1999.


Panorama general

Es ampliamente conocido que hacia finales de lossetenta la economía mexicana creció a tasas superiores al promediode los 40 años previos, gracias al efecto multiplicador del gasto públicocon recursos provenientes del petróleo. Esa dinámica continuóen 1980 y 1981. Destaca el crecimiento de la minería (en la que se contabilizala extracción de petróleo y gas natural), que detonó grandesinversiones públicas y privadas particularmente intensas en el sureste delpaís, aun cuando su participación en el PIB total sea de las menores.

A partir de la crisis de los precios del petróleoen los mercados internacionales a mediados de 1981, la economía mexicana seubicó en una dinámica descendente de 1982 a 1986, con períodosde crecimiento negativo o de desaceleración, aunque la estructura del productointerno prácticamente no se alteró (véase el cuadro 1).

 

 C U A D R O 1

 

México: estructura del PIB global por gran división y tasas promedio de crecimiento, 1980-1999

Fuente: Banco de M�xico, Informe Anual, 1980, 1985 y 1999, e INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales, M�xico, 1998.
 

Estructura porcentual

Crecimiento anual

 

1980

1985

1999

1980-1985

1985-1999

Agropecuaria, silvicultura y pesca

9.0

9.6

5.3

4.6

� 0.9

Minería

3.2

3.7

1.2

� 4.6

� 6.9

Industria manufacturera

24.9

24.5

19.7

3.1

1.9

Construcción

5.5

4.7

4.0

� 4.9

2.5

Electricidad, gas y agua

1.5

1.9

1.5

2.1

7.1

Comercio, restaurantes y hoteles

25.7

23.8

19.3

6.7

0.3

Transportes y comunicaciones

7.5

7.6

10.2

3.3

6.6

Servicios financieros y seguros

9.8

10.5

14.4

1.7

8.6

Servicios comunales, sociales y personales

14.2

15.2

18.9

1.4

4.3

Total      

2.9

3.2

A partir de entonces la transformación notablede la estructura productiva del país se refleja con claridad hacia 1999 envarios hechos. De 1987 a 1994 el PIB registró tasas positivas de crecimiento(3% en promedio anual) generadas en parte por los cambios estructurales de las exportaciones(tanto por su proporción respecto del PIB total como por su composición:mientras que en los inicios de los ochenta la relación era 85/15 entre petróleoy manufacturas, en los noventa la relación se invirtió a 15/85).4

Tras la crisis de finales de 1994, cuyos efectosse manifestaron a lo largo de 1995 con la considerable caída de 6.2% del PIBtotal, de 1996 a 1999 la economía mexicana recuperó su dinamismo concrecimientos anuales más altos que el promedio alcanzado en 1985-1994, estoes, 5.1% en promedio. Este crecimiento se sustenta en las variaciones porcentualespositivas de la electricidad (7.1%), transportes y comunicaciones (6.6%), servicioscomunales (4.3%) y, de manera destacada, servicios financieros, con 8.6%. La dinámicaregional se abordará más adelante por las implicaciones subyacentesen la descentralización de las actividades económicas del paísde los años recientes.

Como se observa en el cuadro 1, de 1985 a 1999 seregistró una notable recomposición de las grandes divisiones del PIBtotal, la cual tuvo efectos trascendentes en el panorama regional de Méxicodebido a que existen actividades productivas que ganan y pierden posiciones relativasen la estructura nacional. En las regiones del país, los efectos de esa gananciao pérdida están en función de las particulares estructuras delPIB de las entidades federativas. De este modo, los sectores que perdieron presenciade 1980 a 1999, por orden de importancia, son comercio, restaurantes y hoteles; industriamanufacturera; agropecuario y pesca; minería, y construcción. Por elcontrario, la ganancia relativa se concentra en los servicios comunales, los serviciosfinancieros y los transportes y comunicaciones. Estas tres grandes divisiones representaron43.5% del PIB total en 1999, frente a 31.5% en 1980.

Estos comportamientos estarían sugiriendoque en cada actividad hay procesos de recomposición importantes en términosdel tipo de empresas que invierten e incorporan nuevas tecnologías, aprovechanmás que otras la apertura de la economía mexicana y sustentan el dinamismode las exportaciones, lo cual tiene también sus expresiones territorialesal existir una reubicación de las empresas con vocación exportadorahacia las fronteras y zonas industriales cercanas a los puertos del país.Por otra parte, la diferenciación de la dinámica económica delas regiones provoca modificaciones en la participación relativa de los estadosen un proceso de suma cero. Esto significa que la ganancia de algunas entidades esla contraparte de la pérdida de otras; aunque en el total nacional el efectoneto será cero, los efectos de la redistribución en las regiones dependeránde si éstas son ganadoras o perdedoras, además de la importancia relativade los sectores económicos (también ganadores o perdedores) en su estructuraproductiva.


Nuevos perfiles geográficosdel crecimiento económico

Con base en el criterio geográfico se examinanlos cambios más significativos de la actividad económica del país.Se presentan las tendencias registradas del PIB nacional y se abordan las modificacionesen las nueve grandes divisiones. En ambos casos se muestra el balance de entidadesganadoras y perdedoras en la redistribución. Es claro que los beneficios ylos costos de estas transformaciones dependen de cuánto representen las actividadesproductivas que han cambiado en la estructura de cada entidad federativa, pero elloprecisa de una investigación más detallada en que también seanalicen las políticas de fomento seguidas por los gobiernos estatales y secomparen con las políticas federales, con el propósito de completarun análisis de los efectos de la intervención gubernamental en esastransformaciones productivas.


Redistribución delPIB total entre entidades federativas

De 1980 a 1999 se registró una redistribuciónde las participaciones relativas de las entidades federativas que representa 8.7unidades porcentuales del PIB nacional. Es una cifra considerable que manifiestael peso relativo de la descentralización de las actividades económicasen el país e indica que la dinámica económica ha tomado fuerza;es probable que en los años siguientes se fortalezca esa tendencia, aun cuandoello no implique una disminución de las disparidades entre las entidades federativasextremas. Algunas tendencias sobresalientes se derivan del cuadro 2.

 

 C U A D R O 2

 

México: ganancias y pérdidas en la redistribución del PIB total entre las entidades federativas, 1980-1999 (puntos porcentuales)

Fuente: INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales, PIB por entidad federativa, 1993 y 1993-1999.

Estados con pérdida

 

Estados con ganancia

 

Tabasco

� 2.81

Guerrero

0.01

Distrito Federal

� 2.70

Durango

0.05

Veracruz

� 1.51

Tlaxcala

0.08

Chiapas

� 0.98

Tamaulipas

0.08

Estado de México

� 0.36

Colima

0.10

Nayarit

� 0.19

Oaxaca

0.12

Sinaloa

� 0.06

Michoacán

0.12

Jalisco

� 0.06

Baja California Sur

0.13

Hidalgo

� 0.04

Puebla

0.20

Zacatecas

� 0.01

Yucatán

0.20

    San Luis Potosí

0.26

    Campeche

0.26

    Morelos

0.29

    Sonora

0.36

    Guanajuato

0.40

    Aguascalientes

0.49

    Coahuila

0.53

    Querétaro

0.76

    Baja California

0.87

    Nuevo León

0.91

    Quintana Roo

0.94

    Chihuahua

1.54

Una de las características que distinguea la redistribución geográfica del crecimiento económico esun doble fenómeno: el ascenso de las entidades federativas del norte y ladisminución del Distrito Federal y, aunque ligera, del Estado de México,como reflejo de la descentralización industrial iniciada en el paísen 1985.

Respecto de las entidades del norte, el incrementode la participación relativa representa 48.3% del total de las unidades porcentualesredistribuidas, concentrándose en Chihuahua, Baja California, Nuevo León,Coahuila y Sonora. También se puede observar que las entidades federativasdel Centro-Occidente (Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, Michoacány Colima) se beneficiaron con 31.8% de la redistribución. En la zona de influenciade la zona metropolitana de la Ciudad de México, Morelos, Puebla y Tlaxcalaganaron en conjunto sólo 0.57 puntos.

Las entidades que pierden posiciones, como el DistritoFederal y el Estado de México, comparten la característica de su considerableperfil industrial. En el caso del Distrito Federal, la disminución es equivalentea 2.7 puntos porcentuales del PIB nacional. En conjunto, estas entidades industrializadasaportaron 35.1% de la pérdida total (es decir, 3.1 unidades porcentuales).

Existe una pérdida significativa de las entidadesfederativas del sureste con fuerte presencia de actividad petrolera (Tabasco con2.8 puntos porcentuales; Veracruz, 1.5 y Chiapas, 0.98) que en su conjunto representan60.8% del total de los 8.7 puntos porcentuales que se redistribuyeron de 1980 a 1999.En esta situación se observan las asimetrías entre la disponibilidadde riqueza y su transformación en mejores condiciones de desarrollo, asícomo los efectos de las crisis en las economías que dependen mucho de un solobien. De hecho, estas entidades se ubican en el extremo menos favorecido de cualquieríndice que se construya; el caso de Veracruz es ilustrativo de la migraciónhacia estadios de desarrollo menor, no obstante la riqueza que genera en varias delas grandes divisiones del PIB nacional.

Otras entidades del sureste que resultaron ganadorasfueron Quintana Roo (0.94%) y Campeche (0.26%); en cambio, hay moderados incrementosen Oaxaca, Yucatán y Guerrero, que completan este subgrupo, el cual se viofavorecido con 1.6 puntos porcentuales. Un balance para el sureste del paísmuestra que sería una región perdedora, a pesar de que el crecimientoeconómico del país de los ochenta provino en buena parte de las intensivasexplotaciones petroleras, pero cuando ocurrió la crisis de los precios delpetróleo de 1982 a 1986, la dinámica económica de esta regiónse vio disminuida, afectando a las entidades netamente petroleras como Tabasco, Chiapasy Veracruz.

Otro rasgo importante es que la pérdida estámás concentrada (cuatro entidades de las nueve perdedoras concentran 92% dela pérdida total); por el contrario la ganancia está más distribuidaentre 23 entidades federativas, aun cuando cinco de ellas ganaron 57.1% de los puntosporcentuales redistribuidos entre 1980 y 1999. Ello indica que la concentraciónregional de las actividades económicas tiende a descender: de la zona centro(con el Distrito Federal como núcleo) hacia las regiones centro-norte y nortedel país.


Los perfiles regionales delPIB por sectores

Hasta aquí se han examinado los perfilesregionales a partir de las cifras del PIB total de las entidades federativas. Peroimporta saber qué actividad económica originó la ganancia ola pérdida de las posiciones en la distribución relativa del PIB nacional.Esto es, interesa analizar en un nivel más desagregado la fuente principalde los perfiles regionales, tal como es posible efectuarlo con el examen de la evoluciónde las actividades económicas consolidadas en las grandes divisiones del Sistemade Cuentas Nacionales de México. El cuadro 3 muestra un balance de entidadesfederativas ganadoras y perdedoras, a partir de su participación relativaen las nueve grandes divisiones del PIB total entre 1980 y 1999. Las cifras ahíindicadas son los puntos porcentuales ganados o perdidos en relación con suaportación al total nacional de cada gran división. De los resultadosde ese balance, se señalan algunos aspectos sobresalientes en la explicaciónde la ganancia o pérdida de posiciones en la distribución relativadel PIB sectorial respectivo. Las implicaciones que de esa pérdida o gananciapara las entidades federativas están en función de la estructura productivaprevaleciente en cada una de ellas.

 

 C U A D R O 3

 

México: balance de ganancia y pérdida en el PIB por gran división y entidad federativa, 1980-1999

Fuente: INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales, PIB por entidad federativa, 1993 y 1993-1999.

Agropecuaria, silvicultura y pesca

Minería

Industria manufacturera

Construcción

Electricidad, gas y agua

Comercio, restaurantes y hoteles

Transporte, almacenaje y comunicaciones

Servicios financieros, seguros y actividades inmobiliarias

Servicios comunales, sociales y personales

Aguascalientes

� 0.06

0.02

1.03

0.03

0.40

0.23

0.73

0.16

0.44

Baja California

� 0.45

0.42

1.50

� 0.03

1.08

0.43

1 0

1.16

� 0.06

Baja California Sur

0.10

0.63

� 0.04

0.27

0.76

� 0.03

� 0.01

0.62

0.05

Campeche

� 0.56

31.24

� 0.14

� 0.15

� 0.14

0.46

0.10

0.00

0.39

Chiapas

� 0.36

� 15.01

� 0.92

1.54

3.94

� 0.03

0.06

0.56

0.73

Chihuahua

1.31

� 1.30

2.54

1.13

1.26

2.80

1.89

0.61

0.32

Coahuila

0.16

4.82

2.22

� 0.99

2.76

� 0.02

0.30

0.27

� 0.26

Colima

� 0.18

2.99

� 0.04

� 0.01

4.12

� 0.06

0.35

0.01

0.02

Distrito Federal

� 0.22

� 1.64

� 8.90

� 2.63

� 8.73

� 4.53

� 5.19

0.33

� 3.89

Durango

0.32

0.64

0.32

� 0.18

0.90

0.01

0.06

� 0.26

0.02

Estado de México

� 1.17

2.63

� 1.47

� 3.55

� 6.38

� 0.80

� 0.27

0.69

0.24

Guanajuato

� 0.17

� 0.14

0.81

1.97

� 1.27

� 0.67

1.76

� 0.72

0.42

Guerrero

0.18

� 0.25

� 0.01

� 0.32

1.73

� 0.30

� 0.42

� 0.26

0.16

Hidalgo

� 0.32

0.86

� 0.39

� 0.14

� 1.97

0.25

� 0.51

� 0.26

0.32

Jalisco

� 1.23

0.23

0.05

� 0.31

� 1.87

0.82

� 1.27

� 0.14

� 0.73

Michoacán

2.52

0.57

0.29

0.43

0.96

� 0.62

0.07

� 0.46

� 0.18

Morelos

0.48

0.30

0.32

0.13

0.00

0.14

0.25

0.02

0.41

Nayarit

� 0.39

0.03

� 0.37

� 0.26

� 0.12

� 0.17

� 0.11

� 0.27

0.02

Nuevo León

0.43

1.47

� 0.11

� 0.31

� 0.49

0.44

0.59

0.29

1.19

Oaxaca

0.13

0.89

0.01

0.08

0.18

0.32

� 0.32

� 0.45

0.07

Puebla

� 0.85

0.80

0.33

0.56

� 0.24

0.23

� 0.28

� 0.63

0.04

Querétaro

� 0.40

0.06

1.33

0.53

1.19

0.90

0.98

0.11

0.58

Quintana Roo

0.01

0.39

0.11

0.28

0.14

2.54

0.63

0.95

0.72

San Luis Potosí

0.32

1.23

0.77

� 0.09

0.89

� 0.12

0.54

� 0.37

0.08

Sinaloa

1.39

0.33

� 0.30

� 0.36

� 0.93

� 0.49

0.10

� 0.03

0.06

Sonora

0.64

1.32

1.07

� 0.02

0.35

0.36

0.47

0.05

0.08

Tabasco

� 0.31

� 32.25

� 0.25

0.24

1.21

0.13

� 0.26

0.26

0.36

Tamaulipas

� 1.25

2.33

1.38

0.27

� 2.07

� 0.50

0.09

� 0.55

� 0.64

Tlaxcala

� 0.30

0.03

0.29

0.03

0.16

� 0.02

0.00

� 0.16

0.11

Veracruz

� 0.99

� 4.47

� 1.58

0.99

1.61

� 1.53

� 2.26

� 1.06

� 1.26

Yucatán

0.35

0.22

0.04

0.86

0.27

� 0.14

0.32

� 0.01

0.15

Zacatecas

0.83

0.63

0.07

� 0.02

0.30

� 0.05

0.11

� 0.45

0.04

Por su importancia en el plano nacional, destacanlos cambios en la industria del Distrito Federal, que perdió 8.9 puntos porcentualesde 29.5% del total nacional en 1980 a 20.5% en 1999; si a ello se añade lapérdida del Estado de México, el dinamismo regional de la industrializaciónde México perdió vigor en favor de una descentralización productivahacia entidades federativas del norte del país que ganaron en el mismo lapso9.5 puntos porcentuales (con excepción de Nuevo León, que disminuyóligeramente su participación en 0.4 puntos), y del centro-norte (Querétaro,Aguascalientes, Guanajuato, San Luis Potosí), que ganaron 3.3 puntos. En ambasregiones se concentró 12.8% del total de la redistribución del PIBindustrial del país, lo que estaría perfilando los nuevos intercambioseconómicos que precisarán de la creación de infraestructurafísica para apuntalar el desarrollo de las actividades productivas complementariasque se emprenden en esas regiones.

El otro perfil relevante se observa en los cambiosocurridos en la actividad de la minería (en que se contabiliza la extraccióndel petróleo y gas natural). La economía mexicana experimentóun acelerado incremento de la actividad petrolera de 1977 a 1982; esta decisióndejó en manos de los mercados mundiales del petróleo la dinámicaproductiva del país. Los problemas ocasionados a partir de 1982 por la caídadel precio del petróleo fueron intensos en el conjunto de la economíadel país, pero los efectos en las regiones del país fueron diferenciados.En los estados petroleros de la década de los setenta y parte de los ochenta,los efectos del ascenso y la caída del petróleo fueron cuantiosos:en Tabasco significó la pérdida de 31 puntos porcentuales en su participaciónrelativa en el PIB nacional de la minería; en Chiapas de 15 puntos, y en menormedida en Veracruz, de 4.2 puntos.

Por el contrario, la apertura de pozos en la Sondade Campeche desplazó la dinámica de explotación a ese estado,el cual incrementó su participación en el PIB de minería en32.4 puntos porcentuales, experimentando la economía regional un proceso semejanteal de Tabasco, tanto por los efectos de las nuevas inversiones públicas yprivadas como por las repercusiones de la crisis de 1986 en los mercados petroleros.

Coahuila fue otro de los estados que se beneficiaronde la redistribución del PIB minero gracias al impulso de los proyectos deminería financiados con inversión pública que se emprendierondesde mediados de los años setenta, pero que tuvieron un impulso considerablea principios de los noventa por las decisiones del gobierno federal para privatizarempresas públicas. Esta entidad federativa ganó 4.9 puntos porcentualesde 1980 a 1999.

Otro rasgo característico es que el DistritoFederal perdió importancia relativa en ocho de las nueve grandes divisionesde actividad económica, excepto en la de servicios financieros, que apenasganó 0.33 unidades porcentuales.

En el Estado de México se observóuna disminución similar en las grandes divisiones de electricidad, gas y agua;construcción; industria, y agropecuaria, silvicultura y pesca, lo que propicióque su aportación al PIB total nacional se redujera de 10.9 a 10.6 puntosporcentuales. Estas modificaciones estarían apuntalando la tendencia a ladescentralización de las actividades productivas ya señaladas.

El análisis de otros indicadores permiteevaluar si en realidad la evolución del PIB del Distrito Federal consolidaesa tendencia descentralizadora, como por ejemplo los financieros (la inversiónpública federal, las participaciones fiscales a estados y municipios, el créditode la banca comercial), los demográficos (la migración neta) o loseconómicos (el número de establecimientos o de asegurados permanentesen el IMSS). Pero sin duda el Distrito Federal conservará su preeminenciaen el panorama regional de México por varios lustros más, aunque quizáno con la intensidad que lo ha caracterizado por tantos años.

Aunque habría que señalar que losefectos de la disminución de la actividad productiva en la base fiscal, derivadade la pérdida de establecimientos económicos, constituye un aspectocrucial para las finanzas públicas del Distrito Federal en el futuro mediato,por lo que ello se debe examinar con mayor atención.


Distribución federativade la crisis económica de 1995

Los problemas financieros a que México seenfrentó a fina-les de 1994 y que desembocaron en la crisis generalizada enla economía nacional durante 1995, con la caída de 6.2% en términosreales del PIB, tuvieron repercusiones diferenciadas en las entidades federativas,según las actividades productivas que en escala nacional registraron los descensosmás pronunciados y la importancia de la pérdida relativa de cada entidadde acuerdo con la estructura de sus productos internos, reforzados por la maneraen que las economías regionales se articulan con la dinámica nacional.5


Evolución delas variables macroeconómicas

Los datos más sobresalientes del comportamientode las variables macroeconómicas agregadas muestran la intensidad de los efectosde la crisis en el conjunto de la economía mexicana. Frente al cambio aceleradode las expectativas acerca de la continuidad del programa económico de Méxicoy algunos de sus resultados en el segundo semestre de 1994, conjugadas con los problemasdel panorama político del país, los mercados financieros reaccionaronadversamente, lo que se expresó en la suspensión de la entrada netade divisas y, en combinación con el descenso de las reservas internacionales,propició que la inversión fuera menor al ahorro interno. Además,la paridad cambiaria registró acelerados altibajos en poco tiempo, lo queafectó las expectativas inflacionarias y generó presiones para incrementarcon rapidez las tasas de interés reales a niveles insostenibles para el restode la economía nacional.

Estos cambios vertiginosos en los mercados financierosse trasladaron en los meses iniciales de 1995 a los circuitos de la produccióny comercialización de bienes y servicios. El alza inusitada de las tasas deinterés repercutió directamente en la demanda agregada, cuya contracciónalcanzó 10%; la inversión en nuevos proyectos y la capacidad de gastode los consumidores y las empresas, que conservaban la inercia de los añosprevios derivada de la expansión del crédito, se vieron fuertementedisminuidas. En esta situación, el gasto del consumo agregado se redujo 11.7%(por tipo de bienes, el rubro de duraderos cayó 45.7%, el de no durables,8.3%, y el de servicios, 5%) y el gasto público se abatió 8.4%. Laformación bruta de capital descendió 30.9% como resultado de las caídasde la inversión privada en 33.9% y la pública en 18.9%. En los mesessiguientes, estos efectos se combinaron con el comportamiento del crédito,la influencia de las tasas de interés en el servicio de la deuda (internay externa) para los particulares y las empresas, así como con la volatilidadcambiaria, para generar un radical cambio en las expectativas inflacionarias y losplanes de inversión de las empresas y los particulares. Todo ello se tradujoen descensos pronunciados de la actividad económica y el empleo en gran partede 1995.

Así las cosas, los rasgos más generalesdel comportamiento de la economía mexicana en 1995 se sintetizan en los perfilessiguientes: las grandes divisiones del producto interno como electricidad, gas yagua, y agropecuario, silvicultura y pesca registraron variaciones positivas (2.2y 1.8 por ciento, respectivamente); la de servicios financieros fue la que menoscayó (� 0.3%) y aunque el descenso de la industria manufacturera fue menor(� 4.9%) que el promedio nacional (� 6.2%), por su importancia en la estructura dela economía y sus efectos multiplicadores en el resto de la actividades productivastiene una gran significación, en especial para las entidades federativas conuna base industrial amplia. Uno de los efectos inmediatos de la caída de lainversión total fue el comportamiento del PIB de la construcción (lade mayor descenso con � 23.5% en promedio nacional), pero con consecuencia en elrespectivo PIB de las entidades federativas con variaciones impresionantes para loscasos de Nayarit (� 50.8%), Oaxaca (� 48.6%) o Hidalgo (� 46%), aunque tambiéndestaca la variación positiva en Tabasco (37.2%) y Chiapas (8.8%), únicosdos estados que presentaron crecimientos positivos en esta actividad, lo que propicióque la disminución de su PIB total fuese de las menores variaciones negativasde 1995.6

Zacatecas fue la única entidad que crecióen 1995 (1.03%), acaso como resultado del efecto rezagado que tiene en esa economíaregional la dinámica nacional, pues en 1996, una vez que ésta recuperósus tasas positivas de crecimiento, fue también la única que registróuna ligera tasa de crecimiento negativa (� 0.12%). Pero más allá deeste comportamiento atípico, el perfil es ilustrativo de cómo reaccionaronlas economías estatales a los problemas de la economía nacional.

Del análisis de ese perfil surgen dos rasgosnotables: las entidades que perdieron más puntos que el PIB nacional tienenuna base industrial amplia y se localizan en su mayoría en el centro y nortedel país, y en el extremo contrario, se observa que en esta crisis las entidadespetroleras no fueron afectadas como en la crisis del energético ocurrida en1981-1986.

Para analizar un poco más en detalle losefectos de la crisis, en un cuadro de doble entrada se combinan dos criterios: elprimero mide la intensidad de las tasas negativas del PIB para diferenciarlas enseis rangos a partir de la distancia que tiene la desviación estándarrespecto de la tasa promedio nacional que se registra en el PIB total (en el que31 entidades registraron tasas negativas), en el PIB industrial y en el de serviciosfinancieros (en los que hay entidades que ganan y pierden).7Con el segundo criterio se clasifican las entidades según su grado de desarrollopor medio de un índice: muy pobres, pobres, de desarrollo intermedio 1 (contendencia a ser pobres) y de desarrollo intermedio 2 (con tendencia a ser desarrollados),desarrollados y muy desarrollados.8


Rasgos generales delPIB total de las entidades federativas

La intensidad de la crisis de 1995 se puede medirpor medio de los puntos porcentuales que en conjunto perdieron las entidades en relacióncon 1994. La suma de los puntos porcentuales del PIB total ascendió a 155(si se descuenta la variación positiva de Zacatecas, el saldo neto es de 154puntos). Comparativamente con las pérdidas en la industria y en los serviciosfinancieros esa pérdida representó 1.6 veces la primera y 7.5 vecesla segunda.

Como se observa en el cuadro 4, el grupo de entidadesmuy pobres perdió pocos puntos, lo que se explica por que los mayores efectosde la crisis ocurrieron en los sectores manufactureros; por ello, dada la baja participaciónde estas entidades en el PIB industrial nacional, la transmisión de los efectosfue menor. Por el contrario, en el grupo de las muy desarrolladas es significativoque Nuevo León y el Distrito Federal perdieran 15 puntos del PIB total, porser los centros industriales dinámicos del país y por sus repercusionesen el empleo y el ingreso de la población.

La mayor intensidad de la crisis se registra enel grupo de desarrollo intermedio 2, en que destaca la pérdida de San LuisPotosí (11.1%). En el grupo 4 sobresalen las pérdidas de México(8.5%) y Nayarit (9.9%); y en el 5 las de Chihuahua (6.4%), Jalisco (7.9%) y Morelos(9.6%). Estos dos grupos concentraron 47.5% de los puntos perdidos del PIB total.

 

 C U A D R O 4

 

Distribución de la crisis de 1995 en el PIB de las entidades federativas según su grado de desarrollo1 (porcentaje respecto a la pérdida o ganancia del PIB total, industrial y de servicios financieros)

Rango de variación2

Grado de desarrollo3

Total

Rango de variación2

Grado de desarrollo3

Total

1

2

3

4

5

6

1

2

3

4

5

6


PIB total
                             
0.00 - 0.74

0.2

0.2

0.4

0.4

1.2

               
0.75 - 3.84

2.7

6.8

6.4

3.7

19.6

               
3.85 - 4.62

2.8

2.5

5.3

               
4.63 - 6.17

3.0

7.1

3.6

3.4

17.2

               
6.18 - 7.72

4.1

4.2

8.3

               
7.73 - 8.50

5.3

5.3

5.1

15.7

               
8.51 y +

7.4

7.2

6.4

6.2

5.5

32.7

               
 

3.0

18.7

21.1

24.5

23.0

9.7

100.0

               

PIB industrial
Entidades ganadoras Entidades perdedoras
0.00 - 1.73

4.2

4.9

9.2

0.00 - 0.94

0.6

0.1

0.7

1.74 - 3.56

3.8

3.8

0.95 - 3.48

1.2

1.7

1.2

2.6

6.8

3.57 - 4.02

6.7

 

7.9

 

14.6

3.49 - 4.74  

2.8

7.5

10.3

4.03 - 4.94

11.7

10.8

22.5

4.75 - 6.01

4.7

5.4

5.3

15.4

4.95 - 5.86

6.02 - 7.27

5.87 - 6.32

14.8

14.4

29.2

7.28 - 8.54

6.8

6.8

13.6

6.33 y +

20.9

20.9

8.55 y +

27.4

17.6

8.3

53.3

 

4.2

21.5

25.8

23.3

25.2

100.0

 

1.2

28.0

26.8

20.9

9.5

13.6

100.0


PIB de servicios financieros
Entidades ganadoras Entidades perdedoras
0.00 - 0.65

0.2

0.8

1.0

0.9

2.8

0.00 - 0.50

3.0

0.7

2.0

5.7

0.66 - 1.13

1.5

1.5

0.51 - 0.75

2.7

2.7

1.14 - 1.58

3.1

3.2

6.4

0.76 - 1.24

4.2

9.9

14.1

1.59 - 2.47

4.8

8.2

13.0

1.25 - 1.75

6.5

6.5

2.48 - 3.36

6.6

6.9

13.5

1.76 - 1.98

3.37 - 3.81

8.2

8.2

16.3

1.99 y +

14.8

10.3

36.1

9.9

71.0

3.82 y +

12.1

25.0

9.6

46.6

 

10.7

27.6

11.0

40.7

9.9

100.0

 

6.8

8.7

14.5

44.5

24.7

0.9

100.0

 

 

 

 

 

 

 

 

1. El índice para las entidades federativas es de 1990.

2. El rango de variación está calculado a partir de la proporción de la desviación estándar alrededor de la media de cada caso. Se utilizó 0.5, 0.75, 1.5, 1.75 veces la desviación estándar (DE) para el PIB total, industrial (ganadores) y para servicios financieros (ganadores y perdedores). En el caso del PIB industrial (perdedores) se empleó 0.25, 0.5 y 1.0 veces la DE.

3. Grado de desarrollo:
1: muy pobre.
2: pobre.
3: desarrollo intermedio 1.
4: desarrollo intermedio 2.
5: desarrollado.
6: muy desarrollado.

Fuente: cuadro 3.


Rasgos generales del PIBindustrial de las entidades federativas

La caída de 4.9% en términos realesdel PIB industrial se manifestó de manera diferenciada en las entidades delpaís. Si en términos del PIB total el descenso fue generalizado, elPIB industrial tuvo una pérdida neta de 94 puntos porcentuales, como resultadode la ganancia de 32 puntos y la pérdida de 126 puntos.

En las entidades ganadoras destacan Michoacán(6.7%), Veracruz (4.8%) y Coahuila (4.6%) del total de los 11 estados que registrarontasas positivas. Por su parte, son impresionantes las pérdidas que se observanen el Estado de México (7.5%), Jalisco (7.5%), Distrito Federal (9.2%), Querétaro(9.5%), San Luis Potosí (10%), Puebla (10%), Morelos (15.5%) e Hidalgo (20.3%);este subconjunto concentró 90 de los 126 puntos que perdió el PIB industrial.


Rasgos generales del PIBde servicios financieros de las entidades federativas

En la evolución de esta gran divisiónhay que tomar en cuenta que existen otras actividades con un dinamismo que permitióque el balance de la crisis fuera positivo. En tanto que en 18 entidades hubo tasaspositivas (aunque con variaciones considerables como Campeche con 6% o Oaxaca con0.07%, en los extremos), el total de puntos positivos ascendió a 44; por elcontrario, en 13 entidades se registraron tasas negativas por un equivalente de 20puntos porcentuales. De esta manera, esta gran división del PIB, a pesar dela gravedad de la crisis generalizada, llegó a tener avances importantes enalgunas regiones del país.

Si se observa el perfil geográfico de lasentidades con tasas positivas, llama la atención que una parte significativa(38%) de los puntos de ganancia se localice en la región sureste, sobre todolas tasas de Campeche (6%), Quintana Roo (5.5%), Chiapas (3%) y Tabasco (2.2%). Estascifras indicarían un dinamismo particular de las actividades productivas quepropició que la crisis de 1995 afectara en menor medida a esta gran división;además, ello sugiere que se debe profundizar en el examen de las tendenciasregionales de dichas actividades en un período más amplio para evaluarlas repercusiones en la expansión de las actividades de intermediaciónfinanciera.

Por su parte, el perfil de los estados perdedoresmuestra que tres cuartas partes de la pérdida total se distribuyó enlas siguientes entidades: Distrito Federal (2%), Tamaulipas (2.1%), Durango (3%),Jalisco (3.2%) y Sonora (4.1%).

De acuerdo con la clasificación de las entidadessegún su grado de desarrollo, las entidades que ganan más (44.5% delos puntos positivos) pertenecen al grupo 4, en tanto los estados con la mayor pérdida(41) se ubican en el grupo 5, como se aprecia en el cuadro 4.


Grado de concentraciónregional del PIB total y sectorial

Los resultados de un período de 15 añosilustran un hecho de gran importancia para el desempeño futuro de la economíamexicana. Si en gran parte del siglo XX ocurrió un proceso de gran concentraciónen el centro del país, lo que habría que evaluar es si ahora hay algunasevidencias empíricas de que en el siglo XXI el desarrollo de Méxicopodría no ser tan polarizado y verificarse algún tipo de convergenciaregional que redujera los actuales desequilibrios regionales, en virtud de algunasdecisiones de capital importancia desde las políticas públicas federalespara apoyar esa descentralización económica, especialmente con el impulsode la renovación del federalismo y la descentralización del gasto socialfederal.9 Los efectos de esas decisiones sólo podránser evaluados en sus efectos reales en los próximos años y lo que senecesita es sostenerlas institucionalmente en la agenda de gobierno para que se logrenlos objetivos trazados para dicha descentralización.

Para analizar si hay evidencias de que la descentralizaciónsigue avanzando hay otra forma para confirmarla que consiste en examinar la evolucióndel grado de concentración regional de las actividades productivas duranteel período 1980-1999. Para ello se utiliza el índice de Theil, queproporciona información acerca de qué tan concentrada se encuentrauna variable en alguna o algunas de las observaciones.10Es una medida de sensibilidad que responde a cambios relativos en la distribucióndel producto interno, sea total o por gran división, por lo que en esta secciónse realiza una aproximación a los perfiles que surgen del cuadro 5.

En el cuadro 5 se muestran los cálculos delgrado de concentración regional para los rubros del PIB total y sus nuevegrandes divisiones. Destaca en primer lugar la tendencia descendente del PIB totalde 1980 a 1999, no obstante que de 1988 a 1993 se registró un ascenso delíndice de 0.2093 a 0.2247, respectivamente (que se explica porque los índicesde los servicios financieros y de la construcción se elevaron, aun cuandoen las siete restantes grandes divisiones hayan disminuido). Pero a partir de 1993vuelve a descender, aunque no al nivel alcanzado en 1985 o 1988. De cualquier manera,lo ilustrativo de esta estimación se refiere a la tendencia descendente dela concentración de las actividades productivas del país, aun cuandopudiera considerarse una caída moderada en el índice al pasar de 0.2541en 1980 a 0.2154 en 1999.

Lo notable de estos perfiles es que en el período1980-1996 casi todas las actividades tendieron a estar menos concentradas regionalmente,con excepción de los servicios financieros, en virtud de que no registródescenso en su índice de Theil, así como el de la agricultura, no obstanteque presenta una tendencia descendente desde 1985, en 1999 se incrementó ligeramente.Por ello es pertinente examinar más de cerca la evolución de esta actividadpara comprender dicho aumento en su grado de concentración territorial.

En la minería se registra la mayor caídaen el grado de concentración regional como consecuencia del proceso de despetrolizaciónde la economía mexicana, que se impulsó a partir de los noventa (laactividad petrolera representaba 1.5% del PIB nacional en 1999, a diferencia de 3.2%que significó en promedio de 1980 a 1985). De este modo, el índicede Theil (que es el de mayor nivel de todas las grandes divisiones) pasó de0.6284 en 1980 a 0.4172 en 1999.11 Los cambios deposición de las entidades federativas en el PIB nacional ya fueron señaladosen el apartado anterior, pero es oportuno apuntar que las consecuencias para laseconomías regionales, tanto en la expansión de la actividad como ensu crisis, fueron muy desfavorables para las condiciones de desarrollo de Chiapas,Veracruz o Tabasco, pues esa derrama de recursos no se expresó finalmenteen mejores oportunidades de bienestar para la población en su conjunto.

La disminución del grado de concentraciónde la industria refleja claramente los cambios de posición ya comentados delDistrito Federal en el PIB industrial del país. La magnitud del descenso delíndice de concentración es notoria: mientras que en 1980 registró0.4068 (el segundo nivel de concentración de todos los índices sectoriales),en 1999 disminuyó a 0.3074, pasando a ser el tercero en importancia de dichosíndices. Para ilustrar con mayor claridad las consecuencias de esa evolucióndel índice, considérese que de 1980 a 1990 el incremento en el acervode establecimientos industriales en México ascendió a casi 14000 unidadeseconómicas,12 en tanto que el DistritoFederal registró la pérdida de casi 9 000 establecimientos; los estadosque participaron con mayor número de establecimientos creados fueron Chiapas(14.2%), Veracruz (12.8%), Guanajuato (9.8%), Oaxaca (8.4%) y Coahuila (5.8%). Undato adicional que parece confirmar la tendencia descendente es la participacióndel Distrito Federal en el PIB industrial del país: mientras que en 1960 larelación del Distrito Federal con la entidad federativa que contaba con menosestablecimientos industriales era de 271 veces, en 1990 disminuyó de maneraimportante a sólo 41 veces.

Otro de los casos relevantes de la evolucióndel índice se refiere al de electricidad, gas y agua, que muestra una caídasignificativa (43.1%) al pasar de 0.2155 a 0.1226 de 1980 a 1999, como consecuenciade la instalación de plantas proveedoras de los servicios de gas y agua enlos centros urbanos dinámicos del país. Esta actividad evoluciona apartir de la demanda de estos servicios por parte de otras actividades económicasy el incremento de la urbanización del país (el XII Censo de Población2000 calcula que 75% de la población habita en las ciudades) y es un buenindicador del dinamismo productivo en las regiones del país. En este mismosentido, la evolución del transporte refleja cambios en la intensidad de losflujos comerciales entre regiones o con el exterior; en este caso, el grado de concentracióndisminuyó de forma significativa: de 0.3266 en 1980 a 0.2534 en 1999.

Como se dijo, llama la atención que en elcaso de la agricultura el índice muestre un ascenso en 1997-1999 respectode la tendencia que venía presentando desde 1988. Mientras que en este últimoaño el índice fue de 0.1226, en los años siguientes registróuna tendencia descendente hasta 1995, cuando se situó en 0.1038, y despuésen 1999 pasó a 0.1159, única actividad económica en que crecióel índice de Theil.

Al examinar con detalle la evolución de laparticipación relativa de esta actividad en el PIB, destaca en primer términoque de 1985 a 1999 registre un descenso de 9 a 6 por ciento, con una tasa de crecimientode �1% en promedio anual, como puede verificarse en el cuadro 1. En segundo lugar,el balance territorial muestra que las principales entidades que ganan participaciónporcentual en el PIB de la agricultura se encuentran en el norte del país(del total de 9.2 puntos porcentuales que se redistribuyeron de 1980 a 1999, Sinaloa,Chihuahua, San Luis Potosí, Zacatecas, Sonora y Nuevo León concentraron50.1% de esa ganancia); en el caso de Michoacán también hubo una gananciaimportante (2.5 puntos).

En tercer término, en el saldo de las entidadesfederativas que pierden, se encuentran Campeche, Puebla, el Estado de México,Veracruz y Jalisco (que concentran 52.2% de los puntos perdidos); la únicaentidad del norte con pérdida significativa es Tamaulipas (1.3 puntos). Encuarto lugar, cuando se examinan los efectos de la crisis de 1995, es notable queentre las entidades con tasas positivas se encuentren Baja California (23%), BajaCalifornia Sur (13.6%), Coahuila (12.4%), Nuevo León (10.7%), Sinaloa (7%)y Zacatecas (5.1%), a las que la crisis no afectó.

En suma, los datos anteriores parecen sugerir queen la recomposición del sector agropecuario que viene ocurriendo a raízde la reforma económica (entre otras medidas destaca la reforma al artículo27 constitucional en 1992), el dinamismo de las entidades ganadoras encuentra sufuente en las unidades agropecuarias más desarrolladas, orientadas al mercadoexterior y con mayor densidad de capital, en detrimento de las unidades productorasque laboran en áreas de cultivo con productividad baja y en zonas con escasainfraestructura hidráulica y que producen bienes que se enfrentan a una fuertecompetencia de los mercados internacionales. No obstante, el comportamiento del índicede Theil muestra la sensibilidad para registrar variaciones entre las entidades federativas,lo que estaría sugiriendo que en la agricultura habría un proceso dereconcentración regional de la producción si se continuaran las tendenciasde 1996 y 1999. Pero ello precisa abundar en un análisis particular al respecto.

 

 C U A D R O 5

 

México: índice de Theil del PIB total y por gran división, 1980-1999

PIBx

1980

1985

1988

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

Balance

Minería

0.628

0.618

0.452

0.436

0.428

0.436

0.445

0.446

0.438

0.417

Industria manufacturera

0.407

0.365

0.323

0.317

0.309

0.298

0.302

0.309

0.307

0.307

Electricidad, gas y agua

0.216

0.198

0.145

0.132

0.130

0.126

0.126

0.129

0.123

0.123

Transportes y comunicaciones

0.327

0.258

0.255

0.256

0.256

0.245

0.247

0.248

0.252

0.253

Servicios comunales, sociales y personales

0.364

0.316

0.331

0.316

0.318

0.313

0.314

0.307

0.302

0.302

Comercio, restaurantes y hoteles

0.290

0.177

0.229

0.243

0.242

0.233

0.236

0.244

0.240

0.240

Construcción

0.237

0.226

0.241

0.257

0.235

0.230

0.202

0.219

0.198

0.193

PIB total

0.254

0.205

0.209

0.225

0.223

0.215

0.215

0.218

0.215

0.215

Servicios financieros y seguros

0.258

0.301

0.250

0.370

0.257

0.252

0.248

0.257

0.258

0.255

Agropecuaria, silvicultura y pesca

0.109

0.117

0.123

0.105

0.104

0.104

0.105

0.119

0.112

0.116

+

Fuente: INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales, Producto interno bruto por entidad federativa, 1993 y 1993-1999, México, 2000.

Distribución del PIB percápita por entidad federativa

¿En qué medida las tendencias de laredistribución de las actividades productivas favorecen la distribuciónequitativa de los beneficios del crecimiento económico de los añosrecientes y, por ende, en las expectativas para el mejoramiento de los niveles debienestar en las regiones de México? Si las diferencias del PIB per cápitaentre las entidades federativas se incrementan en los inicios del cambio de modelode desarrollo, ¿de qué dependerá su disminución? Unamanera de empezar a contestar estas interrogantes es examinando la evolucióndel PIB per cápita de 1980 a 1999.

En este apartado se destacan los perfiles que ofrecenlos cálculos de las distancias entre las entidades federativas con los PIBper cápita máximo y mínimo registrados de 1980 a 1999 con dosmodalidades. La primera es que la entidad federativa con el PIB máximo noes la misma durante todas las estimaciones, pues los efectos del petróleohicieron que Campeche (en 1985, 1988 y 1993) y Tabasco (en 1980) registraran nivelesatípicos en el PIB respecto de su propia historia, lo cual distorsiona lacomparación en el tiempo, pues no son niveles sostenidos. En la segunda modalidad,la distancia se estima respecto de Oaxaca (que permanece como el último estadoen la distribución per cápita y se encuentra también en el estratode entidades muy pobres;13 en 1993 y 1994Chiapas es el de menor PIB per cápita) y el Distrito Federal, permitiendoasí una comparación estable en el tiempo entre dos entidades federativasubicadas en los extremos de la escala del índice de desarrollo y representativasde la heterogeneidad regional de México en el siglo XX (véase el cuadro6). En ambas situaciones conviene destacar que el período de análisispresenta, a su vez, dos subperíodos que se diferencian por el comportamientodel PIB per cápita tanto en el nivel como en su tasa de crecimiento.

Lo que salta a la vista del cuadro 6 es la conclusiónde que la distancia del estado que tiene el PIB mínimo y la entidad federativaque combina el PIB más alto y el mayor grado de desarrollo se amplióde 1980 a 1999, en dos etapas: en la primera, de 1980-1988, permanece prácticamentesin cambio al pasar de 19 400 pesos a 19 300; pero en la segunda, de 1988 a 1999,se incrementa a 29 500 pesos.

Ello obedece a que Oaxaca, como representativo delos estados muy pobres, no se ha beneficiado del dinamismo del crecimiento económicodel país a pesar de que en varios años del período de análisisse han emprendido importantes proyectos de inversión, como las obras petrolerasen Salina Cruz y los desarrollos turísticos de Huatulco en los añosochenta, propiciando que sus efectos en las actividades económicas localessean menores. De ahí que la evolución del PIB per cápita deOaxaca esté por debajo del comportamiento del promedio nacional, 5 100 y 12900 pesos en 1980, respectivamente, situación que se mantiene hacia 1999 en5 700 y 13 800 pesos, esto es, la proporción del PIB de Oaxaca en relacióncon el promedio del país no se modificó, quedando en alrededor de 41%en el lapso de casi dos décadas.

El Distrito Federal registró un avance notableal pasar de 24 600 pesos en 1980 a 33 600 en 1999, claramente superiores al promedionacional; aunque esa entidad ha perdido dinamismo en sus actividades económicas,todavía la magnitud de su PIB es avasalladora, pero también se combinacon un descenso en el tamaño de su población desde 1995, cuando pasaa ser la segunda entidad en este rubro después del Estado de México.En suma, el Distrito Federal obtiene un incremento de 43.8% en su PIB per cápitade 1999 respecto del nivel registrado en 1980, a pesar de que el producto total hayadisminuido 2.7 puntos porcentuales su participación relativa en el PIB nacionalde 1980 a 1999.

Por otra parte, lo que distingue al conjunto deentidades federativas que tienen un nivel de PIB per cápita menor al promedionacional en cada año es que está integrado en su mayor parte por estadosclasificados muy pobres y pobres, como Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Zacatecas, Michoacán,Hidalgo, Veracruz o Puebla. El PIB per cápita de estas entidades alcanza unaproporción equivalente a 60 ó 70 por ciento del nivel del promedionacional. Pero también llama la atención que la ordenación delos estados se modifique poco a lo largo del período de estudio, en especialen los últimos cinco lugares de la distribución. Ambas cuestiones hanlimitado las posibilidades de un mejor desarrollo para la población de esasentidades, evitando que los beneficios de las nuevas corrientes de comercio y tecnológicasles permita recrear las condiciones para transformar su esfuerzo productivo en mejoresoportunidades de empleo, ingreso y bienestar.

A diferencia de esta situación, existen entidadesfederativas que han cambiado de posición respecto al promedio nacional, alaprovechar las ventajas de su localización geográfica y el dinamismode la apertura comercial del país, combinándose con las inversionesprivadas y la inversión federal para ampliar o crear la infraestructura indispensablepara el surgimiento de un proceso de crecimiento sostenido que se ha reflejado finalmenteen mejores niveles de bienestar en esas entidades.14El caso paradigmático de esta situación es Aguascalientes, que en términoscomparativos ha transitado de situarse por debajo del promedio nacional en 1980 (10100 y 12 900 pesos, respectivamente) y en 1988 (10 700 y 12 600, respectivamente),pero a partir de 1993 se ubica por encima del promedio nacional al registrar 14 100y 13 000 pesos, respectivamente, llegando en 1999 a niveles de 16 400 y 13 800 pesos.En esta misma dirección pueden analizarse Querétaro y Chihuahua.

La situación de Jalisco refleja la pérdidade posiciones de su participación relativa en el PIB nacional, pues frentea su crecimiento demográfico propicia que la distribución per cápitase mantenga constante respecto al promedio nacional. Así, mientras que en1980 era prácticamente igual que aquél (12 900 pesos), en 1988 ascendióa 13 100 en comparación con los 12 600 del promedio, para estar en 13 300pesos en 1999 ligeramente por debajo de aquél, 13 800. Procesos semejantesde distanciamiento respecto al promedio nacional experimentaron Chiapas, el Estadode México, Nayarit y Veracruz. Lo común para estas entidades es quela pérdida de PIB per cápita se acentuó desde 1985.

 

 C U A D R O 6

 

México: diferencias de las entidades federativas con el mayor y el menor PIB per cápita (miles de pesos de 1993)

 

Entidad con el máximo PIB per cápita

PIB max- PIB Oaxaca

PIB DF-PIB Oaxaca

1980 Tabasco

27.1

19.4

1985 Campeche

75.8

17.8

1988 Campeche

37.1

19.3

1993 Campeche

51.1

27.1

1994 Distrito Federal

28.0

28.0

1995 Distrito Federal

25.2

25.2

1996 Distrito Federal

26.4

26.4

1997 Distrito Federal

27.6

27.6

1998 Distrito Federal

28.7

28.7

1999 Distrito Federal

29.5

29.5

Fuente: INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales, Producto interno bruto por entidad federativa 1993 y 1993-1999, México, 2000.

Los perfiles descritos son consecuencia del ritmode crecimiento diferenciado del producto interno de las entidades federativas enel período de análisis. El cuadro 7 muestra las tasas de crecimientodel PIB per cápita con cálculos para cuatro períodos. La característicacomún de esas estimaciones se refiere a que mayoritariamente las entidadesdel norte del país tienen tasas de crecimiento positivas y por encima de latasa promedio nacional; aunque hay excepciones de entidades de otras regiones delpaís, la conclusión que se deriva de estos perfiles es que la redistribuciónde las actividades productivas se refleja en un incremento de las diferencias delPIB per cápita entre las regiones del país durante el período1980-1999.

El primer cálculo, de 1980 a 1999, sintetizala evolución de las tasas en todo el período. Algunas característicasrelevantes surgen del perfil regional subyacente: destacan las pérdidas deChiapas y Tabasco propiciadas fundamentalmente por la caída de la actividadpetrolera de principios de los ochenta. También llaman la atenciónlos casos de Veracruz y el Estado de México, que han perdido dinamismo productivo(como se observa en el cuadro 2 son entidades que pierden participación porcentualen el PIB nacional) y registran altas tasas de crecimiento demográfico, porlo que no es de extrañar su tasa negativa en el período de análisis.Por el contrario, del lado de las entidades con tasas positivas, sobresalen QuintanaRoo, Aguascalientes, Chihuahua y Querétaro, con crecimientos equivalentesa cinco o seis veces el registrado en el promedio del PIB per cápita, peroque junto a otras entidades como San Luis Potosí, Coahuila, Durango, Sonoray Nuevo León, confirman que el norte del país tiene mayor dinamismoeconómico y un mejor reparto de los beneficios desde una perspectiva de laequidad.

 

 C U A D R O 7

 

México: tasas de crecimiento del PIB per cápita por entidad federativa (variaciones reales porcentuales)

 

1980-1999

 

1980-1985

 

1985-1999

 

1993-1999

Quintana Roo

2.4

Campeche

37.5

Quintana Roo

3.4

Querétaro

2.9

Aguascalientes

2.4

Tlaxcala

6.7

Aguascalientes

2.6

Aguascalientes

2.2

Chihuahua

2.4

Oaxaca

5.1

Chihuahua

2.6

Coahuila

1.9

Querétaro

2.2

Querétaro

5.0

Distrito Federal

2.5

Chihuahua

1.7

Distrito Federal

1.8

Zacatecas

4.9

Querétaro

1.4

Tamaulipas

1.6

Campeche

1.5

Durango

4.6

Coahuila

1.2

Michoacán

1.6

San Luis Potosí

1.4

San Luis Potosí

3.8

Baja California Sur

1.2

Baja California

1.6

Coahuila

1.3

Colima

3.4

Yucatán

1.2

Sonora

1.5

Durango

1.2

Morelos

2.4

Nuevo León

0.8

Durango

1.3

Colima

1.2

Sinaloa

2.3

Baja California

0.8

Tlaxcala

1.1

Zacatecas

1.1

Nayarit

2.3

Tamaulipas

0.8

Puebla

1.0

Morelos

1.0

Sonora

2.0

Michoacán

0.6

Nuevo León

0.9

Sonora

1.0

Guanajuato

1.8

Sonora

0.6

Colima

0.8

Nuevo León

0.9

Aguascalientes

1.8

Morelos

0.6

Yucatán

0.8

Yucatán

0.9

Chihuahua

1.7

San Luis Potosí

0.5

Estado de México

0.7

Baja California

0.8

Guerrero

1.5

Colima

0.3

Promedio nacional

0.7

Guanajuato

0.7

Jalisco

1.2

Puebla

0.3

Guanajuato

0.7

Tamaulipas

0.6

Hidalgo

1.1

Guanajuato

0.2

Baja California Sur

0.7

Sinaloa

0.6

Coahuila

1.1

Promedio nacional

0.2

Zacatecas

0.6

Baja California Sur

0.6

Nuevo León

1.0

Durango

0.2

Hidalgo

0.5

Oaxaca

0.6

Veracruz

0.9

Sinaloa

0.1

Distrito Federal

0.4

Michoacán

0.5

Promedio nacional

0.9

Hidalgo

0.0

San Luis Potosí

0.3

Tlaxcala

0.5

Puebla

0.9

Guerrero

0.0

Quintana Roo

0.2

Puebla

0.4

Estado de México

0.5

Zacatecas

0.0

Chiapas

0.2

Promedio nacional

0.4

Baja California

0.3

Jalisco

� 0.2

Veracruz

0.1

Guerrero

0.4

Michoacán

0.2

Estado de México

� 0.9

Jalisco

� 0.5

Hidalgo

0.3

Tamaulipas

0.1

Oaxaca

� 0.9

Tabasco

� 0.6

Jalisco

0.2

Yucatán

� 0.1

Veracruz

� 1.1

Campeche

� 0.7

Estado de México

� 0.5

Distrito Federal

� 0.1

Nayarit

� 1.4

Oaxaca

� 0.8

Nayarit

� 0.5

Quintana Roo

� 0.3

Tlaxcala

� 1.8

Sinaloa

� 0.9

Veracruz

� 0.5

Baja California Sur

� 1.4

Chiapas

� 2.7

Guerrero

� 0.9

Chiapas

� 3.2

Chiapas

� 4.5

Tabasco

� 6.2

Nayarit

� 1.0

Tabasco

� 6.6

Tabasco

� 7.9

Campeche

� 9.0

Morelos

� 1.6

Fuente: INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales, Producto interno bruto por entidad federativa 1993 y 1993-1999, México, 2000.

En virtud de que en este período de casi20 años se registró un cambio estructural en el modelo de desarrolloy en la política económica que lo favorece, es indispensable analizarlos perfiles regionales de los períodos de 1980 a 1985, en que se pueden evaluarlos efectos de la petrolización de la economía mexicana; de 1985 a1999, cuando se evidencian algunos resultados de la reforma económica, y de1993 a 1999, en que se pueden abordar las consecuencias de la crisis y la recuperacióneconómica en los nuevos perfiles geográficos y en la redistribucióndel crecimiento económico de los años recientes.

A continuación se describen los rasgos quedistinguen del período 1980-1985. La tasa promedio nacional de crecimientodel PIB per cápita es positiva, pero menor a 1% en promedio anual; destacala excepcional tasa de Campeche, 37.5%, pero que no se corresponde con el bienestarde la población local. En otras entidades pobres, como Oaxaca, Guerrero, Hidalgoo Veracruz, no se mantuvieron las tasas positivas en los años siguientes,por lo que en el balance final esas entidades presentaron tasas negativas o, a pesarde ser positivas, fueron menores a las de este período. Por el lado de lasentidades con tasas negativas, destacan Tabasco y Chiapas, que además se distinguenporque en todos los períodos registraron el mismo comportamiento descendente,tendencia que se debe a los efectos de las crisis petroleras de 1981 y 1986, queafectaron los precios de exportación, en las economías locales. Además,es posible verificar que en estos cinco años las entidades del centro-nortecon tasas de crecimiento por encima del promedio nacional del PIB per cápitafueron Zacatecas, Durango, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Aguascalientes,Coahuila y Nuevo León.

Sin embargo, a partir del período 1985-1999la evolución del PIB per cápita se modificó considerablementey registró los siguientes perfiles: la tasa promedio fue de apenas 0.2%, locual explica en parte las dificultades para que el crecimiento económico serefleje en un incremento de los niveles de bienestar de la población, especialmenteen aquellas entidades federativas que registran tasas negativas en el PIB per cápita.Es claro que las entidades del norte y centro del país continuaron con latendencia de tasas positivas(con excepción de Sinaloa, que permanecióen 1999 con el mismo nivel de PIB per cápita de 1985); se añaden aeste grupo las entidades con fuerte actividad turística (Quintana Roo y BajaCalifornia Sur). Es notable que el Distrito Federal, a pesar de su caída enla participación porcentual en el PIB nacional, haya registrado una tasa porencima de su crecimiento demográfico. Por el lado de las entidades con tasasnegativas, es notorio que en su mayoría pertenezcan al sureste del país;aunque con menos intensidad en su descenso, destacan las de Jalisco y el Estado deMéxico, como consecuencia de su menor dinamismo en las actividades productivasen el período 1985-1999.

El cuadro 8 contiene cálculos de los añosindispensables para que las entidades federativas alcancen PIB per cápitaque registró el Distrito Federal en 1999. Dado su nivel alcanzado en ese añoy creciendo a una tasa promedio anual de 2.5% se encuentran situaciones como lassiguientes: entidades pobres (Oaxaca o Chiapas, por ejemplo) requieren una plazoaproximado de 70 años. En cambio, economías como la de Nuevo Leónprecisarán sólo de 15 años (su PIB per cápita fue equivalentea 70% del correspondiente al Distrito Federal en 1999). En general, las entidadesdel norte del país disponen de los menores plazos para reducir las distanciasde su PIB per cápita respecto al del Distrito Federal, en virtud del ritmode crecimiento que han registrado en los últimos años. Los estadosmejor situados como Guanajuato, Puebla o Hidalgo precisarían de un plazo aproximadode 50 años.

La enseñanza del ejercicio es contundente:la estabilidad del crecimiento es una condición indispensable para reducirlas distancias regionales en el país; la medición del tiempo necesariopara que los estados pobres alcancen los niveles promedio, aun cuando sea a tasasmoderadas, refuerza la importancia de asegurar la estabilidad en el crecimiento delPIB para generar las condiciones de un mejor reparto de los beneficios del desarrollo.Es evidente que las economías regionales en realidad crecerán a tasasdiferenciadas, pero lo que debe ser materia de la planeación y las políticasregionales es definir como metas mínimas que las economías rezagadasmantengan una tasa superior al promedio nacional y estabilidad en dicho crecimiento.Ello, sin duda, constituye un considerable desafío en la formulaciónde las políticas y los programas pertinentes para abatir las disparidadesregionales del país.

 

 C U A D R O 8

 

México: plazos para alcanzar el PIB per cápita del Distrito Federal en 1999 (con la hipótesis de crecimiento de 2.5% anual)

Estados por encima del PIB per cápita promedio de 1999

Años necesarios

Estados por debajo del PIB per cápita promedio de 1999

Años necesarios

Nuevo León

15

Morelos

43

Quintana Roo

17

Durango

44

Campeche

21

Estado de México

46

Chihuahua

23

Sinaloa

46

Baja California

26

Yucatán

47

Coahuila

26

San Luis Potosí

52

Baja California Sur

26

Guanajuato

53

Sonora

28

Puebla

54

Querétaro

30

Hidalgo

56

Aguascalientes

33

Tabasco

58

Tamaulipas

33

Nayarit

58

Colima

35

Veracruz

58

Jalisco

38

Michoacán

59

    Tlaxcala

62

    Zacatecas

62

    Guerrero

63

    Chiapas

72

    Oaxaca

72

Fuente: INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales, Producto interno bruto por entidad federativa 1993 y 1993-1999, México, 2000.

¿Convergencia o divergenciaen el crecimiento económico de 1980-1999?

Hasta aquí el análisis ha puesto derelieve los efectos de la nueva dinámica productiva de México en lospatrones regionales y la distribución de los beneficios del crecimiento económico,así como en la estructura productiva de las entidades federativas. Ahora,con el tercer criterio propuesto, en esta sección se apuntan algunos elementosde juicio para evaluar la eficiencia de la economía mexicana para propiciarque disminuyan los desequilibrios entre los estados ricos y los estados pobres duranteel período de referencia. El examen de la convergencia, como síntesisde los análisis precedentes, parece apropiado para conocer dicha eficiencia.15

Las cuestiones cruciales por contestar son, porun lado, si parte de los costos del cambio de modelo de desarrollo es una ampliaciónde las disparidades regionales en el país, en tanto las entidades federativasrezagadas poseen los atributos indispensables para insertarse virtuosamente en ladinámica nacional; por el otro, cuánta intervención gubernamentalserá necesaria para hacer que esas disparidades no sean un lastre en el desempeñoglobal del país para competir exitosamente en los intercambios mundiales.

La manera de resolverlas guarda relacióndirecta con el tipo de políticas públicas que se precisan en adelante,al tiempo que se emprendan los esfuerzos indispensables para consolidar las reformasestructurales. Dos características parecen necesarias para la vigencia delas políticas públicas: que sean descentralizadas y permanentes enla agenda pública.


Divergencia del PIB de 1980-1999

La gráfica 1 muestra la relación entreel PIB per cápita por entidad federativa y su tasa de crecimiento en términosreales y en promedio anualizada para el período 1980-1999.16Varios rasgos de trascendencia para la evolución de las disparidades regionalesde México se observan en ella. En primer término, que exista correlaciónpositiva entre ambas variables resulta preocupante desde la perspectiva de la convergencia,dado que ello implica que los estados ricos, ubicados a la derecha de la gráfica,crecen a un ritmo superior al que lo hacen los estados pobres, situados a la izquierdade la línea de tendencia. De acuerdo con este comportamiento, la conclusiónsería contundente: las disparidades regionales en México se ampliaronde 1980 a 1999.

Sin embargo, como se muestra con claridad en lagráfica, el ajuste de la relación entre las variables no es satisfactoriodebido a la dispersión de las posiciones de los estados. Pero ya que se comparael desempeño de la economía mexicana en dos períodos, ese resultadoinicial exigió separar el lapso 1980-1999 en dos partes: de 1980 a 1985 yde 1985 a 1999 para comparar el comportamiento de la convergencia en ambas etapas.Las implicaciones que se perfilan en las gráficas resultantes son muy sugerentes.

 

 G R A F I C A 1

 

México: divergencia del PIB, 1980-1999

Excluye Tabasco y Chiapas.

Fuente: elaborada con informaciónde los cuadros 4 y 6.

Convergencia de 1980-1985

En primer lugar, el patrón de comportamientode la relación de las variables en la gráfica 2 sugiere la convergenciade 1980 a 1985: existe una correlación negativa entre el PIB per cápitay su tasa de crecimiento, aunque el valor del coeficiente no es muy alto (� 0.4628);es decir, los estados pobres crecieron a una velocidad más rápida quelos estados ricos. Pero también debe destacarse que este proceso de convergenciano fue sostenido al cambiar el modelo de desarrollo después de 1985.17

En segundo lugar, existen algunos casos que no formanparte de esa convergencia: Chiapas claramente y en menor medida Baja California Sury Quintana Roo. Para la primera situación ello explicaría que ese estadopermanezca a la zaga de la dinámica principal del país con repercusionesen el bienestar de la población, lo cual puede corroborarse con la ubicaciónde ese estado en el extremo más desfavorecido de cualquier índice quese construya, como los de desarrollo humano, de bienestar, pobreza o marginalidad.

 

 G R A F I C A 2

 

México: convergencia del PIB, 1980-1985

Excluye Campeche y Tabasco.

Fuente: elaborada con informaciónde los cuadros 4 y 6.


Divergencia de 1985-1999

En el período 1985-1999 el signo de la correlacióncambia a positivo, el coeficiente mantiene un valor semejante, 0.4427. Ahora, losestados desarrollados presentan tasas de crecimiento más altas y las entidadesfederativas pobres crecen a un menor ritmo. Este resultado indica la divergenciaentre las entidades federativas a partir del cambio de modelo de desarrollo en 1985.

En segundo término, también llamala atención que varias entidades federativas registren tasas negativas enel crecimiento del PIB per cápita, cuya característica comúnsea tener un PIB per cápita por debajo o muy cercano al promedio nacional;en su mayoría son entidades que pierden posición relativa en su participaciónen el PIB nacional y algunas de ellas están clasificadas como pobres o debajo desarrollo, según el índice que se utilice, en tanto que otrastienden a perder ubicación en la escala ordinal de los índices.

De acuerdo con ello es posible destacar la existenciade varios grupos de entidades: Chiapas, Tlaxcala, Nayarit, Veracruz y el Estado deMéxico con altas tasas negativas de crecimiento del PIB y bajo nivel de PIBper cápita; Zacatecas, Puebla, Hidalgo y Oaxaca, con tasas negativa cercanasa cero y por debajo del PIB promedio nacional, y Durango y Jalisco con tasas negativasy PIB per cápita semejante al promedio nacional. El caso de Jalisco seríala excepción de la caracterización del párrafo precedente, puesde acuerdo con su grado de desarrollo o bienestar se clasifica en el grupo de losestados desarrollados o ricos, pero su situación se entendería en tantoque en el período 1980-1999 pierde posiciones relativas en el PIB nacional.

En ambas distribuciones se encuentran algunos perfilescomunes, como la existencia de una estratificación de entidades, una polarizaciónque ubica persistentemente a las mismas entidades federativas en los extremos a lolargo del tiempo y la presencia de diversas líneas de convergencia que sugierenla conformación de grupos de convergencia a distintas velocidades que interactúanentre sí.18 De verificarse empíricamenteeste conjunto de proposiciones, se podría comprender mejor cómo elproceso de crecimiento y las políticas públicas que derivan del modelode desarrollo prevaleciente en México inciden en las posibilidades de reduciro ampliar las disparidades regionales, dependiendo de la inserción de laseconomías estatales en la corriente principal del crecimiento, asícomo de sus posibilidades para transformar el crecimiento económico en mejoresniveles de bienestar.

En síntesis, lo que muestra la dinámicade la convergencia o de la divergencia es una diferenciación de capacidadesde las regiones para beneficiarse de las etapas expansivas del ciclo económicoo para defenderse de los efectos de las crisis ocurridas en el período deanálisis (por ejemplo las de 1986-1987 y 1994-1995), que finalmente se hareflejado en el aprovechamiento de las oportunidades para mantener o incrementarel nivel de desarrollo por parte de ciertas entidades federativas o permanecer odescender hacia el extremo pobre de la escala del índice de desarrollo o bienestar.


Conclusiones

La conclusión general que se deriva del análisisprecedente evidencia los rasgos más sobresalientes de la descentralizaciónde las actividades productivas del país como parte de un proceso en que elDistrito Federal pierde presencia en la distribución nacional, en tanto quelas entidades favorecidas por ese desplazamiento productivo son sobre todo las delnorte, tanto por su contribución al PIB nacional como en el reparto de losbeneficios de dicha descentralización. La evolución de indicadorescomo el PIB per cápita y de su tasa de crecimiento a partir de 1985 parecenconfirmar esas tendencias que, sin embargo, estarían apuntando a un incrementode las distancias entre las regiones desarrolladas (también las dinámicasen los años recientes) y las menos desarrolladas (que pierden presencia enla distribución nacional del PIB total).

Otro indicador que refleja esa tendencia es el gradode concentración territorial, el cual muestra una disminución en elperíodo de análisis, excepto en agricultura y servicios financieros.La redistribución porcentual del PIB es de magnitud considerable, lo que podríaconstituir un proceso de mayor permanencia en el panorama regional de Méxicodebido a las transformaciones de la estructura productiva del país que generala nueva inserción de México en las corrientes económicas ytecnológicas mundiales y de las políticas públicas que favorecendicha inserción.

En términos geográficos, hay evidenciasdel desplazamiento del núcleo dinámico de la economía mexicana:del centro (Distrito Federal, el Estado de México y Puebla) hacia el nortey centro-norte. También se perfila una disminución en el occidentey el sur del Pacífico. Los estados fronterizos del norte son los favorecidosjunto con Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro. Esto indica que las entidadesganadoras poseen atributos y capacidades suficientes para aprovechar los beneficiosde las transformaciones estructurales de la economía nacional y de los adelantostecnológicos recientes.

En relación con las grandes divisiones delPIB, la actividad industrial es la que encabeza el proceso de descentralización.La caída de la participación relativa del Distrito Federal parece serlo más trascendente del panorama regional de México durante el período1980-1999; la pérdida también comprende a regiones en que se sustentóla industrialización del país (México y Jalisco) de mediadosdel siglo XX. Pero también son notables los cambios en los rubros de servicios,beneficiarios de las transformaciones estructurales al incrementar de manera significativasu participación en el PIB total. La implicación inmediata de estadinámica radica en que las empresas, modernas y dinámicas, de estasactividades demandan empleos con altos requerimientos de capital humano, por lo queel factor educación será crucial para evitar que las diferencias enéste continúen reforzando las tendencias de los desequilibrios regionalesy en la distribución del PIB per cápita.19

Respecto a la equidad, el esfuerzo productivo delpaís muestra un aprovechamiento diferenciado de las oportunidades de la aperturacomercial y de los cambios estructurales que se expresa por medio de varios indicadoresclave. Por ejemplo, las diferencias entre el PIB máximo y el mínimotienden a mostrar que las disparidades de la distribución per cápitase están ampliando, en particular de 1993 a 1999, lo cual implicaríaque la polarización de las regiones ricas y las pobres se incrementaráen tanto no se fortalezcan políticas de compensación para éstasúltimas, dado que su dinámica económica no es suficiente paratransformar ese esfuerzo productivo en bienestar social y en oportunidades para undesarrollo sostenido.

Otra conclusión notable se relaciona conla persistencia de las mismas entidades federativas que tienen los valores másbajos y más altos (excluidos los casos atípicos de Campeche y Tabasco)en la distribución del PIB per cápita en el período de análisis.Esa característica constituye, a su vez, una restricción para un adecuadodesempeño institucional de las regiones pobres para competir por recursosque financien su desarrollo, por lo que se refuerza el círculo vicioso demenor desarrollo por escasas oportunidades y baja capacidad adquisitiva que no permiteaprovechar las ventajas y beneficios de los recursos disponibles o de la dinámicanacional.

El análisis pone de relieve que hay cambiosrelevantes en un conjunto de entidades federativas que se clasifican en la categoríade desarrollo intermedio. En la evaluación de las distancias respecto delPIB promedio nacional, hay entidades que registran un proceso virtuoso de crecimientoque propicia cambios notables en su PIB per cápita, pero también hayentidades que paulatinamente aumentan su distancia respecto del promedio nacional.El análisis del grado de concentración territorial del PIB muestra,en la perspectiva de largo plazo, una tendencia descendente que se complementa conla evidencia de que en la ganancia de la redistribución porcentual participenmás entidades federativas, pues ello contribuiría a la disminuciónde las desigualdades regionales.

Lo que se precisa en adelante es consolidar esatendencia de modo que se incrementen las oportunidades de las regiones pobres parainsertarse virtuosamente en la corriente principal de la dinámica productivanacional. Pero sin duda, un tema que deberá estar presente en las discusionesy decisiones de política, es la situación que se vislumbra para elDistrito Federal por su condición de región perdedora de las transformacionesestructurales de la economía mexicana. Sin embargo, debido al gran peso relativoque acumuló, seguirá siendo una referencia importante y deberánencararse problemas de gran magnitud y complejidad, como el financiamiento de sudesarrollo futuro asociado con las cuestiones fiscales.

En suma, los resultados de la dinámica económicarevelan que los esfuerzos productivos de las regiones del país no son suficientespara disminuir las disparidades del desarrollo y, por tanto, se precisa de la intervencióngubernamental para evitar su ensanchamiento mediante mecanismos de compensacióndirigidos a crear o fortalecer, según sea la entidad federativa, las condicionesindispensables para impulsar procesos virtuosos de crecimiento y equidad. En la medidaen que las entidades federativas menos desarrolladas se beneficien de la dinámicanacional, el país consolidará su desempeño económicoy podrá aprovechar con mayor eficacia su inserción en los mercadosinternacionales y las oportunidades para atraer recursos de inversión y mejorestecnologías.

De acuerdo con esas tendencias en la estructuraproductiva del país, en la competencia de sus regiones por recursos para insertarseen la dinámica nacional y por la intensificación de las relacioneseconómicas en los mercados internacionales, la agenda de gobierno tiene queconstruirse con una perspectiva de largo plazo que concilie las necesidades actualesy futuras del proceso de desarrollo económico en relación con la competitividadde la economía nacional y con las necesidades de un rezago históricoen términos de la infraestructura para la producción y la productividad.

La creación del marco institucional compatiblecon los propósitos de las reformas estructurales y de las políticaspúblicas de años recientes es un factor clave para el desempeñoexitoso de la economía. Las modificaciones al marco regulador de las actividadesproductivas en México emprendidas en los últimos 15 años sehan dirigido fundamentalmente a garantizar un marco de estabilidad para las inversionesy preparar a México en la competencia internacional por los nuevos mercadosy oportunidades. En términos de las reformas vinculadas con el desempeñoinstitucional de las regiones del país, las decisiones de políticapública (nuevo federalismo y descentralización del gasto federal) estánfortaleciendo la descentralización económica al involucrar a másactores institucionales en la toma de decisiones. Se espera una mayor competenciade las regiones por los recursos de financiamiento del desarrollo, a partir de esedesempeño institucional de las entidades federativas. Es una tendencia quesurge en la agenda pública de las relaciones intergubernamentales simultáneamenteligada a la presencia de estados con gobiernos de oposición, en la que lamera canalización de recursos para disminuir las disparidades no serácondición suficiente para lograrlo.

Pero esa intervención tiene que ser repensadasobre la base de un nuevo paradigma de la función pública, para queésta sea verdaderamente un incentivo al desarrollo. No será posibleconsiderar que con más gasto público se resolverán cuestionescomo la educación o la salud, para estar en condiciones de detonar el desarrollo;en especial, en el caso de las regiones menos favorecidas, se ha visto a lo largode la historia reciente que no es suficiente destinar más recursos públicos,sino que la recreación de las condiciones institucionales aparece cada vezcon más fuerza como uno de los requisitos adicionales para favorecer el desarrollode las capacidades de esas regiones.

Por otro lado, con independencia de la filiaciónpolítica de los gobiernos, es indispensable avanzar en la convergencia delas decisiones federales y estatales que contribuyan a consolidar la descentralización,disminuir las disparidades y fomentar procesos virtuosos de crecimiento y equidad.En la medida en que las políticas y los programas gubernamentales, de cualquierorden de gobierno, sean congruentes con los objetivos del desarrollo nacional y permanentesen el tiempo, entonces habrá certidumbre y garantía de que la intervencióngubernamental contribuirá a impulsar el crecimiento económico. Ellose reflejará en mayores oportunidades de mejoramiento del entorno productivoy del bienestar social y, en consecuencia, tenderá a evitar que los desequilibriosregionales se sigan incrementando.



Notas al pie de página


1. Las estadísticas del PIB de las entidades federativas utilizadasen este trabajo provienen de las publicaciones recientes del INEGI, que permitendisponer de series anuales, al tiempo que pueden compararse los efectos del cicloeconómico en la evolución de las entidades federativas, segúnsu inserción en la dinámica nacional. En este trabajo se ilustra lamanera en que las economías estatales reaccionaron al fenómeno económiconacional.
Regresara nota 1

2. Poder Ejecutivo Federal, PlanGlobal de Desarrollo, 1980-1982, SPP, México, 1980. Ahí se formulóla política económica cuyo eje articulador era la disponibilidad derecursos provenientes del petróleo que serían utilizados como "palancadel desarrollo" (pp. 77-82). Regresar a nota 2

3. Poder Ejecutivo Federal, PlanNacional de Desarrollo 1983-1988, SPP, México, 1983; Plan Nacionalde Desarrollo 1989-1994, SPP, México, 1989; Plan Nacional de Desarrollo1995-2000, SHCP, México, 1995, y Pedro Aspe Armella, El camino mexicanode la transformación económica, Fondo de Cultura Económica,México, 1993. Regresara nota 3

4. Banco de México, InformeAnual 1997, México, 1999. Regresar a nota 4

5. Las cifras que se utilizan enesta sección provienen de Banco de México, Informe Anual 1996.Regresar a nota5

6. Al examinar más de cercaestos dos casos se observa lo siguiente. En Chiapas, la construcción registróun fuerte dinamismo antes del año de la crisis y permaneció en lossiguientes tres años. De hecho, la crisis propició una desaceleraciónen la tasa de crecimiento de la actividad, pero una vez superada, recuperósu extraordinaria dinámica. En términos de cifras (todas ellas sonvariaciones reales), de 1993 a 1994 se registró una tasa de 22.04% mientrasen 1997 y 1999 ascendió a poco más de 30%. En Tabasco tambiénse observó una tendencia similar de 1993 a 1995, aunque no con la misma intensidad.Así, en 1994 el crecimiento fue de 7.9% y el ya mencionado 37.2% en 1995.Pero en 1996 y 1997 se registraron tasas negativas (�3.7 y �1.9), probablemente comoun efecto rezagado del cambio de expectativas sobre el futuro de la economíanacional. Regresara nota 6

7. Para construir el cuadro se sumarontodos los puntos perdidos por las entidades que registraron tasas negativas, lo queprodujo un total de 155 puntos. Enseguida se clasificaron a las entidades segúnel rango de la pérdida y se estimaron las proporciones de cada celda respectoal total de los puntos perdidos. Para el balance del PIB industrial y del de serviciosfinancieros (por simplificar la redacción, se utiliza esta última denominación,pero hay que considerar que están comprendidas las actividades inmobiliariasy de alquiler) se sumaron los puntos de ganancia y de pérdida, respectivamente.Con dichas sumas se calcularon los porcentajes que aparecen en todas las celdas delos cuadros respectivos. Regresara nota 7

8. La clasificación de lasentidades federativas se realizó con base en el índice de desarrollode 1990 estimado en Francisco Arroyo García (Federalismo mexicano: estudiosobre los impactos regionales de la inversión pública federal,tesis de Maestría en Políticas Públicas, ITAM, México,1999), en virtud de que los efectos de la crisis de 1995 incidieron en el ordenamientode las entidades federativas, dado que una de las variables del índice esel PIB per cápita. Por tanto, no es pertinente emplear el índice dedesarrollo correspondiente a ese año. Regresar a nota 8

9. Consúltese Poder EjecutivoFederal, Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000, op. cit., para examinarel enfoque y las propuestas de política que en esta dirección se ejecutaronde 1995 a 2000. Para el análisis de las acciones y sus resultados véanselos informes de gobierno de esta administración federal. Regresar a nota 9

10. El índice de Theil permitemedir la concentración en un conjunto de observaciones, definido como

Dado el conjunto de las entidades federativas, elíndice H' tenderá a asumir el valor 0 cuando no exista concentraciónen algunas de ellas; por el contrario, cuando el PIB se concentre en alguna o algunasentidades federativas, entonces el índice tenderá al logaritmo delnúmero de observaciones existente (en este caso será el logaritmo de32). Fernando Cortés y Rosa María Rubalcava, Técnicas estadísticaspara el estudio de la desigualdad social, El Colegio de México, México,1982. Regresara nota 10

11. Cabe señalar que porla localización de los yacimientos petroleros, la estimación podríaencontrarse distorsionada. No obstante, el resto de las actividades de extracciónsi están mostrando un reparto entre todas las entidades federativas, comomuestra del dinamismo de otras actividades productivas, por ejemplo la construcción,que tienen importantes encadenamientos con las de extracción de mineralesno metálicos. Regresara nota 11

12. Cálculos realizadoscon información del INEGI, Censos Industriales 1980 y 1990, en Francisco ArroyoGarcía, op. cit. Regresar a nota 12

13. De acuerdo con índicesde desarrollo construidos en Francisco Arroyo García, capítulo 3, op.cit. Regresara nota 13

14. Se excluyen de estas experienciaslos casos de Campeche y Tabasco, que registran cambios en su PIB per cápitadistorsionados por la actividad petrolera, pero que finalmente no se tradujeron enmejores niveles de bienestar en el período de análisis. Regresar a nota 14

15. El concepto de convergenciaa que se hace referencia proviene de los trabajos de Barro y Sala-i-Martin, que ofrecenevidencia empírica de las experiencias de desarrollo regional de Estados Unidos;a partir de ellas se calcula que la tasa de convergencia es aproximadamente de 2%anual, dadas ciertas condiciones que deben cumplirse. Éstas se refieren acuestiones de escolaridad, estructura productiva prevaleciente en las regiones einfraestructura básica. Pero también hay que hacer notar que las estimacionesde Barro y Sala se efectúan a partir de la relación entre la tasa decrecimiento del ingreso personal disponible y el PIB per cápita, en la queencuentran una alta correlación negativa de ambas variables de � 0.94, perocuando la estimación de la convergencia es entre la tasa de crecimiento delPIB y el PIB per cápita entonces la asociación no es de la misma magnitud.Las diferencias parecen estar en el papel de la política fiscal para disminuirla tendencia a la divergencia que produce el crecimiento económico y efectuarcompensaciones por medio de los mecanismos de tributación y gasto públicoen el ingreso disponible, aunque cabe señalar que Barro y Sala establecenque esas diferencias pueden provenir del tamaño de la muestra y no de la distinciónentre ingreso personal y producto interno. Robert J. Barro y Xavier Sala-i-Martin,"Convergence across States and Regions", Brookings Paper on EconomicActivity, Brooking Institution, Washington, 1991, y Alberto Díaz Cayeros,Desarrollo económico e inequidad regional: hacia un nuevo pacto federalen México, M.A. Porrúa, México, 1995. Regresar a nota 15

16. Las gráficas no incluyenlas observaciones de algunos estados del sureste porque los PIB per cápitaestán distorsionados por la renta petrolera. Regresar a nota 16

17. En estudios sobre la convergenciaen México se calcula que de 1980 a 1990 no es posible hablar de convergenciadado que no se cumplen con algunos requisitos, como el factor educativo, que tienecomo rasgo característico en cualquiera de los indicadores que se utilicenpara su medición la fuerte disparidad regional (Marco Antonio Garza Campos,"Diferencias interestatales en niveles de vida: evolución 1970-1988",Entorno Económico, boletín trimestral del Centro de InvestigacionesEconómicas, UANL, vol. XXXII, núm. 1, Monterrey, 1994; Juan Navarrete,"Convergencia: un estudio para los estados de la República Mexicana",CIDE-División de Economía, Documentos de Trabajo, núm. 42, 1995,y Alberto Díaz Cayeros, op. cit.). El resultado que se obtiene aquíde posible convergencia para el quinquenio 1980-1985 parece provenir de la inerciade la década 1970-1980, que en los trabajos de Díaz Cayeros y Osunase advertía como una posible tendencia por verificarse en los añossiguientes (Germán Osuna Castelán, "Dinámica de la desigualdadregional en México, 1970-1980", Estudios Demográficos y Urbanos,vol. 5, núm. 1, El Colegio de México, México, 1990). El trabajomás reciente sobre la convergencia en México confirma tal tendencia(Gerardo Esquivel, "Convergencia regional en México, 1940-1995",El Trimestre Económico, Fondo de Cultura Económica, vol. LXVI(4), núm. 264, septiembre-diciembre de 1999.). Regresar a nota 17

18. En contraposición delas evidencias de convergencia, los recientes debates de Quah ofrecen algunos resultadosde investigaciones teóricas y empíricas provenientes de la experienciade integración europea. Ahí se constata la evidencia de paísesque tienden a formar grupos con características homogéneas y la diferentevelocidad a la que crecen las regiones ricas y las regiones pobres. A partir de estasevidencias propone su interesante formulación de dos distribuciones teóricas(twin peaks) que coexisten simultáneamente y mantienen intercambios;a su juicio el reconocimiento de estos perfiles será importante para los tomadoresde decisiones que discuten en Europa los mecanismos de compensación pertinentespara evitar que los países rezagados se conviertan en un obstáculoa una plena integración de los mercados. Estas proposiciones teóricasparecen ser apropiadas para verificarse en la experiencia del desarrollo regionalde México durante el siglo XX. Danny T. Quah, Twin Peaks: Growth and Convergencein Models of Distribution Dinamycs, Discussion Paper Series, núm. 1355,Center Economic Policy Research, London School of Economics, Londres, 1999. Regresar a nota 18

19. Las perspectivas al respectono parecen halagüeñas. Tómese en consideración el panoramaprevaleciente en la situación del empleo y la educación del grupo depoblación de 15 a 24 años de edad que representa aproximadamente 20%de la población del país. De acuerdo con la información delConteo de Población de 1995 25% de la población de ese grupo no estudiabani trabajaba, en tanto que por su nivel de instrucción 24% del grupo teníaprimaria (17.2%) o secundaria (6.9%) incompletas (Consejo Nacional de Población,La situación demográfica de México 1999, Conapo, México,1999). Por el contrario, la disponibilidad de computadoras en México ascendióen 1994 a 2.2 por 100 habitantes, muy inferior a la cifra de países como Alemania(14.4), Singapur (15.3) , Canadá (17.5), Australia (21.7) o Estados Unidos(29.7) y uno de los más bajos del mundo. Es muy posible que esa disponibilidadse concentre en los hogares de mayores ingresos de las zonas urbanas. Ambas situacionesilustran las potenciales consecuencias sobre la productividad promedio del paísy en la distribución del ingreso en los próximos años. Con lapublicación de las cifras definitivas del XII Censo de Población 2000,es posible comparar las cifras de la situación prevaleciente por entidadesfederativas y así conocer las potencialidades de las regiones del paíspara insertarse en las nuevas corrientes económicas que sustentan esa tecnología.Así, mientras que el promedio nacional indica que sólo 9.3% de loshogares dispone de al menos una computadora, en el Distrito Federal la relaciónes de 22.4%, y en Guerrero y Chiapas son de 2.2 y 2.8 por ciento, respectivamente.Y precisamente esas entidades federativas son paradigmáticas de los desequilibriosregionales de México en cualquier índice que se decida utilizar. Esun tema que las políticas públicas no deben dejar de lado si se quiereque la educación cumpla con su función de detonar las potencialidadesde las personas, en lo individual, y de la sociedad, en su conjunto. Regresar a nota 19



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